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Peter Jackson se puede decir que ya es el Spielberg del siglo XXI o si se prefiere el George Lucas de las antípodas, ya que se esta convirtiendo precisamente en eso, en el nuevo rey midas del cine-espectáculo en estos primeros compases de centuria. El éxito de la trilogía cinematográfica de El Señor de los Anillos no hizo sino aumentar el nivel de esperanzas artísticas y comerciales depositadas en el orondo cineasta neozelandes, y eso siempre es un handicap su todo director. Su última película, la revisión de King Kong (2005) era un buen filme de fantasía y acción pero no logró entusiasmar al público ni a la crítica, por lo que este The Lovely Bones, adaptación de la novela de Alice Sebold (editada en España con el título de Desde mi cielo) se consideraba una reválida para la consolidación del status de Peter Jackson como gran cineasta. Y aunque la singular historia narrada en la nivela era todo un bombón y un estupendo vehículo para mostrar las habilidades del director con materiales insólitos y de extraña belleza, Peter Jackson en esta ocasión no ha sabido aprovechar la ocasión y lo que podía haber convertido en una gran película ha sido finalmente un filme correcto y muy vistoso, pero sin más. Todo el mundo esperaba al Jackson de Criaturas Celestiales (1995), una vez pasado el empacho de acción y aventura, pero este solo se ha manifestado de manera tibia y timorata.
The Lovely Bones es una historia que mezcla melodrama, terror, suspense, fantasía e intimismo con el siempre imponente trasfondo de la muerte y de lo que se supone que hay después de ella. La película esta vista a los ojos de Susie Salmon, una adolescente de 14 años muerta que contempla a sus seres queridos desde su mas allá, una especie de limbo paradisiaco que se encuentra en la antesala del Cielo, pero que no es tal. El caso es que Susie fue salvajemente asesinada a principios de los 70 por un vecino psicópata y pederasta y sin que nadie llegase a saber que fue él el asesino. El dolor inicial y la evolución vital de su familia serán contemplados por la joven Susie desde su paraíso particular, mientras ve así mismo como su asesino sigue libre de sospecha. Esa inquietante sensación de la niña de no ser vista, ni oída, ni escuchada, y su desesperación al ver como los personajes “terrestres” cometen errores sin que nadie pueda evitarlo, es perfectamente trasmitida por la película y ese es su mejor virtud. El otro acierto es la contraposición entre el alucinante mundo de fantasía al que accede la protagonista (bellísimas y espectaculares imágenes cargadas de simbología) y en el cual es feliz tras su tragedia, y el sufrimiento indecible de su familia en el mundo de los vivos. Pero el desarrollo de la película parece desdibujado, incompleto. Da la sensación de que se podían desarrollar más las historias y las situaciones, todo parece sin acabar, y eso al final termina lastrando un filme con no pocos buenos momentos.
Como mezcla de melodrama y filme de fantasía sobrenatural, The Lovely Bones funciona bien, pero su cierta pretenciosidad y un regusto algo sensiblero- sobre todo al final- no resultan adecuados para hacer una gran película. Jackson demuestra ser un director de múltiples registros y dotado de un especial don para combinar magistralmente y son incoherencia cosas tan diferentes como la belleza y el horror, además de poseer uno de los mejores gustos estéticos del cine actual, pero falta más emoción y convicción. El trabajo de actores, eso si, resulta completo y creíble con al jovencísima Saoirse Ronan, la niña que sorprendió en Expiación(2008), bordando a la protagonista, un papel mucho ams complejo de lo que aprece. En el repato también se encuntran Mark Wahlberg y Rachel Weiz, como los padres de Susie y una desaprovechada Susan Sarandon como la abuela de la familia. Muy buenos efectos especiales, genial fotografía a la manera de los 70 e interesante música de Brian Eno en una película interesante pero que deja una extraña sensación de cosa incompleta.
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