jueves, agosto 29, 2024

ALIEN: ROMULUS

 


** y 1/2

Estaba claro que la Disney, propietaria desde hace pocos años de la 20th Century Fox no iba a desaprovechar la oportunidad de seguir explotando una de las franquicias más exitosas y comerciales de esa aquella compañía, la de Alien. El cansancio y el escepticismo fue la respuesta entre la comunidad cinéfila al saberse la noticia: las un tanto decepcionantes precuelas firmadas Ridley Scott, el director de la mítica y primigenia Alien, el octavo pasajero en la década de los 2010, que en conjunto no fueron a ninguna parte y el infausto recuerdo de los crossover Alien Vs Predator- que no se sabe a ciencia cierta si son canon de la saga o no pero cualquier seguidor de la misma actúa como si no existieran- hacían temer lo peor y más si cabe con Disney por medio, pero al final la cosa no ha sido tan desastrosa ni mucho menos. Dirigida por el uruguayo afincado en EEUU Fede Álvarez (No Respires) Alien:Romulus, que se presenta en la linea temporal del universo Alien entre la primera cinta de 1979 y su secuela Aliens (1986) dirigida por James Cameron, resulta como filme de ciencia ficción y terror un producto aceptable y además se esfuerza por homenajear y seguir todo el universo estético que marcaron H.R Giger (el creador del xenomorfo), Moebius (el diseñador de vestuario de El Octavo Pasajero) y Ron Cobb y Chris Foss (diseñadores de las naves) pero sobre todo sigue mucho, demasiado la estructura del primer guion. En efecto, el libreto firmado por Álvarez y su compatriota Rodo Sayagues pese a algunos hallazgos puntuales que luego comentaremos resulta, una vez más, un pastiche de las dos primeras películas de la saga, algo que ya se reprochó a las secuelas pero que esta vez por desgracia resulta más evidente con la particularidad de que se hace claramente un guiño a los fans del primer film y de todo lo que significó para la historia del cine y de la ciencia-ficción: si se pensaba que esto iba a hacer a la película algo más grande, craso error. Una pena por que la primera mitad del metraje promete con un escenario inicial atractivo- una colonia espacial oscura y tóxica, deudora sin duda de la otra obra maestra ci-fi de Scott, Blade Runner- unos personajes en edad postadolescente que no resultan nada estereotipados en un género como el terrorífico dan escorado a hacerlo y un empaque visual sobrecogedor sobre todo en lo tocante a naves y escenarios espaciales; lo malo es que tras la primera aparición de los aliens y poco a poco el interés va decreciendo por momentos pese a que los momentos de suspense y acción -inspirados y a veces calcados de la primera entrega- centren la atención del espectador. Da la sensación de que tanto autohomenaje y tanta referencia a otras fuentes (comics como El Incal, Ranxerox o El Eternauta termina por hacer de la película un nuevo remake, esta vez con una orientación más hacia el publico friki, y contando más de lo mismo.

Los seis nuevos aventureros espaciales luchadores contra los xenomorfos pueden recordar en cierto modo a los tripulantes de la Nostromo, pero eso si terminan siendo muy diferentes a aquellos y con personalidad propia, un acierto en esta película. Cailee Spaeny da vida a la nueva protagonista femenina, la joven Rain, una chica huérfana que trabaja de minera en una sucia colonia y a la que asiste el humano sintético Andy (David Jonsson) creado con la apariencia de un joven de raza negra. Ambos se asocian con otros cuatro chavales colonos capitaneados por el rebelde Tyler (Archie Renaux), ex novio de Rain, para a bordo de una pequeña nave allegar hasta una nave de criogenización abandonada que les permita huir de su destino como mineros hacia otro planeta. Pero esa enorme nave, dividida en dos secciones Romulus y Remus, resulta albergar en su cámara criogénica unas pequeñas y extrañas criaturas que pronto conoceremos (los facehuggers). El guion, como en las últimas instancias de la saga, incurre en contradicciones sobre el ciclo vital del alien pero también trata de atar cabos entre las precuelas y la tetralogía original con el concepto biológico y evolutivo principalmente, tal vez el único elemento realmente encomiable del filme. Por potra parte, resulta enormemente decepcionante un compás final que remite a otros momentos de la serie en una versión aparentemente mejorada pero en realidad más bien risible y autoparódica. Tampoco resulta demasiado original el recurrir a una versión CGI y animatrónica del Ian Holm de 1979 (actor fallecido en 2020) par dar vida al androide (escacharrado) Rook, un humano sintético por supuesto idéntico al mítico Ash de la Nostromo. No hay que descartar que hayan nuevas entregas cinematográficas de Alien, pero ya hay muy poco nuevo e interesante que contar.