martes, noviembre 07, 2006

El aparatito de lumiere: INFILTRADOS (DEPARTED)


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Martin Scorsese regresa a las pantallas, tras haber dirigido dos de sus mejores películas en los últimos años como fueron Gangs of New York y El Aviador. Esta película confirma que el veterano y gran director italoamericano, sigue teniendo capacidad para hacer grandes películas con una trayectoria más de 30 años detrás de las cámaras. Si buen este Departed, no es tan exultantemente brillante como Gangs of New York, su última obra maestra, sus virtudes son mas que evidentes. Scorsese vuelve al cine de gangsters y de mafias con renovado tino, haciendo un remake de una película de Hong Kong que el realizador neoyorkino traslada al universo de las mafias irlandesas de la ciudad de Boston. En este película- que entre sus productores se encuentra curiosamente Brad Pitt- , Scorsese se ha rodeado de un reparto encabezado por algunos una triada de eficaces y guapitos actores treintañeros con probado éxito en taquilla y que sin duda atraerán al público (especialmente femenino) a las salas: Leonardo Di Caprio, Matt Damon y Mark Wahlberg. Y junto a ellos la siempre imponente presencia de un genio de la interpretación del que poco hay que decir puesto que su nombre se presenta a si mismo: Jack Nicholson, en el papel de un carismático y peligrosos capo de la mafia irlandesa, Frank Costello.


Departed es una muy bien contada historia de delincuencia y corrupción policial, que pese al parecer al principio una historia policiaca sin ninguna novedad significativa y tal vez previsible, pronto enseña sus cartas y, con inteligentes pliegues en la trama en un ejercicio de refinada papiroflexia de guión, la historia va subiendo y subiendo de interés hasta llegar a un apasionante crescendo, que pese a que podía haber sido mas espectacular, no defrauda en absoluto. Billy Colloran (Leonardo Di Caprio) un joven criado en los proletarios barrios irlandeses de Boston en donde el crimen organizado y las mafias campan por sus anchas es admitido en la policía del Estado de Massachussets, pero pese a creer que de ese modo ha conseguido una vía de desvinculación con el mundo de la delincuencia en el cual ha crecido (y al que perteneció su fallecido padre), tendrá que involucrarse en el hasta las cejas como topo de la policía, a petición de un comisario también de origen irlandés (Martin Sheen), para de una vez por todas atrapar al buscadísimo Costello, en cuya banda se infiltrará Billy. El joven policía se ve inmerso en una situación un tanto esqizofrénica, en donde se tendrá que desdoblar en dos personajes, el Billy delincuente, que llega a sentir una auténtica fascinación por Frank Costello, y por otro el Billy policía, cuyo deber será propiciar la caída de sus nuevos “compañeros profesionales”, lo que supone también negarse a si mismo, a su pasado, a al menoría de su padre y al mundo en el que el creció. Paralelamente, el sargento Sullivan (Matt Damon), un joven y brillante policía de la misma promoción que Billy y también de origen irlandés, se encargará también de poner en jaque a Costello y sus muchachos encarándose también con un mundo en el que también creció y al que al parecer, por algún motivo u otro, no se deja nunca de pertenecer. Aunque uno sea policía.

Una reflexión sobre el pasado y la formación de la personalidad en forma de drama policial es lo que nos ofrece Martin Scorsese. No es una película psicológica en el sentido estricto de la palabra ni una reflexión sobre la doble personalidad y sus consecuencias, mas bien una fábula moral donde estos elementos aparecen como catalizadores de un mundo que una vez mas es el reverso del sueño americano (algo tratado en otras ocasiones por Scorsese y otros directores de su generación) en donde no hay ni héroes ni villanos y en donde el mal aparece hasta en los contextos en donde al justicia debería de imponer su ley, un mundo irracional que atrapa a sus protagonistas desde su infancia y que los envía a un callejón sin salida en donde siempre está la omnipresente muerte. Mundo perfectamente retratado en este film, dinámico y con un gran guión, aunque requiere la atención constante del espectador para seguir su en ocasiones algo confusa trama. Realistas escenas de tiroteos y crímenes -marca de la casa de la generación de los “Moteros Tranquilos-Toros Salvajes”, con la que se conoce a los Coppola, De Palma, Mallick, Hopper y el responsable de esta peli, entre otros- con algún momento soberbio gracias a tomas espectaculares. Realmente, “Marty”, en cuanto tiene historias de gangsters entre manos, ofrece lo mejor de si mismo en cuanto a puesta en escena.

La interpretación de Jack Nicholson, es sencillamente antológica, tal vez de las mejores de este actor en los últimos años. ¿Un nuevo Oscar para su colección? Puede. No obstante, se hace un poco extraño oír a este actor sin su voz castellana habitual, la de Rogelio Hernández, ya que esta vez lo dobla otra veterano y excelente profesional, Arseni Corsellas (Sean Connery, Chartlon Heston). Di Caprio le gana el duelo interpretativo a su coetáneo Matt Damon. Con su tercera película con Scorsese, Di Caprio comienza a ser tan habitual en el cine de este director como lo fue en su día Robert De Niro.

Una muy buena e inteligente película que recupera el encanto del cine de mafias de los 70 y 80 pero con una perspectiva más contemporánea y adaptada al cine de acción actual.

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