
El cine español anda últimamente algo desorientado, e incluso cuando se pretenden hacer experiencias cinematográficas a priori estimulantes y atractivas, como es el caso de Gordos al final todo se queda en agua de borrajas. La nueva película de Daniel Sánchez Arévalo, el que fue brillante y prometedor director de Azuloscurocasinegro, es una película poco usual, que mezclando comedia de personajes, comedia romántica, melodrama, drama y bastante erotismo (o mejor dicho, presencia del sexo), intenta fallidamente hacer una visión crítica de ciertos aspectos de la sociedad actual que peca de demasiado ambiciosa y poco clara: aquí se trata de tocar tanto la inconsistencia de las ayudas al prójimo “mal hechas”, las consecuencias del egoísmo y la egolatría con los más cercanos, la obsesión hipócrita por agradar, y el culto a los cánones calificados de “correctos”, tanto físicos como morales. Un lio de temática, ciertamente, además de pretenciosa, a la que además se suman otros temas menores que terminan por llevar a la nada una premisa que un principio se planteaba sólida. Una serie de personajes con problemas de sobrepeso que se someten a una terapia con un psicólogo, con consecuencias diversas en cada uno de ellos en función de su propia situación de partida, su propia problemática y su personalidad, configuran un divertido pero poco consistente fresco de diversas historias cotidianas, tan entrañables y divertidas como artificialmente forzadas.
Muchos de los actores adelgazaron o engordaron para esta película, antes o durante el rodaje, durante espacio de una año y para adecuar su aspecto al transcurso de la historia. También son bastante llamativas las explícitas escenas de sexo, el cual cumple un papel fundamental en la peli, realizadas con buen hacer y con sentido del humor. Una película para divertirse, reírse, pensar a veces, pero que, nada, no consigue llenar. El tonto final y lo absurdo de algunas situaciones tampoco ayudan mucho, a decir verdad. En fin, que se ha perdido la oportunidad de hacer una muy buena película.

La acción de [REC]2 comienza pocos minutos después del final de la primea parte, y a falta de la cámara de los periodistas de aquella primera entrega, aquí los “ojos” de la película son los de una cámara de los GEO, los primeros nuevos visitantes del inquietante edificio barcelonés en donde ocurren espeluznantes acontecimientos, el aparato de video de unos quinceañeros que se cuelan casi por casualidad en el edificio, y por último … Es destacable que con respecto al primer filme, la premisa argumental sufre un significativo giro, y lo que antes era un planteamiento de cine de zombies (aunque “vivos”, de condición adquirida víricamente ) se convierte ahora en un filme de posesiones satánicas. ¿Inseguridad?, ¿excusa para superar un planteamiento ya explotado de sobra?; pero una cosa es cierta: no hay nada cantoso ni incoherente en el devenir de esta historia ni tampoco con relación a la anterior entrega, todo está muy bien engarzado y en ese sentido, los fans de el primer [REC] disfrutarán también de esta secuela de la misma manera que gozaron con la primera película. No hay nada que se deje en el tintero en relación al espíritu de [REC], incluída la presencia de la monstruosa Niña Medeiros, el personaje que desata toda la trama.
Con un terror más psicológico que físico, Balagueró y Plaza amplían el universo referencial de [REC], que en un principio bebía de George A. Romero o Lovecraft, y añaden a El Exorcista, Alien, o Poltergreist . Hay más sangre, más Gore, mas religión, más terror sobrenatural y menos ciencia. Los geniales giros de argumento dan empaque a una historia muy bien construida donde las sorpresas son continuas y más impactantes que en la primera entrega. Siguen sin explicarse muchos aspectos clave (intencionadamente), aunque algún cambio fruto del replanteamiento de la premisa suene a malamente forzado, así como muchos momentos son claramente prescindibles. En definitiva, [REC]2 no logra ser tan brillante como [REC]2 (aunque poco le falta) pero es una genial película de terror de visión obligada a quienes hayan visto y disfrutado la primera parte y recomendable también a quienes no la hayan visto, aunque tal y como está planteada sea preferible el haberlo hecho.