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Exitosa aproximación de los hermanos Coen al western, que aunque sea no tomando como punto de partida una historia original, es notable la impronta de los dos hermanos cineastas en esta más que interesante mixtura del género cinematográfico por excelencia con el drama y algún elemento de comedia, todo con el inteligente sello personal de los hermanos de Minnesota. Efectivamente, True Gift, se basa en una novela de Charles Portis que ya fue llevada previamente a la pantalla por el gran maestro Henry Hathaway en 1969 con John Wayne de protagonista. Sin querer tomar como referencia inmediata a aquella excelente muestra del western tardío, Joel y Ethan Coen se marcan más un drama de aventuras-road movie más que una peli del Oeste, muy bien realizado y excelentemente planteado. Jeff Bridges, que vuelve a trabajar con los Coen tras El Gran Lewobsky (1998) hereda el papel del John Wayne en al primera versión cinematográfica, el del alguacil tuerto, déspota, cínico y alcohólico Rooster Cogbrum, al que una decidida y madura adolescente de 14 años, Mattie (Hailee Ross) encarga buscar al asesino su padre, un forajido jugador y pendenciero interpretado por Josh Brolin. Mattie acompañará a Cogbrum en su búsqueda por las praderas de Texas con al intención de amtar ella misma al asesino, búsqueda a la que se une el arrogante ranger tejano LaBoeuf (Matt Damon). A partir de ese momento, toda una serie de acontecimientos violentos, discusiones entre los tres expedicionarios, tiroteos varios, tensiones dramáticas y situaciones más o menos pintorescas se sucederán en un guión inteligente e impredecible en donde no hace falta ser en absoluto un fan del western para degustar la inteligencia del planteamiento del filme, en donde se apuesta por al ironía y la anécdota bien insertada, en lugar de la pomposidad épica tradicional del género
Los Coen vielven a rodearse de sus colaboradores habituales como el director de fotografía Roger Deakins y el compositor Carter Burwell, quines hacen un excelnte trabajo. La ambientación esta muy bien conseguida y el reparto cumple con creces, con un Bridges que se sale y una Hailee Ross que es todo un descubrimiento. Con más de 25 años de carrera, los Coen aún no han hecho una película mala: toda una garantía de genialidad y profesionalidad.