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La verdad es que ya aburre el hecho de que la mayoría de las películas y series de televisión ambientadas en la edad media parezcan casi todas clónicas (pero eso, claro está, también afecta a todos los medios que tratan de hacer ficción con esta época): casi siempre se recurre a cruzados (y si no templarios), brujería, ocultismo, y batallas sangrientas y aparatosas. De esto no se libra este filme, mezcla de aventuras, fantasía y cine de terror light que pese a atesorar buenos momentos, cae al final en un innecesario y gratuito exceso de pretensiones argumentales resueltas de manera un tanto chapucera. Parece evidente que esta película opta por escorarse más a la fantasía épica tipo Conan el Bárbaro (es decir, “espada y brujería”) que al rigor histórico a la hora de tratar uno de los temas más apasionantes del Medioevo: los procesos por supuesta brujería, pero la apuesta lo único que hace es banalizar una historia que podía haber sido un poquitín más compleja e interesante sin perder capacidad de entretenimiento y sentido del espectáculo, elementos estos dos de los que esta peli, por fortuna, no está falta, aunque en ningún momento creo que llegue a entusiasmar incluso al espectador más fanático de este tipo de historias.
El director, Dominic Sena (Operación Swordfish) demuestra tener oficio y buen sentido estético ya que la película posee una buena fotografía y un cuidado diseño de producción, pero la historia, que tiene un planteamiento bastante interesante, termina por convertirse en algo bastante ridículo especialmente en los momentos finales, cundo se supone que tenía que ser totalmente inquietante. Nicholas Cage, en la peil del cruzado desertor Behmen, se encuentra correcto pero algo perdido, lo mismo que Ron Perlman, que interpreta a otro cruzado proscrito con el que lleva a cabo una oscura misión -junto con otros personajes- consistente en llevar a una joven acusada de brujería y de traer la peste y la desolación a una rica aldea (Claire Foy) a una abadía en donde debe ser sometida a un secreto ritual de desencantamiento. A partir de allí, algún momento inspirado y otros olvidables, siempre con un correcto sentido de la aventura pero ausente de épica. Vistosos efectos especiales, eso sí, y alguna y facilona reflexión sobre el papel de la iglesia en las cruzadas en una película que sirve solo para pasar el rato y entretener medianamente a los amantes del terror sobrenatural.
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