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Una espectacular e inusual superproducción histórica dirigida por Mel Gibson, en lo que supone el cuarto trabajo como director del ex-actor (si damos crédito a su anuncio de que dejaba la interpretación) australiano afincado en EEUU. Apocalypto es una historia ambientada en una Guatemala precolombina, hacia el siglo XVI, concretamente (o sea muy poco después del descubrimiento del nuevo continente pero cuando aún no habían llegado los europeos a esos territorios) en donde asistimos la lucha por la supervivencia de los últimos miembros de una tribu primitiva de la selva a la que los mayas- civilización mas avanzada y próspera- han exterminado prácticamente, raptando a sus supervivientes para ser ofrecidos en sacrificio a los dioses con el fin de que cese la sequía que esta diezmando a tal civilización precolombina.
Al igual que en su anterior La pasión de Cristo, la película esta rodada ye strenada en lengua original de los hechos, que en esta ocasión es la maya-yacuteca (subtitulado, claro), un idioma prácticamente desaparecido que con la ayuda de diversos asesores lingüistas se ha recuperado para la ocasión. También, como en la anterior película, se ha apostado por interpretes desconocidos, aunque al contrario que en La pasión de Cristo, no hay ni un solo actor internacionalmente célebre (en aquella ocasión estaban James Caveziel y Mónica Bellucci). Es mas, gran parte de los actores de Apocalypto no son intérpretes profesionales o es la primera película de cine en la que trabajan. Una apuesta arriesgada, rodada en plena selva, con muchos millones invertidos en vestimentas, atrezzo, extras, decorados de al civilización maya y cámaras de alta tecnología. Pero esta película no es ni mucho menos un vacuo espectáculo ni una típica superproducción histórica hollywoodiense, es un filme mezcla de drama y cine de aventuras, con un insólito y perfectamente conseguido carácter antropológico y naturalista que se ve como si realmente estuviéramos allí, en plena selva centroamericana en el siglo XVI. Minuciosa en todos sus detalles y atravesada por una violencia realista y sobrecogedora que ha causado cierto malestar en USA (aunque en realidad tampoco es para tanto), Apocalypto es hasta la fecha la mejor película como director de Mel Gibson, quien nos regala un espectáculo donde la tragedia, al aventura, lo histórico-antropológico, lo ecológico y lo simbólico se dan cita a partes iguales.
Mel Gibson como persona puede caer mal por su vanidad y por sus posicionamientos ultraconservadores, pero hay que reconocer que se ha revelado como un excelente director y que en esta faceta resulta incluso más competente que en su al parecer abandonado rol de actor. Apocalypto puede que no sea una película redonda pero que duda cabe que el mero hecho de poder desarrollar su inusual concepto es ya un enorme soplo de aire fresco en el casi siempre previsible cine hollywoodiense. Una historia de lucha por la supervivencia de un pueblo primitivo (la tribu yucateca) ante la hegemonía de los mas poderosos (los mayas) en una parábola sobre la opresión que siempre ejercen los pueblos mas ricos ante los mas débiles. También es la historia de la lucha personal de un hombre, el guerrero Ojo de Jaguar (Rudy Youngblood), por conservar su modo de vida y su familia, y en definitiva su libertad, ante el acoso salvaje y despiadado de los mayas, pueblo más avanzado que su tribu pero más despiadado y violento que se ensaña con los mas desvalidos para superar su propia decadencia y vencer a sus propios miedos. Para mostrarnos ese estado salvaje al que puede llegar el hombre movido por la codicia se recurre a imágenes y escenas muy violentas que rozan a veces lo gore pero que no resultan infumables en ningún momento; lo que realmente resulta impactante es la crueldad conceptual de ciertos momentos, mas que las imágenes.
Paisajes naturales deslumbrantes y una espectacular reconstrucción de una ciudad maya realzan los méritos de la película, que cuenta con un ritmo frenético y vibrante acorde con al epopeya que trata de describir logrado gracias a unos movimientos de cámara dinámicos e hiperveloces, especialmente en las escenas de persecución. Los desconocidos actores logran esforzadas y creíbles interpretaciones, en una mezcla de actores hispanoamericanos (Dalia Hernández, Gerardo Taracena, Raoul Trujillo) y norteamericanos (Rudy Youngblood, Morris Birdyellowhead), pero todos ellos con raíces indígenas. Una epopeya sobre la destrucción y la violencia que acompaña al desmembramiento y aniquilación de los pueblos, personalizado en esta película en las tribus primitivas y en los propios mayas, ya que a cada uno en su debido tiempo (unos durante toda la historia contada en la peli y otros se supone que después) les toca vivir esa situación.
