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La segunda película como director de Robert De Niro se esperaba con expectación debido a la buena impresión que causó su primera película Una historia del Bronx (1993), por una parte, y por otra el tema escogido, el nacimiento del la CIA, es servicio de inteligencia norteamericano. Todo lo relacionado con el espionaje, los oscuros movimientos de poder en la sombra y las conspiraciones suele ser material cinematográfico de primera que además funciona muy bien comercialmente hablando. De Niro lo sabía y al final da lo que todo el mundo esperaba, un thriller basado en hechos reales intenso, de acción prolongada en el tiempo (abarca mas de 20 años), con un guión muy inteligente y de cierta tensión, todo ello aderezado con una escenografía y fotografía que tratan de homenajear al cine negro y la presencia de abundantes estrellas en el reparto.
De Niro se postula como un director competente y hace una película muy interesante, pero el guión, obra de Eric Roth, aunque esta muy bien trazado en no pocas ocasiones se hace tedioso y desmañado. Es una pena, porque el esfuerzo por narrar lo más fielmente posible el nacimiento y primeros devenires de la CIA centrándose en el personaje del agente Edward Wilson (Matt Damon, tan carapalo como siempre) es encomiable. Wilson, un joven recien licenciado en literatura por Yale y miembro de las mas selectas (y secretas) hermandades universitarias es captado por el FBI a finales de los 30 para hacer de chivato contra miembros del mundo académico con tendencias filonazis, y de allí pasa a convertirse en un eficiente agente secreto al servicio del gobierno norteamericano, para pasar a ingresar a finales de los 40 en una recién nacida CIA, al cual reúne a los mejores espías que EEUU tenía repartidos dentro y fuero del territorio norteamericano. La película se centra en el drama personal de Wilson, quien debe ausentarse lagas temporadas de su cada vez má exasperada familia, incidiendo negativamente su matrimonio con Clover (Angelian Jolie). Pero sobre todo es especialmente dramática su relación con su hijo (Austin Williams), la cual lleva gran parte del peso del filme, un tira y afloja marcado por una figura paterna insuficiente. Así, desde la II Guerra Mundial hasta la crisis de los misiles de Cuba a principios de los 60 asistimos a espionajes, contrespionajes, agentes dobles, confidentes de la KGB, en un clima de mentiras y engaños donde un antiguo idealista, Edward Wilson, termina por claudicar miserablemente.
El Buen Pastor atesora un interminable desfile de Stars en donde también participa el propio De Niro en un pequeño papel, además de Alec Baldwin, John Turturro, Joe Pesci, Billy Cudrup, William Hurt… La película, en definitiva, es bastante interesante, pero podía haberlo sido mas, tal vez porque es tal la cantidad de situaciones, de tramas y de personajes que contiene que al final uno acaba no centrándose.
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