martes, febrero 28, 2012

El aparatito Lumiere LA INVENCIÓN DE HUGO (HUGO)



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Parece un milagro que exista una película así tal y como están las cosas en una industria del cine mercantilizada al máximo y especialmente cuando se trata de caras producciones hollywoodienses teóricamente dirigidas al público infantil, como es el caso de esta maravillosa Hugo. Este nuevo esfuerzo creativo de esa gran leyenda del cine que es Martin Scorsese se ha saldado con un resultado inmejorable: en su primera incursión en el cine familiar con todas las de la ley, el realizador neoyorquino ha hecho una auténtica declaración de amor al cine por medio de una historia en la que el séptimo arte es el principal protagonista y que a buen seguro servirá para picar el gusanillo del celuloide y su mágico mundo a los más pequeños, los destinatarios principales de una película que sin embargo es disfrutable por el público de cualquier edad, ya que el espectador adulto (especialmente cuando se es cinéfilo) es quien en realidad captará en toda su plenitud y matices el hermoso mensaje de esta película, que no es otro que el que los sueños pueden hacerse realidad si uno los persigue con ahínco; y en ese sentido el cine desde comienzos del siglo XX ha ayudado a que los sueños de mucha gente se vuelvan realidad. De este modo, la historia que se nos narra es en realidad un homenaje a uno de los primeros fabricantes de sueños y pinero del cine: Georges Méliès (1861-1938), el hombre que inventó el concepto de cine de evasión y creo los primeros efectos especiales cinematográficos de la historia, un visionario incomprendido al que Scorsese rinde tributo con un nada disimulado cariño y rendición total

Basada en la novela La Invención de Hugo Cabret, de Brian Selznick, la película es una especie de manual de historia del cine en sus primeros estadíos (principios del siglo XX) para críos entre 9 y 13 años, inserto en un bello y poético relato: la búsqueda desesperada del pequeño huérfano Hugo (Asa Butterfield) por cumplir el encargo de su difunto padre, que le legará un objeto extraordinario que solo algo parecido la fuerza de los sueños podría poner en funcionamiento. La historia de Hugo, un huérfano de 12 años que vive en 1931 en la estación parisina de Montparnasse trabajando casi clandestinamente de mantenedor de los relojes de dicha estación y siguiendo así los pasos de su padre y su tío, se entrecruza con la historia real de Georges Méliès (Ben Kingsley), el genio olvidado que en su vejez y casi en la ruina subsiste como vendedor de juguetes en la estación. El autómata estropeado que el padre de Hugo encontró olvidado en un museo  y que no le dio tiempo a arreglar antes de morir será el elemento que una al niño relojero obsesionado con arreglar el muñeco y al amargado cineasta e ilusionista caído en desgracia con un casi mágico telón de fondo: el cine y su capacidad de crear maravillas y de tornar lo imposible en real. Con un magistral equilibrio entre lo poético, lo cómico, lo dramático, lo mágico y lo épico, la película pronto muestra una exhibición de maravillas conceptuales y visuales apoyadas por una narración ágil, perfecta  y concisa: sumándolo todo, llega a conmover al espectador esta historia vista no solo desde la mirada inocente de un niño (como podía serlo la del cine en sus inicios), sino desde la un personaje como Méliès cuya principal obsesión y objetivo vital fue sencillamente maravillar a la gente con el nuevo invento. Y Scorsese consigue transmitir perfectamente ambas miradas; esta claro que solo un director como él podía llevar a buen puerto una historia tan ambiciosa pese a su engañosa sencillez.

Pensada para ser exhibida en 3 D, la película recrea con suma perfección el París de principios de los años 30 aunque la práctica totalidad de la película esta ambientada en la estación de Montparnasse, casi un personaje más de esta película. La verdad es que solo por ver fragmentos reales de míticos filmes de Méliès como Viaje a la Luna (1902) - incluso en su versión coloreada a mano- y otras de sus películas , ya merece la pena para cualquier cinéfilo ir a ver esta cinta. Es especialmente espectacular y delicioso el flashback de la historia del mítico cineasta- interpretado de manera magistral por Ben Kingsley-  y sobre todo la recreación de los rodajes de sus filmes, así como la delicia sube cuando vemos escenas míticas como el cohete en el ojo del “hombre de la luna” (convenientemente homenajeada en esta historia). Otros homenajes, la mayor parte de las veces mediante fragmentos de cine mudo también aparecen: Buster Keaton, Harold Lloyd, Louise Brooks. Y es de agradecer además que a parte de el mensaje de que “ir al cine es bueno” también se transmite a la chavalería cosas como leer es bueno, nunca te rindas ante nada y lucha por tus ideales. En definitiva una delicia de historia. El joven Asa Butterfield (El niño con el pijama de rayas) esta muy, muy bien y tampoco le va a la zaga otra jovencísima actriz Chloë Grace Moretz, como Isabelle, la hija adoptiva de los Méliès y aliada de Hugo en su aventura. Un reparto de secundarios lujo en donde se encuentran Cristopher Lee, Helen Macrory, Richard Griffiths, Jude Law, Ray Winstone y el cómico inglés Sacha Baron Cohen (Borat) como un cómicamente villano inspector de la estación, ayuda a dar empaque a esta extraordinaria película. Scorsese ya tiene otra nueva obra maestra en su impresionante currículum y la película cinco merecidos Oscar. Al igual que con The Artist la triunfadora de 2011 ha sido una película de cine dentro del cine y ambientada a principios del siglo XX ¿casualidad? Puede que si, pero nadie puede negar que este es un peliculón en toda regla.

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