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En palabras del director de esta película, Dani Guzmán,
Canallas pretende ser una comedia
inusual sin comparación con otros filmes del género en el momento actual: si
nos atenemos a lo que es el resultado final en su sentido estricto, esto sólo se
ha conseguido bastante a medias. En efecto, este filme tiene una génesis
singular gestada por director y actor que en la que, tal y como él ha pretendido,
hay (bastante) sentido del riesgo al confiar su papel protagonista y otros
roles relevantes a actores no profesionales que además se interpretan a ellos
mismos entre lo real y lo ficticio y en partir de las experiencias personales reales
de su protagonista, el excéntrico buscavidas y jeta Joaquín González, amigo del
propio Guzmán, pero de original y rompedora esta película tiene poco porque no
deja de ser una comedia gamberra del montón en donde el costumbrismo reina en
la función en su vertiente más casposa. No obstante, no convendría desdeñar que
desde su vertiente más crítica y satírica la película anda más entonada y en
ocasiones bastante ingeniosa: el mundo de los chanchullos económicos e
inmobiliarios, los timos y estafas, la corrupción de la empresa y los bancos y porque
no, un merecido tirón de orejas a artistas del engaño que aspiran (y en la película
casi logran) vivir del cuento y del robo en la más pura tradición del pícaro
español y que pueden ser cualquiera de nuestros vecinos como son Joaquín y sus
caraduras amigos Luismi (Luis Tosar) y Brujo (Guzmán). La caída en la risotada fácil-
propio de la comedia canalla- y en otros clichés terminan enturbiando algunos
pequeños hallazgos y un gran esfuerzo por parte de los responsables de este
filme ya que tardaron siete años en terminarlo debido principalmente a la falta
de experiencia profesional de gran parte de su reparto.
No debe caer en saco roto tampoco el trabajo y esfuerzo de sus nuevos intérpretes, destacando su protagonista el inclasificable Joaquín González. Este se presenta como un aparentemente exitoso empresario con diferentes negocios que en realidad vive el piso de su madre separada (Esther González) en el que también habitan su hija adolescente Brenda y su alocado hermano Chema, y que se ha declarado insolvente. Luismi y Brujo (al parecer personajes reales encarnados aquí por actores), dos jetas parásitos profesionales al igual que Joaquín, al reencontrarse con su amigo al cabo de varios años le propondrán llevar a cabo conjuntamente negocios no recomendables que no tardarán en llevar a un cúmulo de situaciones encadenadas que pondrán en peligro a los tres y también a la familia de Joaquín. Es perceptible que el cineasta y los actores han tratado de echar el resto en esta película (cuya historia en realidad no se basa en ninguna vivencia experimentada por los personajes reales) pero hay fallos de guión, la historia a veces se complejiza sin necesidad y muchos insertos de la familia de Joaquín, en especial los de su madre, se salen del tono general aunque no por ello no estén logrados. Canallas no ha conseguido ser una comedia diferente y por desgracia no parece que será muy recordada en el futuro.