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Muy
optimista había que ser para esperar que una nueva resurrección cinematográfica
del personaje de Tarzan resultase un filme con cierto relieve y en ese sentido
pocos se sentirán decepcionados con esta nueva revisión del mítico rey de los
monos creado como personaje literario por Edgar Rice Borroughs en 1912 y
llevado al cine infinidad de ocasiones, y es que no se podía esperar gran cosa
en un filme de verano por mucho intento de fidelidad a las esencias del
personaje. El británico David Yates (últimas entregas de la saga Harry Potter)
dirige de manera hábil pero rutinaria una superproducción excesivamente
supeditada a los efectos especiales (una fauna africana completa creada por
ordenador) y con una historia de lealtad, venganza y búsqueda personal poco
original. Aunque trata de ser entre otras cosas un homenaje a África con claro
mensaje anticolonial y un canto al entendimiento de los pueblos, The Legend of Tarzan no alcanza el nivel dramático exigible para ser más que un
mero filme de aventuras. Una segunda parte del filme embarullada y con un guión
con bastantes agujeros no ayudan a conceder credibilidad a una película que
pese a todo atesora buenos momentos y que cuenta con una interesante fotografía
obra de Henry Brahan con tendencia a mostrar cierto manierismo irreal en los
paisajes africanos recordándonos que las aventuras de Tarzan tienen más de una
África idealizada que de una real.
El
sueco Alexander Skarsgard (hijo de Stellan Skarsgard) interpreta a un Tarzan ya
asentado en la civilización y casado con Jane (Margot Robbie) que con su
verdadero nombre, John Clayton, ha recuperado su título de Conde de Greystoke
pero aún añora la selva. Una misión diplomática encargada por el gobierno
británico y en la que está involucrada un inquietante militar belga, Leon Rom
(Cristoph Waltz) -basado en un personaje real- le devolverá a la jungla del
Congo junto con Jane donde se reencontrará con su pasado y con una nueva
realidad que amenaza al futuro de los habitantes del Congo y de África en
general. Luchas contra animales, matanzas y combates entre humanos y algún
momento de thriller facilón desfilan a veces poca consistencia y eclipsando
algún elemento dramático que podía ser interesante pero que se encuentra muy
poco explotado. Evasión veraniega y poco más