Excelente filme de género negro-mafioso inspirado en acontecimientos reales. Lo que cuenta es la rocambolesca historia del gangster afroamericano neoyorquino Frank Lucas, que en los años 70 amasó una inmensa fortuna gracias a sus negocios con al droga y llegó a ser prácticamente el dueño de Harlem. Dirige el legendario Ridley Scott, que tras sus últimos fiascos firma una gran película. American Gangster es una biografía vista desde la perspectiva de un sueño americano alcanzado mediante el crimen y el delito, en la figura de un ciudadano que en aquel tiempo (años 60) su condición racial no le ayudaba a aspirar a grandes cotas en la sociedad; así, mientras unos afroamericanos habían conseguido que sus derechos se equiparasen a los de la población blanca gracias a la lucha civil y otros habían alcanzado notoriedad social gracias a ser estrellas del espectáculo o el deporte, Lucas optó por una vía también muy habitual en la cultura americana: el crimen organizado.
La película nos propone una lucha dialéctica enfrentando a Frank con el policía Richie Roberts, un oasis de dignidad dentro del asquerosamente corrupto cuerpo de policía de Nueva York. Roberts se verá no pocas veces tentado por entrar en el lucrativo pero sórdido mundo de la mafia policial, pero tras años de lucha interna (consigo mismo y con su condición de policía) y problemas familiares, la investigación a Frank Lucas terminará redescubriendo en el su amor a su profesión y acrecentará su sentido de la justicia, aunque su verdadera aspiración es en realidad convertirse en abogado. Es curioso, pero hasta prácticamente los tres cuartos de hora finales hay dos películas diferentes que cuentan las historias de dos personajes que ni tan siquiera se conocen entre si, a partir de un momento dado, cuando Roberts entra en la investigación a Lucas, entonces ambas historias convergen y entonces vemos mas similitudes entre ambas de lo que parecía al principio: la crónica de un sórdido ascenso que se verá redimido y el relato de la redención de un policía que no quiso ascender mediante el delito y el chantaje.
Pese a su larga duración (más de de dos horas) la película se sigue con apasioando interés gracias al sólido guión de Steve Zaillian. Hay muy buenas escenas dirigidas con oficio y ambición por una mano maestra y en general al recreación del NY de los años 70 esta muy, muy bien conseguida y con todo lujo de detalle, en especial a lo que al mundillo negro del barrio de Harlem se refiere. Las interpretaciones de la pareja protagonista, Denzel Washington y Russel Crowe (en su tercera colaboración con Scott) son perfectamente creíbles y bastante curradas. Básicamente, la peli es una crítica a la hipocresía de la sociedad americana y a su descontrolado culto al éxito y el dinero, con algún momento bastante mordaz. Genial película que no defraudará a los amantes del buen cine
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