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Ahora que esto de las películas corales con varias historias entrelazadas parece que esta de moda a las carteleras llegó hace semanas esta esforzada y honesta producción norteamericana, modesta en cuanto a medios pero con un interminable reparto de estrella hollywoodienses. La película, cuya acción transcurre en 24 horas, se sitúa en un histórico y dramático acontecimiento que tuevo lugar en EEUU en 1968: el asesinato del senador del Partido Demócrata Robert “Bobby” Kennedy, hermano del carismático John F. Kennedy, el presidente asesinado en Dallas en 1963, y que preparando su carrera a la presidencia de su país sufrió el mismo destino que su hermano. Con un ideario bastante progresista para su país- y que incluso hoy en día resulta bastante “heavy” para la mentalidad “usaca”- Bobby Kennedy se había ganado el cariño y la admiración de una gran parte de la sociedad americana (incluidos afroamericanos y otras minorías étnicas) y era un firme candidato a convertirse en presidente de EEUU en las inminentes elecciones. Partidario de la salida de de los norteamericanos de la guerra de Vietnam, su antipatía por parte del ala mas conservadora de la sociedad yanki le valió la vida en pleno recuento de votos en las primarias del Estado de California. Esta película no trata directamente de la figura de este político, sino del estado de ánimo y de las ilusiones de un país que podía haber visto cambiada su historia- y tal vez la del mundo- de no ser porque una bala maldita segó la vida de Robert Kennedy en el hotel donde se hospedaba la noche de las elecciones primarias. Las pequeñas historias de varios de los empleados y visitantes del hotel aquella noche nos sirven para contemplar todas esas ilusiones, y también miserias y contradicciones, de la ciudadanía norteamericana de a pie aquella noche de 1968.
La película es un buen trabajo cinematográfico de claro tinte protesta y de denuncia hacia la hipocresía y el retraso moral de un país en donde aún persisten problemas que hace casi cuarenta años se tenía la convicción de que iban a acabar (problemas raciales, culto a la violencia, primacía del gasto armamentístico, desigualdades sociales). No nos extraña anda el sanamente cabreado tono de esta película si tenemos en cuenta que su director, el también actor Emilio Estévez, es hijo de Martin Sheen, intérprete cuyos izquierdistas posicionamientos son de sobra conocidos. Ambos intervienen como actores en el multitudinario reparto de este filme. Estévez- hermano también de Charlie Sheen- es un mediocre actor cuya carrera como intérprete en los 90 estaba en la mas pura indigencia tras unos comienzos algo prometedores en los 80, pero ha terminado de revelarse como un director competente, pese a que sus primeras películas como director- debito en tal faceta a principios de los 90- fuesen telefilmes alimenticios o bodrios como la comedia Dos chalados y un fiambre, su olvidable opera prima protagonizada junto con su hermano Charlie. Bobby no es que sea una cosa del otro jueves, pero es una película entretenida, bonita de ver y que hace pensar. Situada prácticamente en un único espacio físico- el del hotel- y encuadrada temporalmente en un día, es un muestrario de diferentes situaciones- más que historias propiamente dichas- en donde lo humano de cada personaje y la situación política y social del momento están íntimamente unidos. El estupendo plantel de actores lleva el peso de la película, que nos muestra a toda una sociedad dispuesta a pasar del desencanto a la ilusión sin saber que todo es mucho más difícil de lo que parece.
Los jóvenes voluntarios de la comisión electoral de Bob Kennedy preparando el recuento de votos, una cantante alcohólica y desencantada que actúa esa noche en el hotel, dos voluntariosos cocineros hispanos con una relación de amor–odio con el chef afroamericano, una joven pareja dispuesta a casarse para que él pueda librarse de ir a Vietnam, un irresponsable jefe de personal recién despedido, una telefonista con un oscuro secreto, la ilusión del director del hotel en la que puede ser una gran noche para su establecimiento…historias que al final estallarán y cambiarán insospechadamente. El desfile de caras conocidas es de este calibre: Sharon Stone, Cristian Slater, Elijah Wood, Anthony Hopkins, Heather Graham, Demi Moore, Lindsay Lohan, Harry Belafonte, Freddy Rodríguez, William. H. Macy, Laurence Fishburne, a parte de los ya citados Estévez y Sheen. Una película recomendable para conocer el ideario de una figura política injustamente olvidada de los últimos tiempos y cuya imagen real aparece documentalmente en varios momentos de la peli. Atención al increíblemente actual y magnífico discurso final.
