jueves, septiembre 02, 2021

SIEMPRE CONTIGO (HERE WE ARE)

 


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Tocar el tema del autismo en una obra de ficción es siempre algo arriesgado pero que cuando se trata con autenticidad y honestidad suele salir bien la cosa. En ese sentido, se puede dar el aprobado con nota a esta sugerente película israelí que se adentra en el tema desde la mejor de las perspectivas en este caso, es decir el drama familiar. Estructurada como una road movie, el filme pivota en la relación de un padre cincuentón con problemas conyugales y arrastrando una autopercepción de fracasado profesional (un artista plástico otrora con éxito venido a menos) y su hijo veinteañero con un grado severo de autismo que obviamente ha condicionado la vida de sus padres. Uri (Noam Imber), el chaval, vive en su mundo con la sobreprotección de su padre Aharon (Shai Avivi), pero la intención de dejarle en una institución situada en otra localidad descoloca a Uri, y su padre, conmovido y confuso, decide respetar su voluntad y rehúsan a tomar el tren a la residencia embarcándose en un viaje por parte del país en el que la convivencia más íntima y los distintos sucesos vividos  permiten a Aharon a comprender mejor a su hijo al tiempo que este aprende a desenvolverse en un mundo real que siempre le ha sido ajeno. El costumbrismo, el melodrama  y los insertos más o menos de comedia hacen de la historia algo grato de ver pese a la crudeza de muchos momentos.     

Puede que a la película le falte relieve y cierta hondura dramática, pero el buen trabajo de los dos intérpretes principales -en especial el de Noam Imber, perfectamente creíble como joven autista sin serlo- y varios momentos sublimes hacen que la cinta cumpla con creces su función de mostrar la realidad de muchas personas autistas y su entorno. Películas así, siempre son bien recibidas en el mundo del cine y sin necesidad de ser obras maestras.