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Al
fin el bombardeo de Gernika de 1937, uno de los episodios de la Guerra Civil española más
cinematográficos y también de mayor proyección internacional, se ha llevado al
cine tras años de falta de medios técnicos y artísticos para plasmar como dios
manda una historia de tales dimensiones por parte del cine español. Pero
lamentablemente, y aunque el resultado final no ha sido nada desdeñable, esta
cara coproducción entre España, Reino Unido y Estados Unidos (estos dos últimos
con participación económica testimonial) por sus demasiadas lagunas termina no
estando a la altura de las circunstancias. Aunque Koldo Serra (Bosque de Sombras), un director que a
trancas y barrancas después de diez años ha conseguido embarcarse en un nuevo
largometraje (el segundo) tras infinidad de encargos televisivos, le ha puesto
toda la carne en el asador y demuestra tener una enorme pericia técnica,
Gernika solo consigue ser una correcta e interesante película bélica que, eso
si, consigue avanzar muchos metros con respecto a los ya cansinos tópicos de
los filmes sobre la Guerra Civil
española, pero que no logra dar con el tono dramático requerido a causa de una
historia deficientemente llevada dentro de las coordenadas del melodrama. Es
notorio el afán de esta película por mostrarse como un producto exportable
internacionalmente y que no desentone en el cine sobre la
II Guerra Mundial (no olvidemos que aquí
hay alemanes e italianos probando armas para una futura guerra y rusos en plena
era estalinista) especialmente el hecho en los últimos años y mientras que lo
segundo lo consigue lo primero puede que no lo logre por sus comentadas deficiencias.
Con
un reparto de intérpretes españoles, norteamericanos, alemanes y británicos, y
rodada en su mayor parte en Bilbao, Gernika y otros escenarios de Bizkaia, el
filme apuesta por la -aparentemente efectiva en el mundo del cine- crónica de
tragedia real de proporciones épicas atravesada por el melodrama romántico de
rigor, en este caso todo con un más que correcto trasfondo de cine bélico y sin
desdeñar el rigor histórico aunque algunas licencias que se ha tomado la
película sobre la historia real del bombardeo y del contexto del Bilbao de 1937
y los avatares del bando republicano y sus apoyos extranjeros en plena
contienda bélica sea más que dudosas. Si bien por fortuna no se ha caído en la
ñoñería a la hora de ilustrar el romance entre el escéptico y desaliñado
reportero de guerra norteamericano Henry (James D´Arcy), inspirado en George
Steer, el primer periodista que cronificó el cruel bombardeo de Gernika, y la
censora republicana gernikarra Teresa (María Valverde), los vaivenes de dicha
sub-historia son planos y desdibujados a causa de un guión un tanto presuroso y
pese a que ambos intérpretes le ponen un más que correcto buen hacer. Y es que
en general, todos los personajes no llegan a un nivel dramático acorde con las
circunstancias y se antojan desdibujados: Jack Davenport, Alex García, Ingrid
García Jonson, Bárbara Goenaga o Joachim Paul Assböck consiguen buenas actuaciones que sin embargo
se pierden por las limitaciones de sus roles y además en un conjunto con
altibajos. No obstante, hay algunos buenos momentos: alguna intriga política
(aunque deficientemente resuelta), todo lo concerniente a la preparación del
ataque por parte de la Legión Condor
alemana (pero con un estilo demasiado facilón y comiquero), las tiranteces
político-profesionales-afectivas entre los periodistas de diferentes países y sobre todo las escenas del bombardeo,
veristas y espectaculares pero un tanto carentes del dramatismo requerido. La
ambientación y la fotografía también son de recibo aunque la plasmación del
elemento costumbrista no sea la adecuada. Una oportunidad perdida para hacer
una gran película