Ahora que esto de las películas corales con varias historias entrelazadas parece que esta de moda a las carteleras llegó hace semanas esta esforzada y honesta producción norteamericana, modesta en cuanto a medios pero con un interminable reparto de estrella hollywoodienses. La película, cuya acción transcurre en 24 horas, se sitúa en un histórico y dramático acontecimiento que tuevo lugar en EEUU en 1968: el asesinato del senador del Partido Demócrata Robert “Bobby” Kennedy, hermano del carismático John F. Kennedy, el presidente asesinado en Dallas en 1963, y que preparando su carrera a la presidencia de su país sufrió el mismo destino que su hermano. Con un ideario bastante progresista para su país- y que incluso hoy en día resulta bastante “heavy” para la mentalidad “usaca”- Bobby Kennedy se había ganado el cariño y la admiración de una gran parte de la sociedad americana (incluidos afroamericanos y otras minorías étnicas) y era un firme candidato a convertirse en presidente de EEUU en las inminentes elecciones. Partidario de la salida de de los norteamericanos de la guerra de Vietnam, su antipatía por parte del ala mas conservadora de la sociedad yanki le valió la vida en pleno recuento de votos en las primarias del Estado de California. Esta película no trata directamente de la figura de este político, sino del estado de ánimo y de las ilusiones de un país que podía haber visto cambiada su historia- y tal vez la del mundo- de no ser porque una bala maldita segó la vida de Robert Kennedy en el hotel donde se hospedaba la noche de las elecciones primarias. Las pequeñas historias de varios de los empleados y visitantes del hotel aquella noche nos sirven para contemplar todas esas ilusiones, y también miserias y contradicciones, de la ciudadanía norteamericana de a pie aquella noche de 1968.
La película es un buen trabajo cinematográfico de claro tinte protesta y de denuncia hacia la hipocresía y el retraso moral de un país en donde aún persisten problemas que hace casi cuarenta años se tenía la convicción de que iban a acabar (problemas raciales, culto a la violencia, primacía del gasto armamentístico, desigualdades sociales). No nos extraña anda el sanamente cabreado tono de esta película si tenemos en cuenta que su director, el también actor Emilio Estévez, es hijo de Martin Sheen, intérprete cuyos izquierdistas posicionamientos son de sobra conocidos. Ambos intervienen como actores en el multitudinario reparto de este filme. Estévez- hermano también de Charlie Sheen- es un mediocre actor cuya carrera como intérprete en los 90 estaba en la mas pura indigencia tras unos comienzos algo prometedores en los 80, pero ha terminado de revelarse como un director competente, pese a que sus primeras películas como director- debito en tal faceta a principios de los 90- fuesen telefilmes alimenticios o bodrios como la comedia Dos chalados y un fiambre, su olvidable opera prima protagonizada junto con su hermano Charlie. Bobby no es que sea una cosa del otro jueves, pero es una película entretenida, bonita de ver y que hace pensar. Situada prácticamente en un único espacio físico- el del hotel- y encuadrada temporalmente en un día, es un muestrario de diferentes situaciones- más que historias propiamente dichas- en donde lo humano de cada personaje y la situación política y social del momento están íntimamente unidos. El estupendo plantel de actores lleva el peso de la película, que nos muestra a toda una sociedad dispuesta a pasar del desencanto a la ilusión sin saber que todo es mucho más difícil de lo que parece.
Los jóvenes voluntarios de la comisión electoral de Bob Kennedy preparando el recuento de votos, una cantante alcohólica y desencantada que actúa esa noche en el hotel, dos voluntariosos cocineros hispanos con una relación de amor–odio con el chef afroamericano, una joven pareja dispuesta a casarse para que él pueda librarse de ir a Vietnam, un irresponsable jefe de personal recién despedido, una telefonista con un oscuro secreto, la ilusión del director del hotel en la que puede ser una gran noche para su establecimiento…historias que al final estallarán y cambiarán insospechadamente. El desfile de caras conocidas es de este calibre: Sharon Stone, Cristian Slater, Elijah Wood, Anthony Hopkins, Heather Graham, Demi Moore, Lindsay Lohan, Harry Belafonte, Freddy Rodríguez, William. H. Macy, Laurence Fishburne, a parte de los ya citados Estévez y Sheen. Una película recomendable para conocer el ideario de una figura política injustamente olvidada de los últimos tiempos y cuya imagen real aparece documentalmente en varios momentos de la peli. Atención al increíblemente actual y magnífico discurso final.
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