En realidad, con un Harrisond Ford de 65 años y un Spielberg con bastante miedo a atarse a una serie de películas, todo el mundo daba por finalizada la saga tras el cierre de la trilogía inicial en 1989 con Indiana Jones y la última cruzada, pero el poder de atracción del personaje sigue siendo tan gran que ni Spielberg, ni Lucas ni Ford han podido sucumbir a al tentación de volver a echar andar al aventurero por excelencia del cine. El hecho que durante el largo periodo de tiempo de ausencia de Indy en las pantallas haya proliferado multitud de videojuegos, libros, tebeos telefilmes y una serie de televisión sobre el personaje, indica hasta que punto Indiana Jones ha permanecido vivo en nuestra sociedad occidental. Así, tras varios años reintentos fallidos y guiones desechados, un Indiana Jones sexagenario pero aún en forme vuelve para hacernos vibrar y disfrutar una vez más, con un nuevo filme ambientado en los años 50 (como no podía de ser de otra forma transcurriendo las entregas anteriores en los 30), y que sin grandes alardes ni novedades cumple su cometido, que no es otro que emocionar y entusiasmar al público.
Este Reino de
El reino de la calavera de cristal no esta a la altura de En busca del arca perdida y de El templo maldito, pero supera a La última cruzada, pese a ser un filme con menos escenarios que aquel y con más concreción de personajes. Sigue la estela de la saga de mezclar realismo, aventura desaforada, ocultismo y algunos elementos fantásticos, y en ese sentido, todo sigue igual. No hay mucho elemento sorpresa ya que cuando este intenta aparecer, resulta totalmente previsible a tenor de lo que el espectador puede deducir. Esta deja vu no logra sin embargo ensombrecer un filme Indiana Jones 100% en donde tanto los fans de al serie como los que no lo son tanto disfrutarán de lo lindo con situaciones inesperadas, sustos, lugares inquietantes, persecuciones automovilísticos y paisajes espectaculares, todo dispuesto de una manera tal vez demasiado perfecta y con poco margen a la espontaneidad. El regreso del personaje de Marion Ravenwood, interpretado por Karen Allen en En busca…es una buena noticia para los fans de Indy, ya que el personaje cumple con todas las expectativas. En caunto a nuevos personajes, hay aciertos, como el desequilibardo profesor Oxley que encarna el gran John Hurt, y fallos, como George McHale (Ray Winstone), un arqueólogo colego de Indy fatalmente desarrollado en el guión. La inclusión de elementos de ciencia ficción en al historia no debe espantar a los seguidores de al saga, ya que están bien insertados (aunque de manera muy simplona), lo que resulta en cambio poco perdonable es que el final del filme, supeditado precisamente a ese elemento, sea tan tópico y vago.
Referencias a filmes anteriores de al saga y curiosas bromas a costa de estos constituyen pequeños e inofensivos atractivos, a los que se une la presencia simbólica de las efigies de Sean Connery, como un ya fallecido profesor Henry Jones Sr, y del fallecido en la vida real Denhom Elliot, el inolvidable Marcus Brody de los filmes anteriores. No faltan tampoco referencias a la serie de Las Aventuras del joven Indiana Jones (otro guiño a fanáticos). Mención aparte merece la interpretación de un Harrison Ford que se esfuerza por seguir dotando de vitalidad al ya maduro personaje (incluso ha rodado algunas escenas de acción sin especialista). Presencia mayoritaria de efectos especiales tradicionales en detrimento de los digitales y acción y emoción por un tubo en un retorno que responde a las expectativas, minimamente, es cierto, pero que nos quiten lo bailao: Indiana Jones es un icono demasiado grande como para defraudar a nadie.
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