***
y 1/2
Resulta
un poco extraño todo el periplo de esta excelente película desde su
finalización hasta su relativamente
reciente estreno con cuatro años de retraso- cinco en lo que respecta a su
estreno en Europa y con casi un año de diferencia en lo que respecta a su
estreno en EEUU - pero al fin se ha podido disfrutar de ella. Problemas en la
búsqueda del montaje satisfactorio, conflictos y demandas entre el director y
guionista Kenneth Lonergan y los productores y un sinfín de problemas y
desacuerdos parecían haber convertido al segundo filme de Lonergan en un
producto maldito y de hecho esta versión que se puede ver en las pantallas es
una edición “reducida” de 150 minutos del metraje total de la película de casi
3 horas que satisfizo al director pero no al productor. El resultado es un
interesante e intenso drama social trufado de realismo y de mensajes positivos
sobre la importancia de la perseverancia y sobre todo aquello que consigue
desarrollarnos como personas (sobre todo cuando se es una adolescente algo
desorientada ante un nuevo serio problema de conciencia, como es el caso de la
protagonista, Lisa, interpretada por Anna Paquin), pero se queda un tanto
desangelado y con bastantes agujeros en el guión, fruto sin duda de un severo
montaje que literalmente la ha machacado.
Pese
a todo, Margaret (el título aunque a
priori bastante enigmático parece ser que viene de un poema de Gerard Marley
Hopkins que se lee en una clase de literatura de la protagonista) funciona muy
bien de principio a fin aunque los altibajos en el desarrollo de la historia
son constantes. Lisa, una chica de 17 años inteligente, independiente y muy aficionada
a las clases de debate en el instituto donde muestra su locuacidad y su
claridad de ideas no parece sentirse a pesar de todo demasiado bien con su
existencia; hija de un matrimonio separado y con una complicada relación con su
madre Joan (J. Smith-Cameron), una actriz teatral neurótica e inmadura más
ocupada por su carrera que por sus hijos, ve como su vida da un importante
vuelco cuando una mujer es muerta al ser arrollada por un autobús urbano cuyo
conductor (Mark Ruffallo) sufrió una fatal distracción cuya causa fue la propia
Lisa. Con la conciencia y su propia percepción de la vida y de su situación
hecha añicos, Lisa decide tratar de mantener contacto con los allegados de la
mujer fallecida y denunciar al conductor del autobús por imprudencia temeraria
en una complicada batalla legal ayudada por Emily (Jeanne Berlin), la mejor
amiga de la fallecida : en dicho propósito Lisa gastará mucho tiempo y esfuerzo
al tiempo que de un modo u otro su red de relaciones, su propio proceso de
maduración personal y su perspectiva del mundo se verán decisivamente afectados.
Un buen propósito y unos resultados aceptables si tenemos en cuenta los
problemas en los que se ha encontrado envuelto el filme en un drama tal vez
demasiado realista y áspero cuya principal virtud es el más que fidedigno
retrato de la cotidianidad reflejado en la multitud de detalles nimios de todo
tipo que aparecen en el filme y que pese a resultar a priori irrelevantes
refuerzan esa sensación de que todo lo que aparece en una crónica
pretendidamente social y realista no tiene por que sobrar. Anna Paquin, que en
el momento del rodaje ya tenía 24 tacos pese a interpretar a una adolescente,
está francamente bien y se puede decir que la en su día fue una de las
intérpretes mas jóvenes en ganar un oscar (El Piano, 1993) ha hecho su mejor
interpretación hasta el momento. Resulta un poco desconcertante el escaso
protagonismo en cuanto a minutos de actores como Matt Damon o Mathew Broderick
(ambos interpretando a profesores de la protagonista) cuya intervención sin duda se ha visto
recortada por la severa reducción de minutos de la película, algo que desde
luego afecta al resultado final de un filme que podía haber sido mucho más
brillante. Puede que no aguante mucho más tiempo en cartelera, por lo que si se
tiene interés en verla es conveniente hacerlo cuanto antes.