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El Goya 2019
a la mejor película documental es la increíble historia
de un hombre, un artista que sorteó mil obstáculos para llegar a ser alguien
grande en su campo y que tras años y años de trabajo, de estar en segundos y
terceros planos y de luchar contra las convenciones de la industria musical y contra
prejuicios de todo tipo ha logrado ser una inesperada estrella pese a lo a
priori minoritario de la música clásica. Ara Malikian (Beirut, 1968) violinista
libanés de origen armenio ha encontrado en España desde mediados de los 90 la
estabilidad artística y personal después de una azarosa historia que le llevó
del Líbano a Alemania cuando apenas era un adolescente y de allí o otros
lugares de Europa para instalarse definitivamente en Madrid donde de concertino
de la Orquesta Sinfónica de Madrid- y tras haber ganado antes numerosos
concursos de violín internacionales- pasó a ser en los 2000 una superestrella
virtuosa del violín mezclando el clasicismo, el folk y el pop rock y todo ello con
una enérgica puesta en escena. Nata Moreno, actriz y esposa de Malikian debuta
en el largometraje con este documental sobre al vida de su marido, preparada y
rodada durante seis años y con la ayuda de una cantidad ingente de material
audiovisual aportado por el propio Ara y su familia, recopilado durante varios
año y el resultado ha sido una película potente y conmovedora que sin ser
necesariamente una crónica detallada y sucinta y ni de tener ínfulas de
documental de autor cumple con más que solvencia su función: la de mostrar una
historia de superación personal en done el amor al arte de la música y la lucha
por unos ideales resultaron clave para romper barreras de todo tipo.
Moreno se esfuerza por mostrar el lado más humano de
su marido a través de su sorprendente peripecia vital que empieza en un país de
oriente medio eternamente en guerra y perteneciendo a una minoría étnica dentro
de dicho estado cuyas penurias a través de la historia han sido numerosas. Las
entrevistas con Ara Malikian, en las que desgrana sus recuerdos, ocupan vertebran
el metraje pero todo el devenir de la película no se hubiese podio completar
sin el testimonio de otras personas allegadas ni las imágenes de la vida del músico
las cuales ilustran austera pero certeramente
todo lo que se nos está contando incluyendo todos los mensajes y enseñanzas
sacadas de dichos acontecimientos. Porque este es un documental en que la imagen,
la palabra y la música van íntimamente unidos y el resultado final no ha podido
ser más inmejorable. Una prueba de que el cine puede cumplir una función de
cronista de la realidad de una manera más perfecta que cualquier otro medio.