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Ha
sido una sorpresa en los festivales (el Zinemaldia, por ejemplo) y la crítica
está alabando en las últimas semanas esta magistral opera prima del británico
William Olroyd, un director al que habrá que seguir ya que en este filme demuestra
unas habilidades cinematográficas de veterano. Basada en la novela naturalista
del ruso Nikolai Leskov Lady Macbeth del
distrito Mtsenk (1865) que inspirándose en el mito de la sangrienta antiheroína
shakespeariana escribió la historia de una muchacha que ante la desastrosa
perspectiva de un matrimonio de conveniencia con un déspota terrateniente rural
decide transgredir cualquier norma moral entregándose además al crímen- y que
ya dio lugar a una adaptación de Andrej Wajda en 1962- , aunque en esta ocasión
la acción se traslada a la
Inglaterra victoriana en su entorno más campesino. Una
adaptación magistralmente narrada y con un poder visual entre hipnótico y
turbador y al fin al cabo altamente inquietante que para si quisieran muchas
películas actuales de terror. No deja indiferente al espectador su atmósfera
inquietante excepcionalmente lograda con una cuidada ambientación de época -
una Inglaterra rural salvaje y caciquil- que recuerda en su verismo al Barry
Lyndon de Kubrick y a no pocas representaciones pictóricas del realismo
decimonónico en su vertiente más miserabilista y un tono de pesadilla tomado
del David Lynch más perturbador. El resultado, una pequeña obra maestra que es
de lo mejor que podemos encontrarnos en la cartelera actualmente.
La jovencísima Florence Pugh literalmente se come
la película con su ambigua presencia interpretando a Katherine, una adolescente
que pronto es consciente del infierno que le espera con un marido
sexualmente impotente. cruel y con un
punto de sadismo (Paul Hilton), en un caserón opresivo en donde solo el
personal del servicio doméstico - encarnado por la doncella Anna (Naomi Ackie)-
parece tener algún poso de humanidad. Un embrutecido mozo de cuadra, Sebastián
(Cosmo Jarvis), será el consuelo sexual y amoroso de Catherine y pronto
cómplice de una pérfida venganza. La película se aprovecha de ciertas
convenciones del thriller contemporáneo para ofrecer en realidad un filme de
perversa hondura psicológica y moral además de un cierto mensaje feminista
sobre la condición histórica de la mujer con una presentación digamos de lujo.
Una película cien por cien recomendable.