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La tan esperada por estos lares “película española” de Woody Allen, si la despojamos de el revuelo mediático patrio que supone el protagonismo de los actores españoles de mayor fama internacional, Javier Bardem y Penélope Cruz, en un filme de uno de los directores vivos mas prestigiosos y todo el morbo del romance entre ambos (además del tímido morreo que se marca
El hecho de haber recibido hace algunos años el Premio Príncipe de Asturias de las Artes parece que metió a Woody en un compromiso de rodar un filme en España (el mero hecho de que ruede fuera de NYC ya es una noticia), y con la mayor parte del personal técnico español rodó en la capital de al ciudad condal y en diversas y bucólicas localidades asturianas este entretenido pero demasiado esquemático filme en el que Allen juega una vez más a ser un director europeo, latino en esta ocasión (si entendemos este termino en su auténtica acepción europea, es decir, francés, italiano o español) ofreciendo a la sazón ciertos manierismos y tics de Almodóvar, Fellini, Dino Risi o Vittorio De Sica pobremente asumidos. Una visión española totalmente turística no ayuda a otorgar credibilidad en un experimento extranjero de este calibre, y por ello sobran las manidas postales barcelonesas (Gaudí, Parc Guell, Montjuic; Sagrada Familia), una presencia constante de la guitarra española, incluidos conciertos de maestros y el Entre dos aguas de Paco de Lucía que se escucha hasta la saciedad, y mas tópicos del verde paisaje asturiano en su vertiente más rural y ensoñadora.
De todas formas, Vicky Cristina Barcelona no funciona nada mal como película; esta fundamentada en dos personajes femeninos que dan nombre a la película, dos jóvenes americanas de paso por Barcelona, una Vicky (Rebecca Hall), prudente y fiel a sus principios y otras Cristina (Scarlett Johansson), inmadura, coqueta y devorahombres. El encuentro con Juan Antonio, un seductor artista catalán de origen asturiano que quiere literalmente darse el lote con las dos, provocará un conflicto en ambas mujeres que les mostrará caras ocultas de si mismas y les hará replantear (sobre todo en la sensata Vicky), su idea sobre el amor y las relaciones de pareja. La irrupción de la neurótica ex mujer de Juan Antonio, Maria Elena (Penélope Cruz) complicará aún más las cosas, especialmente para Cristina.
Los cuatro intérpretes principales se esfuerzan enormemente por dotar de credibilidad a sus interpretaciones, pero el personaje de Javier Bardem es tan tópico (artista catalán de arte moderno y latin lover) y
Para mí, es la peor película de Allen, sin paliativos.
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