COWBOYS & ALIENS
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Catorce años han pasado desde que este proyecto comenzó a gestarse hasta su estreno. Varios guiones desechados y modificados y un sin fin de nombres implicados hasta que Jon Favreau fue elegido como director, con Steven Spielberg de productor y como protagonistas, ni más ni menos que el James Bond actual, Daniel Craig, y Indiana Jones de toda la vida, Harrison Ford (no es la primera vez que actores que encarnan a estos dos personajes de ficción se juntan en la pantalla). Y el resultado, pues un total despropósito en esta nada convincente hibridación de dos géneros-nicho con marcada personalidad exclusiva como son el western y la ciencia ficción. No se sabe si esto es un homenaje a las series B, a los pulp o una relectura de ambos géneros en clave de tributo cinéfilo que al final resulta una cosa un poco paródica y sin un gramo de voluntad de ganarse una credibilidad ni tan siquiera mediante guiños frikis o algún ejercicio no ya de homenaje sino de respeto a un género tan significativo en la historia del cine como es el western. Un guión mínimo y pueril y todo un conglomerado de tópicos del mundo del far west en cuanto a personajes, escenarios y situaciones reducidos a lo más manido y previsible, no lo gran levantar una película que no constituye ni tan siquiera un entretenimiento.
Es cierto que los efectos especiales están conseguidos y que los actores se esfuerzan en dar empaque a sus personajes, especialmente Daniel Craig en el papel de un forajido desnortado y amnésico con un misterioso brazalete que llega sin saber como a al típico pueblo del oeste, pero falta aventura, acción, una historia más elaborada y sobre todo inteligencia. Una pena, porque pese a lo delirante del planteamiento de la película, se podía haber conseguido una cosa bastante mejor.
LA PIEL QUE HABITO
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Por mucho que digan Pedro Almodóvar anda últimamente de capa caída. Después de Hable con ella, una de sus últimas joyas, el ínclito cineasta manchego parece ya haberse relajado y pese a mantener aún su indudable buen hacer y sus enormes dotes de narrador, no ha sido capaz de volver a firmar otra gran película e incluso sus más fieles seguidores han tenido que conformarse con películas simplemente aceptables, pasables o incluso irregulares, tal ha sido el caso de La mala educación (2004), Volver (2006) o Los abrazos rotos (2009). En esta ocasión Almodóvar dirige su mirada al thriller con elementos de ciencia ficción en un filme basado en una novela de Thierry Jonquiet cuyo principal atractivo a priori era el reencuentro con su ex protegido y “descubrido” Antonio Banderas, en uno de sus contados regresos al cine español en los últimos 20 años. No esta nada mal el actor malagueño en el complejo rol de un prestigioso cirujano plástico con escabrosos datos en su pasado personal y familiar que emprende una delirante aventura utilizando a un ser humano como cobaya de sus experimentos con una nueva piel transgénica de su invención. Nada se puede reprochar a Banderas, dueño absoluto de la función con un personaje que por desgracia da menos de lo que promete. No tan convincente es la interpretación de su protagonista femenina, Elena Anaya: a ratos ciertamente brillante pero otros un poco cargante (y es que esta chica a mi nunca me ha convencido, pese a lo guapa que es).
La piel que habito es una película que tiene sus puntos de interés: es un ejercicio narrativo muy bien resuelto con sorpresón incluido (hombre, el espectador puede intuir algo si se le da al tarro mucho juntando algunas piezas) y no abusa ni de sustos ni de tópicos facilones del thriller, pero da la impresión que el director no se ha currado mucho el alcance de la historia y todas sus posibilidades; Almodovar no parece tomarse muy en serio el género fantástico como un genero serio (valga la redundancia), y deja todo a medio hacer y de mala manera. La película parece tomar un tanto bastamente elementos del cine de David Cronemberg, de La Isla del Dr. Moreau, de Frankenstein e incluso de Reanimator (especialmente en lo concerniente al personaje del Mad Doctor) en su vertiente ci-fi mientras que en el plano thriller Hitchcock vuelve a ser la manida referencia, pero todo se queda en una maraña de esbozos. Como suele ser habitual en Almodóvar, la dirección de actores es impecable con un largo reparto en el que también se encuentran una muy convincente Marisa Paredes como la criada de toda la vida del doctor Lergard, Barbra Lennie, Roberto Álamo, Eduard Fernandez y dos jóvenes descubrimientos: Blanca Suarez como Norma, la atormentada hija veinteañera del protagonista y Jan Cornet como el esquivo y ambiguo moralmente Vicente, dos personajes que son los que empujan la acción de la película. Por otro lado, resulta ya un poco cansina la costumbre de Almodóvar de incluir personajes y situaciones casi prescindibles (como el de Roberto Álamo) y de estirar el guión con recovecos absurdos.
La piel que habito es una película cuya factura y resultado no se sabe si gustará o no a los más files seguidores del cineasta y es seguro que genere división de opiniones, pero todo eso no evitará que haga una taquilla excelente (como suele ocurrir con el cine de Pedro Almodovar), aunque sea solo por inercia. De todas formas, si el cine español tiene que vivir de películas de este director para cuadrar cuentas, da la impresión de que la gallina de los huevos de oro se va agotar antes de lo pensado.
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