lunes, julio 19, 2010

El aparatito de Lumiere - GAINSBOURG, VIDA DE UN HÉROE (GAINSBOROUGH (VIE HÉROÏQUE) )


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Esta película es un ejemplo de lo gratificante que resulta que las biografías cinematográficas que últimamente están llegando a las pantallas no se conformen con ser simples crónicas de la vida del personaje en cuestión y sean en muchos casos ejercicios de estilo y narrativos tan brillantes y originales como este. Muchos cineastas, como en este caso el director y dibujante de cómics francés Joann Sfar, están tomado nota de lo enormemente rico que resulta dar un enfoque entre irónico, poético, simbólico y a veces caricaturesco del personaje biografiado, y si el sujeto en cuestión es un personaje tan significativo, complejo y apasionante como Serge Gainsbourg (1928-1991), músico, compositor, cantante, pintor, director de cine y actor francés, entonces el resultado puede ser un filme sencillamente deslumbrante, como lo es Gainsbourg, vida de un héroe.


La figura y la vida de Gainsbourg la verdad es que son demasiado complejas para poder hacer un largometraje en donde se recojan la mayor parte de sus momentos significativos, por lo que este filme ha optado por un recorrido si bien lineal y meticuloso, muy rápido, condensado y en cierto modo inteligentemente tramposo. No solo se utiliza un buen número de artificios y momentos claramente dramatizados de manera impostada, sino que se recurre a la caricatura, la sátira y la complicidad con el espectador, con el fin de configurar un fresco bastante surrealista y bizarro que triunfa cuando trata de mostrar el peculiar universo de Gainsbourg y todo lo que le rodeaba (las personas con quien trató, su carrera, su peculiar filosofía sobre el amor y el sexo y sobre todo, la creación de su propia persona/personaje). Serge Gainsbourg, rebelde sin causa, genio y figura, fue (y sigue siendo) un personaje clave en la historia de la cultura francesa: de origen judío, vivió una infancia mercada por la ocupación nazi en Francia y por los deseos de agradar a su familia al convertirse en artista. Un niño precoz que en un entorno caótico devino en un artista bohemio (pianista de bar, pintor de poca monta y compositor de canciones de cabaret) pero que con el paso del tiempos en convertirá en el compositor de “música ligera” mas reputado en lengua francesa, evolucionando desde la chanson y el jazz en los 50 hasta el pop ye-ye y el rock psicodélico en los 60, para en las décadas de los 70 y 80 cultivar cosas tan variadas como el hard rock, el rock progresivo, el reagge, o el tecno pop. En el camino, multitud de mujeres (las más bellas y casi siempre mucho más jóvenes que él), problemas de salud ocasionados por su excesivo consumo de alcohol y tabaco, mucha pasta ganada, muchos escándalos sociales, políticos y sexuales, y una incapacidad manifiesta para llevar las riendas de su vida personal y de su desordenado, dejado y rebelde carácter. Todo ello aparece muy bien reflejado en esta película, con un Eric Elmosino sencillamente enorme en el papel del músico, con el que guarda un extraordinario parecido.


Escorada irremediablemente a lo simbólico, la película resulta toda una delicia desde el momento en que se nos deja claro que no hay género donde clasificarla y que está en el espectador el degustarla, interpretarla y “recomponerla” a su antojo. El drama, la comedia, el surrealismo, el romance, y por supuesto, el musical (se oye casi una veintena de temas del compositor, total o parcialmente) se dan cita en lo que es en realidad un filme coral presidido por la dual figura del Gainsbourg dubitativo y débil y su otro yo, su conciencia maligna representada por un grotesco muñecote caricaturesco, interpretado por el especialista en caracterizaciones aparatosas Doug Jones (Hellboy, El Laberinto del Fauno). Por la película desfilan los personajes de Juliette Greco (Anna Mouglaglis), France Gall, una de las célebres lolitas cantarinas de Gainsbourg (Sara Foriester), el escritor y músico Boris Vian (Philippe Katerine), su gran amor Jane Birkin (Lucy Gordon, que se suicidó antes del estreno y a ella va dedicada la película) y la mismísima Brigitte Bardot, encarnada con credibilidad y sentido del humor por otro icono erótico francés, Laetitia Casta. Otros puntos fuertes: una lograda ambientación en diferentes épocas (de 1940 hasta finales de los 80), un persistente clima de cuento o de cómic conseguido por su estética manierista e irreal y un atmósfera en ocasiones tan sensual como lo fue gran parte de su música. Hay grandes momentos como la polémica presentación de la versión reagge de La Marsellesa o el proceso de creación de su canción más célebre J´te aime…moi non plus, que como era de esperar tiene su momento crucial en la película. Un trabajo excelente que por desgracia corre el peligro de pasar fugazmente por nuestras pantallas.


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