*** y 1/2
Aunque es ya habitual que cada cierto tiempo se asome
en las salas de cine una nueva adaptación de la inmortal novela de Alejandro
Dumas o de sus secuelas la verdad es que cuando esto sucede la expectación sigue
siendo bastante alta: estamos hablando de uno de los relatos quintaesenciales
de la ficción de aventuras de todos los tiempos y pese a que la calidad, la
fidelidad y el tono de las traslaciones al celuloide de la historia de D’Artagnan,
Athos, Porthos, Aramis, Milady y Richeliu ha sido rico y variado se sigue prefiriendo
la mayor fidelidad posible a la novela. Esta ambiciosa producción francesa
parece partir del propósito de realizar la adaptación , si no definitiva, casi,
de Los Tres Mosqueteros reivindicando
un chauvinista orgullo galo de ser poseedores de una de las historias más conocidas
en todos lugares y en todas épocas y de paso presumir una vez más de ser una
industria cinematográfica altamente competente. Los Tres Mosqueteros: D’Artagnan es la primera de las dos partes
que se han rodado adaptando la obra y dentro de varios meses llegará la
continuación del díptico, Milady:
esto conlleva que estemos ante una historia sin desenlace, aunque sorprendentemente
la trama central de los herretes de la Reina se culmina en este filme,
suponiendo así que la segunda parte estará centrada en el secuestro de
Constance (no se sigue la cronología de la novela) y en la inminente irrupción
de una guerra civil en Francia entre franceses y católicos. Martin Bourbolulon
dirige con clase una revisión que trata de aunar una visión contemporánea del
mito con varios ajustes mas atractivos a la mentalidad del siglo XXI y la
fidelidad a la fuente original y su espíritu, tarea difícil en la que de hecho
en ocasiones se comenten errores pero que finalmente se consigue culminar una excelente
película de acción, aventuras e intrigas palaciegas y políticas.
Es elogiable el esfuerzo de esta superproducción en
dotar al filme de un poderoso aspecto visual gracias a la tenue, terrosa y pictórica
fotografía de Nicolas Bolduc que brillas obre todo en escenas multitudinarias y
al aire libre. La intención de que cada imagen recuerde a pinturas del siglo
XVII es notable y se consigue muchas veces ese curioso efecto, como también es
impresionante la puesta en escena de secuencias como la boda del hermano del
rey, con una iluminación aparentemente natural que parece llevar a la época o
unos combates a espada rodados de una manera tan poco convencional y dinámica como
a veces agobiante. La decisión de presentar a los personajes variando y/o actualizando
directamente los arquetipos a los que están tradicionalmente asociados puede ser
discutible pero pone en bandeja ninguna perogrullada o inconsistencia. Fraçois
Civil es un D’Artagnan muy digno y creíble que va más allá del héroe pulcro y
algo ingenuo presentado en casi todas las adaptaciones y aparece como un heroico
buscavidas leal y noble pero dubitativo; Athos parece aquí hecho a la medida de
Vincent Cassel como un héroe trágico y firme aunque tal vez demasiado maduro (en
edad) de lo que estamos acostumbrados; Porthos (Pio Marmaï) da también otra imagen
del fornido mosquetero (bisexual en esta adaptación) pero sin perder aquella
divertida arrogancia que siempre caracterizó al personaje y Aramis (Romain
Duris) se acerca a la visión más ambigua e inquietante del espadachín que el propio
Dumas exploró en las novelas secuela, jugando con su dualidad religiosa/libertina.
Además de una bastante esforzada Eva Green captando de maravilla la enorme
complejidad de la pérfida Milady de Winter aunque con un poso demasiado cargante,
también destaca Louis Garrel como el inepto rey Luis XII y en menor medida Eric
Ruf como el Cardenal Richelieu, con una caracterización menos de villano vil
que en otras adaptaciones pero con sorprendentemente no mucha presencia. Aunque
para poca presencia, al del personaje del Conde de Rochefort, reducido a un brevísimo
papel sin diálogo: una injustita para uno de los villanos principales y más
carismáticos de la obra.
¿La mejor adaptación al cine de Los Tres Mosqueteros? Puede que no, pero se agradece que aún se rueden películas así y que lo hagan adaptándose a la evolución del público sin caer en el snobismo y la comercialidad. Veremos si al seguna entrega sigue con el mismo alto nivel.