lunes, mayo 26, 2008

El aparatito de Lumiere - INDIANA JONES Y EL REINO DE LA CALVERA DE CRISTAL (INDIAN JONES AND THE KINGDOM OF THE CRYSTAL SKULL)

***

Parecía imposible, pero al final se ha hecho una nueva entrega (la cuarta) de la serie Indiana Jones, aunque se la friolera de 19 años después. El Doctor Henry Jones JR., más conocido como Indiana Jones, catedrático de arqueología y heroico cazador de reliquias en parajes exóticos y ante todo tipo de riesgos y aventuras descabelladas, se ha convertido por derecho propio en uno de los personajes de ficción mas legendarios de la historia del séptimo arte, tal vez el más famoso de los surgidos los últimos 30 años. George Lucas, productor de la saga y creador del personaje y su concepto, y Steven Spielberg, director de los cuatro filmes y responsable junto a su amigo Lucas de no pocos elementos argumentales de las historias y del personaje (pese a que los guiones siempre los han desarrollado otras personas) y de la factura visual de la serie, durante toda su larga y exitosa carrera se han visto en la obligación de rescatar al arqueólogo aventurero del sombrero fedora y el látigo en diversas ocasiones para ofrecer a un público que ya se entregó sin remisión desde En busca del arca perdida (1981), brillantes espectáculos de aventura, acción, humor, persecuciones, luchas entre buenos y malos, lugares exóticos, selvas, huidas increíbles, búsqueda de tesoros e intriga propia del folletín de aventuras. La saga Indiana Jones pretendía ser un homenaje a la “mitología” de la infancia de los sus creadores: los seriales de aventuras de los años 30, las novelitas baratas, el cine épico de David Lean, los cómics ambientados en parajes remotos, el Humphrey Bogart de El tesoro de Sierra Madre, Errol Flynn; pero al final ha conseguido ser un fenómeno cinematográfico por derecho propio, una celebración de la aventura y del cine de evasión que ha conseguido cautivar a un público de diferentes generaciones y que en los 80 consolidó el cine espectáculo, relanzando el concepto de superproducción que en aquella época parecía olvidado.

En realidad, con un Harrisond Ford de 65 años y un Spielberg con bastante miedo a atarse a una serie de películas, todo el mundo daba por finalizada la saga tras el cierre de la trilogía inicial en 1989 con Indiana Jones y la última cruzada, pero el poder de atracción del personaje sigue siendo tan gran que ni Spielberg, ni Lucas ni Ford han podido sucumbir a al tentación de volver a echar andar al aventurero por excelencia del cine. El hecho que durante el largo periodo de tiempo de ausencia de Indy en las pantallas haya proliferado multitud de videojuegos, libros, tebeos telefilmes y una serie de televisión sobre el personaje, indica hasta que punto Indiana Jones ha permanecido vivo en nuestra sociedad occidental. Así, tras varios años reintentos fallidos y guiones desechados, un Indiana Jones sexagenario pero aún en forme vuelve para hacernos vibrar y disfrutar una vez más, con un nuevo filme ambientado en los años 50 (como no podía de ser de otra forma transcurriendo las entregas anteriores en los 30), y que sin grandes alardes ni novedades cumple su cometido, que no es otro que emocionar y entusiasmar al público.

Este Reino de la Calavera de Cristal parte con la premisa de que Indy ha envejecido y que ya no es el de antes, aunque sigue en plenitud de facultades. Es más sabio y prudente y esta mas centrado en su actividad académica que en la búsqueda de reliquias por el mundo adelante. Con los rusos como malos de la función en vez de los nazis (estamos en plena guerra fría y en la paranoia nuclear), el Dr. Jones sobrevibe a un secuestro de los soviéticos en el desierto de Arizona, comandados por la pérfida agente de la KGB Irina Spalko (interpretado por una demasiado caricaturesca Cate Blanchett) y a una explosión nuclear en el prólogo del filme, aunque no logra evitar que los rusos se lleven un misterioso sarcófago que se encontraba en un almacén del gobierno USA. Un requerimiento de un joven greaser, Mutt Williams (Shia LeBouf) le vuelve a poner en acción para competir con el ejército de la URSS en la adquisición de las calaveras de cristal, unos objetos sagrados presuntamente tallados por civilizaciones precolombinas que se encuentran en el Perú y que una vez pertenecieron al mítico El Dorado. Hasta la selva del Amazonas se trasladará Indiana Jones con el joven Mutt, dispuesto a vivir una nueva y trepidante aventura en su tercera edad.

El reino de la calavera de cristal no esta a la altura de En busca del arca perdida y de El templo maldito, pero supera a La última cruzada, pese a ser un filme con menos escenarios que aquel y con más concreción de personajes. Sigue la estela de la saga de mezclar realismo, aventura desaforada, ocultismo y algunos elementos fantásticos, y en ese sentido, todo sigue igual. No hay mucho elemento sorpresa ya que cuando este intenta aparecer, resulta totalmente previsible a tenor de lo que el espectador puede deducir. Esta deja vu no logra sin embargo ensombrecer un filme Indiana Jones 100% en donde tanto los fans de al serie como los que no lo son tanto disfrutarán de lo lindo con situaciones inesperadas, sustos, lugares inquietantes, persecuciones automovilísticos y paisajes espectaculares, todo dispuesto de una manera tal vez demasiado perfecta y con poco margen a la espontaneidad. El regreso del personaje de Marion Ravenwood, interpretado por Karen Allen en En busca…es una buena noticia para los fans de Indy, ya que el personaje cumple con todas las expectativas. En caunto a nuevos personajes, hay aciertos, como el desequilibardo profesor Oxley que encarna el gran John Hurt, y fallos, como George McHale (Ray Winstone), un arqueólogo colego de Indy fatalmente desarrollado en el guión. La inclusión de elementos de ciencia ficción en al historia no debe espantar a los seguidores de al saga, ya que están bien insertados (aunque de manera muy simplona), lo que resulta en cambio poco perdonable es que el final del filme, supeditado precisamente a ese elemento, sea tan tópico y vago.

Referencias a filmes anteriores de al saga y curiosas bromas a costa de estos constituyen pequeños e inofensivos atractivos, a los que se une la presencia simbólica de las efigies de Sean Connery, como un ya fallecido profesor Henry Jones Sr, y del fallecido en la vida real Denhom Elliot, el inolvidable Marcus Brody de los filmes anteriores. No faltan tampoco referencias a la serie de Las Aventuras del joven Indiana Jones (otro guiño a fanáticos). Mención aparte merece la interpretación de un Harrison Ford que se esfuerza por seguir dotando de vitalidad al ya maduro personaje (incluso ha rodado algunas escenas de acción sin especialista). Presencia mayoritaria de efectos especiales tradicionales en detrimento de los digitales y acción y emoción por un tubo en un retorno que responde a las expectativas, minimamente, es cierto, pero que nos quiten lo bailao: Indiana Jones es un icono demasiado grande como para defraudar a nadie.

No hay comentarios:

Publicar un comentario