jueves, septiembre 28, 2006

EL APARATITO DE LUMIERE: EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA


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Esta última película del británico Ken Loach, cabeza visible del cine social y de denuncia europeo, ganó la Palma de Oro en último festival de Cannes. La verdad es que no es para tanto, aunque se trate de una buena e interesante película. En esta ocasión Loach no ha hecho un filme tan excelente como otros suyos de los 90 (Riff Raff, Lloviendo piedras, Tierra y Libertad), constatando su actual estado de cierto declive en su filmografía en los últimos años aunque no haya filmado ninguna película que pueda calificarse directamente de mediocre. En esta ocasión Loach vuelve a tocar el tema del conflicto irlandés, como ya lo hiciera a finales de los 80 en La agenda oculta, trasladándonos en el tiempo hasta los años 20, con una Irlanda aún perteneciente a la corona británica y en donde el IRA daba sus primeros pasos pretendiendo la liberación de Irlanda del Reino Unido por medio de grupos paramilitares que trataban de combatir la salvaje presión militar británica. Esta peli ha causado cierta polémica en las islas ya que la han acusado de “pro-IRA” y ha caldeado bastante el ambiente en el momento de su estreno. Estas acusaciones, visto el filme, son bastante infundadas: como mucho, trata bastante despiadadamente a los militares británicos, pero ese parece ser que era en realidad el comportamiento de los soldados ingleses; también es cierto que los militantes del IRA de los años 20 aparecen con cierta aureola heroica, pero esto es mas bien como se veían ellos mismos, no tiene por que ser la opinión del director. Además en la segunda parte de la película, tras haber hecho una feroz crítica a la política británica en la Irlanda de principios del siglo XX, se adopta un tono claramente crítico con el IRA, que de ser un movimiento guerrillero de carácter mas o menos romántico se convirtió en una fuerza paramilitar uniformada que comenzaba a cometer las mismas tropelías y canalladas que criticaban a los británicos. Por no hablar de lo que vino después.

La película no es redonda pero tiene su punto: un guión bastante solvente- como suele ser casi siempre en el cine de Ken Loach- que cuenta muy bien como era la vida de población rural en Irlanda en la época anterior la firma del tratado de autonomía y su situación de permanente miedo, condicionada por la ocupación británica, y como se vivió la firma de dicho tratado en 1921, que dotó a Eire de parlamento propio y de mayor autonomía pero que no concedía la independencia de la isla con respecto a Gran Bretaña, lo que enojó bastante a los irlandeses, que no verían a una Irlanda soberana hasta dos años mas tarde. El estilo pseudocumental propio de Loach, una minuciosa ambientación de la época y una realista descripción de enfrentamientos (físicos y verbales), combates, misiones paramilitares y aspectos costumbristas de la antigua Irlanda ayudan a solidificar una película que tampoco se corta a la hora de mostrar torturas y situaciones extremas, algunas tal vez un tanto exageradas. El personaje central de la historia es Damián, un joven médico residente en una pequeña localidad que renuncia a irse a trabajar a un hospital de Londres por integrase en el IRA junto con su hermano Teddy. La historia esta vista con sus ojos, un personaje valiente pero contradictorio y en ocasiones débil que ve como la lucha por Irlanda es mas compleja de lo que el creía en un principio. Cillian Murphy, del que hace pocas semanas hablábamos como protagonista de Desayuno en Plutón encarna a Damián con soltura aunque su interpretación no sea tan magnífica como en la película de Neil Jordan. Como pegas, a este film le sobra palabrería, mucha más concreción y un ritmo más constante, ya que a veces es algo aburrida. En fin, Ken Loach últimamente se repite más que los pepinillos

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