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A principios de los 70, el director Wes Craven, futuro creador de la saga de Elm Street y de Las colinas tienen ojos y el productor Sean S. Cunningham, futuro creador y director de la saga Viernes 13 firmaron La última casa a la izquierda , truculento thriller rodado con cuatro perras que seguía los cánones de la posterior trayectoria de ambos cineastas: muertes violentas, psicópatas, hachazos, mutilaciones. Casi 40 años más tarde, Craven y Cunningham producen un remake de aquella semiamateur película de juventud, con mayor presupuesto y un resultado bastante estimable superando al filme original. Dennis Illadis es el habilidoso director de este inquietante thriller terrorífico, protagonizado por un ramillete de intérpretes desconocidos.
La última casa a la izquierda es una historia de venganza en donde unos padres la toman con una banda de delincuentes con tendencias homicidas y psicópatas que secuestraron, torturaron y violaron a Mary, su hija de 17 años. Obviamente la peli no es la alegría de la huerta, con enormes dosis de violencia y sadismo y un grupo de facinerosos verdaderamente bestial (y muy bien caracterizado), en donde solo hijo adolescente del cabecilla pone la nota humana y bondadosa. Aunque El filme apuesta más por la tensión y el thriller que por la violencia explicita, no es esta película un plato para todos los gustos y no es muy recomendable para espectadores hipersensibles. Lo mejor de la función es el tono nocturno e inquietante (donde se percibe que algo va a ocurrir en cualquier momento) y el terrorífico juego que los “malos” llevan a cabo con la familia de su víctima. Que nadie espere tampoco una confortante reflexión ética porque los protagonistas se la pasan por donde yo te diga. El mensaje parece claro, ¿Qué se estaría dispuesto a llegar por venganza? Un buen filme de suspense para entretenerse (y sufrir) en verano.
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