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Segunda película de Alex De La iglesia en inglés (tras Perdita Durango), una coproducción hispanobritánica (con una pequeña participación francesa) ambientada y rodada en la ciudad universitaria de Oxford. Basada en una novela del argentino Guillermo Martínez, pese a no ser la mejor película de De La Iglesia (que sigue siendo La Comunidad), si es la mas madura y la que confirma a De La Iglesia no ya solo como uno de los mejores realizadores, sino como un director de amplia proyección internacional. Si que le ha costado tiempo, pero con una filmografía mas que interesante pero algo irregular y15 años después de su primer trabajo, Acción Mutante, creo que ya por fin le ha llegado la hora de al consagración a escala planetario, y eso que Los Crímenes de Oxford, es un thriller bastante intermitente, pero con geniales momentos.
Martin (Elijah Wood), un joven doctorando en filosofía norteamericano viaja a Oxford con el fin de que el prestigioso profesor de lógica matemática Arthur Sheldon (John Hurt), dirija su tesis. Sheldon es un personaje genial pero desconcertante y poco accesible, cuyo su primer contacto con Martin provoca fricciones entre ambos a causa de las diferencias en ambos en cuanto a la concepción de ideas relacionadas con la verdad absoluta y las series lógicas. Una serie de crímenes acaecidos en la pequeña ciudad que parecen guardar relación con ciertas series matemáticas sobre las que ambos habían discutido propicia una alianza entre maestro y discípulo para tratar de ver cuales son las motivaciones de unos asesinatos que parecen seguir una pauta lógica y que podrían ponerles a ambos en peligro. La relación de Martin y Sheldon (actual y anterior) con la enfermera Lorna (Leonor Watling), es el elemento que provocará ams fricciones entre ambos a al hora de colaborar para resolver el misterio.
Aunque no conozco la novela original, es presumible que esta sea más intensa y concisa que la adaptación fílmica: la historia no solo se adapta mejor a un texto escrito narrativo con profusión de explicaciones, teorías y ensayos filosóficos y matemáticos insertados en los diálogos, si no que además es perceptible que se pierden bastantes cosas por el camino, principalmente a nivel de explicaciones detalladas, sub narraciones, ejemplos gráficos, etc. En resumidas cuentas, al película tiene un marcado sustrato intelectual que entusiasmará a degustadores de novelas de intriga culta tipo El Nombre de la Rosa y a aficionadas a las ciencias exactas y a la filosofía pura, pero puede que una parte importante del público se sienta aburrida ante una peli con no pocas disertaciones sobre lógica y metafísica. Y eso que esto se hace de una manera muy básica y muy poco profunda, pero ya se sabe, que a al gente no el gustan las películas de pensar mucho y menos las que manejan “palabras e ideas raras”. Los Crímenes de Oxford, no logra ser un thriller intelectual con todas las de la ley (es bastante fallido en ese aspecto) pero funciona muy bien en cuanto a divertimento inteligente.
Que nadie espere tampoco sustos fáciles ni imágenes sanguinolentas. De La Iglesia consigue hacer una película negra muy británica, pese a que un buen director del RU hubiese hecho una mejor película, y demuestra que es capaz de hacer un filme que, por vez primera en su carrera, prescinde de la comedia y se decanta decididamente por el drama, aunque no esta exento de ironía. El ambiente universitario de Oxford, pese a todo, no esta captado tan bien como debería, y existe bastante desequilibrio en los personajes secundarios (la mejor en esa faceta una inquietante Julie Cox). Los tres actores principales cumplen con creces, en especial John Hurt, mientras que Elijah Wood consigue una interpretación más que aceptable y Leonor Watling cumple con un personaje bastante desdibujado y accesorio.
De La Iglesia en esta ocasión se muestra irregular: momentos geniales combinados con una amnera un tanto anodina de narrar una historia que a priori es apasionante pero que no alcanza nunca el clímax. Algunos flashbacks o momentos narrativos insertados, como el prólogo sobre el filósofo Wittgenstein en la I Guerra Mundial o la historia del “crimen perfecto” de la Inglaterra victoriana, muestran que el bilbaino es un todoterreno nato y un realizador imaginativo y con recursos. Una buena e interesante película para ver, aunque tendremos que esperar un tiempo a que Alex De La Iglesia estrena su ansiado proyecto de al adaptación del cómic francés La Marca Amarilla, su proyecto mas ambicioso hasta el momento.
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