lunes, diciembre 15, 2025

NUREMBERG

 


***

No se puede decir que esta nueva aproximación cinematográfica al histórico primer Juicio de Nuremberg (1945-46) no aporte nada nuevo a otras visiones del acontecimiento histórico que sentó en el banquillo a los mandatarios nazis supervivientes tras la II Guerra Mundial, de hecho el enfoque supuestamente psicológico y el centrarse en la figura del psiquiatra Douglas Kelly (encarnado con solvencia por Rami Maleck)- que atendió al lugarteniente de Hitler Hermann Göring (Russel Crowe, haciendo gala de su versatilidad) en prisión- añaden una cierta originalidad al tema, pero otra cosa es que el resultado sea pleno y acorde con las pretensiones de la empresa. Tomando como punto de partida un libro del periodista estadounidense Lack El-Hai, The Nazi and the Psiychiatrist ,Nuremberg, que indagaba en la relación entre Kelly y Göring, es una película ambiciosa y muy bien realizada que sin embargo no logra ser todo lo lúcida y compleja que debiera. James Vanderbilt, director hasta ahora de productos comerciales y de segunda fila, parece querer reivindicarse como un director serio y con argumentos y puede lograrlo. Por lo demás, el filme cumple con su cometido de testimonio histórico- muy buena ambientación- y de cierta (aunque superficial) indagación de las siniestras y delirantes motivaciones del nacionalsocialismo para jacer lo que hizo, aunque muchos echen de menos tal vez mayor seriedad y por que no menos tics de superproducción comercial. Este filme es de hecho una obra bastante diferente a la histórica ¿Vencedores o Vencidos? (1961), pero se agradecen sus novedades argumentales como el mostrar la vivencia del proceso desde la óptica de los nazis juzgados y el apartarse del tedioso género del cine judicial, el cual solo aparece con cuentagotas.

La película es mas bien un filme casi coral en donde a parte de los dos personajes destacados mencionados antes otros tienen relevancia encarnados por intérpretes solventes: John Slattery, Colin Hanks, Michael Shannon, Richard E. Grant, Leo Woodall o Andreas Pietschmann cumplen muy bien su función en un reparto internacional pero excesivamente centrado en el lado estadounidense y en donde el resto de países aliados que intervinieron en el juicio no son más que meros comparsas en esta película. Hay muy buenos momentos sobre todo cuando se trabaja con la tensión- los intentos de suicidio de los prisioneros- y la confrontación Kelly-Göring (inusual por el contexto) médico y paciente resulta a veces fascinante pero otras algo estéril, siempre magnificada por el excelente trabajo que hace Russel Crowe en la piel del ambiguo e hipócrita criminal nazi, logrando trasmitir la infame catadura moral del personaje. Un acierto el mostrar las imágenes reales de la época de los campos de concentración y de los resultados del holocausto en un muy buena recreación de los momentos del juicio propiamente dicho, que resulta de lo mejor del filme: solo por ese afán didáctico y de denuncia esta película ya merece la pena, así como su retrato de la psique fanática. Es muy oportuno que se sigan haciendo películas que recuerden elementos del pasado no tan lejano para que nada de eso se repita.