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Una más que digna secuela de 28 días después (2002), la película de terror británica dirigida por Danny Boyle que resultó todo un éxito de taquilla internacional. Se puede decir incluso que esta segunda parte, rodada con más medios, es mejor que la primera. De nuevo nos encontramos con la apocalíptica historia de la epidemia de la extraña enfermedad de la ira, la cual se propaga por todo el reino Unido a la velocidad de al luz y convierte a sus afectados en una especie de zombies maniacos, salvajes y asesinos de comportamientos casi animales. La mayor parte de la acción de esta secuela se sitúa, como su título indica, 28 semanas después del final de la anterior película, en la que parecía que la epidemia había remitido tras unos días de lucha de los supervivientes de una cuarentena de 28 días tras un brote vírico con los sanguinarios afectados por dicho mal. En esta ocasión, el responsable de 28 días después, Danny Boyle (Trainspotting, A tumba abierta, Millones, o la reciente Sunshine), no se sitúa detrás de la cámara sino que se centra en las tareas de producción, dejando este cometido a ni más ni menos que el canario Juan Carlos Fresnadillo, que con su primer filme, Intactos (2001), logró convencer a la crítica internacional y en su segunda película ya ha dado el salto a la industria anglosajona con excelentes resultados artísticos y comerciales (la película, como su predecesora, ha sido un taquillazo en USA), demostrando que es un buenísimo director, tal vez de los mejores realizadores que hay en España actualmente. Muy posiblemente su futuro esté en Hollywood.
Siguiendo los pasos de Boyle, Juan Carlos Fresnadillo ha aumentado el dinamismo de la saga, dotando al filme de un ritmo totalmente vertiginoso combinado con un magistral manejo del suspense. En lo que respecta al guión, ha sido un cierto centrarse esta vez en las victimas inocentes de todo conflicto, los niños, a través de la historia de los hermanos Tammy (Imoggen Potts) y Andy (Macintosh Muggleton), hijos de Don (Robert Carlyle), un hombre el cual se reúne sus retoños evacuados a Europa continental, una adolescente y un niño, 28 semanas después de que el brote de Ira aparentemente desapareciese de Gran bretaña y la vida en la isla comience a normalizarse, por obra y gracia del ejercito norteamericano al mando de
Fresnadillo no se anda con chiquitas y nos muestra imágenes aún mas espeluznantes que las que Boyle nos ofreció en la anterior entrega. Una fotografía sucia y enfermiza sirve para transmitir el clima de delirio y terror que viven los protagonistas, haciendo que el espectador viva una auténtica angustia. Ya a los cinco minutos del metraje hay acción y horror elevados al cubo, persistiendo al tónico en bastantes momentos del filme. Son muchas las situaciones límite y tremendamente extremas y bestias que describe la película, así como un gore mas acentuado que en 28 días después, lo cual puede que nosea plato para todos los gustos, aunque todos estos momentos están perfectamente colocados en el guión (lo cual no evita a veces un cierta sensación de que a veces falta sentido de la medida). Es muy significativa también la crítica al ejército y al intervencionismo yanki, con algunos momentos paradigmáticos. Una película vibrante y espectacular, que puede que no guste a todo el mundo, que continúa la línea que iniciase su predecesora de reinventar las películas de zombies con trasfondo político y social. Por cierto, el final deja la puerta abierta a una tercera entrega. Ya veremos.
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