**
No
fue muy buena idea dividir en tres películas la adaptación de la mítica novela
infantil fantástica The Hobbit (un
solo volumen) de JRR Tolkien en tres películas, siendo además la idea inicial
la de hacer dos entregas, esto ya lo comenté en su momento y esta segunda parte
de la adaptación cinematográfica de Peter Jackson, responsable también de la excelente
versión a la pantalla grande de la trilogía de El Señor de los Anillos (2001-03), no hace sino confirmarlo. Si la
primera parte de las andanzas del hobbit Bilbo Bolsón, el mago Gandalf el Grís
y los trece enanos en su búsqueda por recuperar su reino perdida en la montaña
de Erebor arrebatada por el dragón Smaug era un inteligente y brillante
entretenimiento (aunque bastante por debajo de la saga cinematográfica de
ESDLA), La Desolación de Smaug se antoja como un filme
fantástico mediocre. Efectivamente, pese a que Peter Jackson demuestra su
oficio con hermosas imágenes, una narración bien presentada, espectaculares
efectos especiales y una vez más una deslumbrante recreación de la Tierra Media de Tolkien en
preciosos parajes naturales de Nueva Zelanda, aquí se nota ya que la historia
de The Hobbit no da para mucha más ya
que entre otras cosas es mucho menos elaborada que la de ESDLA y su tono más
infantil no consigue aquella épica legendaria de Los Anillos. Las apariciones y referencias en estos filmes a
personajes de la trilogía literaria posterior (y que no figuraban en la novela
original de El Hobbit) para engarzar
un tanto impostadamente con aquella si bien dan un tono mas oscuro a la
historia lo único que consigue es crear una innecesaria segunda trama en la narración
que da la impresión de que no pinta nada en el desarrollo del argumento principal.
Un exceso combates y escenas de acción para dar empaque “adulto” a la historia
no consigue más que lograr el aburrimiento del espectador ante una narración
que se interrumpe innecesariamente cada dos por tres.
Pese
a todo, la película atesora buenos momentos, especialmente cuando Martin
Freeman (Bilbo) e Ian McKellen (Gandalf) ocupan la pantalla con el excelente
buen hacer en sus personajes. Vuelve Orlando Bloom como el elfo Legolas de
ESDLA y se incorporan Stephen Fry como el señor de la Ciudad del lago y Benedict
Cumberbatch dando su voz y gestos al dragón infográfico Smaug, cuyos momentos
en el filme son de lo mejorcito y más salvable del mismo. Una peli de entretenimiento navideño como otra
cualquiera, pero Tolkien siempre se merece mucho más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario