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Da
la impresión de que cada vez resulta menos productivo mezclar la comedia con el
melodrama, ni tan siquiera bajo premisas que a priori suenan originales: esto
es lo que le pasa al nuevo filme del sueco Lasse Halstöm (¿A quien ama Gilbert Grape?, Las
normas de la casa de la sidra), una producción británica basada en una
novela de Paul Torday que pese a su elegante puesta escena y algún momento
melodramático más que interesante finalmente se convierte en un filme romántico
del montón. Y es una pena porque pese a la adecuada dirección de Halstöm, la
buena interpretación de Ewan McGregor como protagonista y una exótica y
divertida premisa (un científico del gobierno británico especializado en la cría
de salmón que intenta llevar a cargo por encargo de un jeque el proyecto de
poblar ríos de Yemen con salmón británico para que dicho jeque pueda pescar
allí), un guión débil, irregular y que va desinflándose por momentos lo manda todo
al garete.
La
película esta en realidad centrada en la relación del Dr. Jones (McGregor),
escéptico ante tal disparatado proyecto, con Harriet (Emily Blunt), la joven
ejecutiva de le empresa que intermedia entre el jeque Seikh Muhammed (Amr
Waked) y el Gobierno, relación que evoluciona desde lo tensamente profesional
hasta la atracción mutua. Y pivotando la película en torno a eso -a partir
sobre todo de la segunda mitad del metraje- es cuando la historia comienza a
hacer aguas, algo a lo que ayudan unos personajes muy poco trabajados y unas
situaciones escasamente creíbles. A veces divertida, otras interesante, pero en
su mayor parte tediosa y repetitiva Salmon
Fishing in Yemen no consigue salirse de las coordenadas del cine romántico
de siempre pese a su supuesta altura de midas y tan solo el primer cuarto de la
película y algunos apuntes irónicos y ácidos (y muy british) a lo largo de la
misma resultan salvables. Otra ocasión perdida para dignificar la comedia
melodramática.