Siempre es buen momento para recuperar en la pantalla grande grandes clásicos de la ficción, aquellos que han inspirado la imaginación de diferentes generaciones desde la literatura, el cine, la cultura popular. Aunque el (enésimo) recurso del cine en los últimos años a echar mano de personajes ficticios míticos sea un indicador de falta de ideas y estancamiento creativo, el regreso de Sherlock Holmes a las pantallas es de recibo, ya que la leyenda del detective londinense creado por Arthur Conan Doyle en 1887 y todo el mundo que le rodea es siempre algo sencillamente genial y muy gratificante para el lector o espectador. Según el Guinness, Sherlock Holmes y el Dr. John Watson son los personajes ficticios que más adaptaciones cinematográficas o televisivas han tenido a lo largo de la historia; Holmes ha sido interpretado por más de 70 actores, siendo el más memorables Basil Rathbone, quien protagonizó 14 filmes (las mejores adaptaciones cinematográficas de les aventuras de Sherlock Holmes) como Holmes entre 1939 y 1946 con Nigel Bruce como Watson, aunque tampoco habría que olvidar a Peter Cushing, Cristopher Plummer, Robert Stephens y muchos otros. Ha habido adaptaciones de Sherlock Holmes de todo tipo, desde versiones más o menos fieles de sus libros y relatos, a otras basadas en historias originales, visiones desmitificadores e incluso indagaciones sobre la juventud del personaje.
El caso es que Holmes vuelve en 2009 con una aventura creada para la ocasión y dirigida por el británico Guy Ritchie, un cineasta en estado de gracia tras su excelente anterior filme Rockanrolla (2008). Un nortemaricano, Robert Downey Jr. encarna al detective más famoso de todos los tiempos, mientras que el inglés Jude Law da vida al Dr. Watson. Nos encontramos ante unos Holmes y Watson algo alejados de la imagen tradicional que el público tiene de ellos y más adaptados a la iconografía del héroe de aventuras del gusto del siglo XXI , ya que esta película se escora más al cine de acción que al policíaco o detectivesco. Y ojo, que esta no es una revisión total de los personajes, ya que en realidad están más adaptados a lo que Doyle describió en sus novelas que lo que de ellos se describía en las múltiples adaptaciones a la pantalla efectuadas en el siglo XX. Así, nos encontramos con un Holmes bastante diestro en el arte del boxeo y con bastantes momentos de lucimiento marcial contra villanos y matones (tal y como su dio a entender en ocasiones), y un Watson más joven y apuesto en contraposición al gordo torpe y de mediana edad que el cine nos había vendido. Sherlock Holmes, sin la gorra y la capa características del personaje (aportadas por los primeros ilustradores de los libros) y sin perder un ápice de su sagacidad aparece como un cuarentón desaliñado y algo pendenciero, aspectos estos imaginados en esta nueva versión. Tanto el como Watson son ahora dos action heroes de armas tomar que, sin perder el espíritu deductivo y científico, se disponen a salvar al mundo de la amenaza de Lord Balckwood (Mark Strong) un villano que pretende acabar con el mundo empezando por el imperio británico.
La verdad es que este Sherlock Holmes tiene todos los ingredientes de una atractiva, excelente y perfecta película de aventuras y acción: crimen, villanos megalómanos, investigación detectivesca, escenas trepidantes, escenarios sugerentes, conspiraciones al más alto nivel, esoterismo, aspectos científicos, romance, humor y hasta explosiones. Pero esta claro que en realidad no resulta más que un (inteligente) pastiche del mito del personaje, al que se trata de poner a la altura del gusto del público del siglo XXI traicionando algunos elementos fundamentales del personaje, de modo que más que ante una historia de deducción detectivesca frente un crimen nos encontramos ante un filme de acción. La película es fiel en el aspecto de mostrar el universo Holmes sin dejarse prácticamente nada, aunque la inclusión del personaje de Irene Adler, interpretado por Rachel McAdams, que casi acompaña a Holmes al mismo nivel que lo hace Watson, esta bastante forzada. Por lo demás, es un filme estupendamente conseguido y que literalmente atrapa al espectador gracias al perfecto manejo y combinación del tempo narrativo, donde todo (las escenas de acción, las explicaciones deductivas, el proceso de investigación, los crímenes, los giros narrativos) esta perfectamente colocado. Robert Downey, pese a que no gustará a los seguidores puristas del personaje, esta bastante creíble y lleva a cabo una estupenda interpretación como un Holmes socarrón, dinámico y algo misántropo (además de misógino, claro). Buen acabado formal en una película donde el Londres de fines del XIX aparece recreado mayormente por sugerentes escenarios realizados por ordenador en tonos grisáceos y brumosos. En fin, un filme concebido fundamentalmente para distraerse y disfrutar, y atención que pueden llegar secuelas. Un perfecto y apasionante entretenimiento que recupera un personaje clave del imaginario colectivo.
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