Roman Polanski, a sus 76 años sigue siendo un grandísimo director. Dejando aparte sus resurgidos problemas con la justicia que han vuelto a hacer absurdo acto de aparición años y años después y que sin embargo amenazan con minar su salud, y obviando el ehcho que su filme anterior, la adaptación de Oliver Twist (2005) fue algo decepcionante, con El Escritor vuelve a demostrar por que siempre ha sido uno de los grandes. En un género en el cual se desenvuelve magistralmente como es el del thriller, el director franco-polaco vuelve a dar una soberana lección de cómo se debe hacer con escasos escenarios, no muchos personajes y una trama escueta pero golosa una excelente película.
Este Ghot Writer es la adaptación de una novela de Robert Harris, una intriga política en las más altas esferas pero que se desarrolla casi exclusivamente en un escenario tan adusto como una isla cerca de la costa del estado de Nueva York, en donde se aloja temporalmente el Primer Ministro del Reino Unido. Allí acude un periodista y escritor británico especializado en biografías (Ewan McGregor) para pulir y redactar correctamente las memorias de Adam Lang, el carismático premier laborista de su país (Pierce Brosnan), es decir, para hacer de “negro” (de escritor fantasma, que se dice en el mundo anglosajón). El joven escritor se aloja temporalmente en el refugio norteamericano de su anfitrión, cuya esposa, la primera dama (Olivia Williams), es una vieja conocida de nuestro protagonista. La muerte en extrañas circunstancias del anterior “negro” de las memorias del Primer Ministro es la sombra que recorre toda la estancia del escritor en la isla.
La película es un apasionante juego de pistas muy bien presentado y en donde la tensión va in crescendo, aunque a este le cueste un tanto arrancar. Un tono de inquietante tranquilidad preside el filme, totalmente centrado desde el punto de vista de su protagonista (una muy buena interpretación de McGregor) en donde nos e pierde ocasión para criticar a la política exterior norteamericana y al seguidismo que muchos gobiernos europeos realizan de los EEUU. La historia es una crónica de al búsqueda de al verdad en medio de un juego de intereses y trampas del que parece muy difícil salir y en donde uno nos e puede fiar de nadie. No es un thriller comercial, va mucho más allá y al final triunfa en todos sus planteamientos. Otro gran cierto de una director excepcional.
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