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Se esperaba con curiosidad este filme sobre el nacimiento de la famosa red social Facebook y las andanzas de su controvertido creador, Mark Zuckerberg, más que anda por el poso de amarillismo y de rabiosa actualidad que desprendía el susodicho tema (el del “feisbuk”, of course), en boca y ala alcance de todo el mundo. La cosa no inspiraba a priori confianza debido a lo (demasiado) reciente de los acontecimientos que retrata, y como todo el mundo sabe un hecho real relativamente próximo en el tiempo es más bien materia prima de telefilms que de un filme cinematográfico serio. Pero, por fortuna, dicha desconfianza es infundada ya que su director, el experimentado y hábil David Fincher (Seven, The Game, El Club de la Lucha, El curioso caso de Benjamin Button) se esfuerza porque su película no caiga en el telefimismo ni en el sensacionalismo barato. Un también inteligente guión de Aaron Sorkin consigue una película interesante pero con varios peros, el principal resultar casi ininteligible para gente no puesta en el mundo de las redes sociales y de internet en general, y ya de manera más secundaria, las limitaciones que acarrea trabajar con un material argumental totalmente centrado en temas legales, demandas y contrademandas: casi una película de juicios (subgénero tedioso donde los halla) salvada por un guión bien cimentado y que tiende más la drama de personajes que a la parafernalia judicial y al thriller, y en donde aparece retratado con esmero y credibilidad el mundo universitario elitista norteamericano, ambientación central del filme, con sus fraternidades, sus alumnos trepas y pedantes, sus pisos compartidos y sus fiestorros desenfrenados.
El verdadero Mark Zuckerberg, interpretado aquí por Jesse Eisenberg, no quiso tomar parte en el asesoramiento de esta película, cosa que si hicieron algunos de sus colaboradores en el emporio Facebook. El Zuckeberg que aparece en esta peli es caracterizado como un chaval egoísta, obsesionado con destacar y con montar líos que estén en boca de todo del mundo y sediento de dinero una vez su invento de Facebook (¿o no fue suyo?) comienza a ser rentable. En ese sentido, no es muy amable la semblanza que se nos hace del millonario más joven del mundo, aquel muchacho que desde las aulas de Harvard creo en 2003 una web con los datos de los alumnos de la uni para paliar las ansias de esta sociedad moderna de conocerlo todo de todo el mundo. Pero tampoco se dilapida a Zuckerberg, ya que al fin de cuentas su inteligencia consiguió superar no pocas dificultades legales y demandas por robo de idea, aunque todo eso le hizo gabarse indeseadas enemistades como la de su antiguo socio y mejor amigo Eduardo Saverin (Andrew Garfield). De todas formas, que nadie se lleve a engaño, esta película no hace ningún retrato psicológico mínimamente riguroso del personaje central ni de su mundo. Da la impresión de que Fincher y Sorkin se conforman con un filme dramático basado en una historia real correcto pero apañadito…y es que la premisa inicial tampoco daba para mucho más, para que engañarnos.
¿Efectismo? Afortunadamente muy poco en esta película. ¿Oportunismo? Tal vez sí. Pero a fin de cuentas La Red Social es una buena película y de bastante recomendable visión para todos aquellos interesados en los daños colaterales del auge de la comunicación por internet y de sus redes sociales en el mundo contemporáneo. Excesivamente larga (dos horas) para el tema tan cerrado dentro de si mismo que toca y proclive a hacer perder al espectador el hilo con tiras y afloja argumentales continuos, pero muy efectiva y degustable.
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