Una espectacular e inusual superproducción histórica dirigida por Mel Gibson, en lo que supone el cuarto trabajo como director del ex-actor (si damos crédito a su anuncio de que dejaba la interpretación) australiano afincado en EEUU. Apocalypto es una historia ambientada en una Guatemala precolombina, hacia el siglo XVI, concretamente (o sea muy poco después del descubrimiento del nuevo continente pero cuando aún no habían llegado los europeos a esos territorios) en donde asistimos la lucha por la supervivencia de los últimos miembros de una tribu primitiva de la selva a la que los mayas- civilización mas avanzada y próspera- han exterminado prácticamente, raptando a sus supervivientes para ser ofrecidos en sacrificio a los dioses con el fin de que cese la sequía que esta diezmando a tal civilización precolombina.
Al igual que en su anterior La pasión de Cristo, la película esta rodada ye strenada en lengua original de los hechos, que en esta ocasión es la maya-yacuteca (subtitulado, claro), un idioma prácticamente desaparecido que con la ayuda de diversos asesores lingüistas se ha recuperado para la ocasión. También, como en la anterior película, se ha apostado por interpretes desconocidos, aunque al contrario que en La pasión de Cristo, no hay ni un solo actor internacionalmente célebre (en aquella ocasión estaban James Caveziel y Mónica Bellucci). Es mas, gran parte de los actores de Apocalypto no son intérpretes profesionales o es la primera película de cine en la que trabajan. Una apuesta arriesgada, rodada en plena selva, con muchos millones invertidos en vestimentas, atrezzo, extras, decorados de al civilización maya y cámaras de alta tecnología. Pero esta película no es ni mucho menos un vacuo espectáculo ni una típica superproducción histórica hollywoodiense, es un filme mezcla de drama y cine de aventuras, con un insólito y perfectamente conseguido carácter antropológico y naturalista que se ve como si realmente estuviéramos allí, en plena selva centroamericana en el siglo XVI. Minuciosa en todos sus detalles y atravesada por una violencia realista y sobrecogedora que ha causado cierto malestar en USA (aunque en realidad tampoco es para tanto), Apocalypto es hasta la fecha la mejor película como director de Mel Gibson, quien nos regala un espectáculo donde la tragedia, al aventura, lo histórico-antropológico, lo ecológico y lo simbólico se dan cita a partes iguales.
Mel Gibson como persona puede caer mal por su vanidad y por sus posicionamientos ultraconservadores, pero hay que reconocer que se ha revelado como un excelente director y que en esta faceta resulta incluso más competente que en su al parecer abandonado rol de actor. Apocalypto puede que no sea una película redonda pero que duda cabe que el mero hecho de poder desarrollar su inusual concepto es ya un enorme soplo de aire fresco en el casi siempre previsible cine hollywoodiense. Una historia de lucha por la supervivencia de un pueblo primitivo (la tribu yucateca) ante la hegemonía de los mas poderosos (los mayas) en una parábola sobre la opresión que siempre ejercen los pueblos mas ricos ante los mas débiles. También es la historia de la lucha personal de un hombre, el guerrero Ojo de Jaguar (Rudy Youngblood), por conservar su modo de vida y su familia, y en definitiva su libertad, ante el acoso salvaje y despiadado de los mayas, pueblo más avanzado que su tribu pero más despiadado y violento que se ensaña con los mas desvalidos para superar su propia decadencia y vencer a sus propios miedos. Para mostrarnos ese estado salvaje al que puede llegar el hombre movido por la codicia se recurre a imágenes y escenas muy violentas que rozan a veces lo gore pero que no resultan infumables en ningún momento; lo que realmente resulta impactante es la crueldad conceptual de ciertos momentos, mas que las imágenes.
Paisajes naturales deslumbrantes y una espectacular reconstrucción de una ciudad maya realzan los méritos de la película, que cuenta con un ritmo frenético y vibrante acorde con al epopeya que trata de describir logrado gracias a unos movimientos de cámara dinámicos e hiperveloces, especialmente en las escenas de persecución. Los desconocidos actores logran esforzadas y creíbles interpretaciones, en una mezcla de actores hispanoamericanos (Dalia Hernández, Gerardo Taracena, Raoul Trujillo) y norteamericanos (Rudy Youngblood, Morris Birdyellowhead), pero todos ellos con raíces indígenas. Una epopeya sobre la destrucción y la violencia que acompaña al desmembramiento y aniquilación de los pueblos, personalizado en esta película en las tribus primitivas y en los propios mayas, ya que a cada uno en su debido tiempo (unos durante toda la historia contada en la peli y otros se supone que después) les toca vivir esa situación.
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