Tras Shampoo
(1975) el prestigio de Hal Ashby aumentó enormemente; la crítica ya le colocaba
junto con otros directores del Nuevo Hollywood que habían comenzado a finales
de los 60 o principios de los 70 como Martin Scorsese, Terence Malick, Francis
Ford Coppola, William Friedkin, Robert Altman o Peter Bogdanovich, realizadores
todos ellos que antes de 1976 ya habían dirigido títulos emblemáticos en el
cine USA como El Padrino, Malas Calles, French Conection, Malas
Tierras, M.A.S.H o Nashville: No obstante el director de
Utah aún no había dirigido ningún título que fuese considerado una obra maestra
por parte de la crítica. Además, el carácter emocionalmente inestable de Ashby
y su cada vez más habitual consumo de cocaína y marihuana hacia que el trato
hacia él fuese bastante difícil por parte de productores, colaboradores o
actores pero aún así seguía siendo requerido por la industria de Hollywood y su
importancia dentro del mundo del celuloide (dentro del llamado “Renacimiento de
Hollywood” de los 70) era mayúscula y en alza: se esperaba que de un momento a
otro filmase un obra de cinco estrellas.
En 1976 poco después de terminar Shampoo Hal Ashby se puso
manos a la obra con Bound for Glory (Esta
tierra es mi tierra) biopic del
legendario cantante protesta y folkster norteamericano Woody Guthrie
(1912-1967), basado muy libremente en el libro autobiográfico del mismo título
escrito por el propio cantautor en 1943 y que para la película fue adaptado por
Robert Getchell. Pese a ser un proyecto de estudio, una vez más aquel fue un
maridaje lógico: Guthrie inspiró el movimiento de folk americano de los 60
encabezado por Bob Dylan; Ashby era un admirador de Dylan, la canción protesta
estadounidense de diferentes épocas y de Woody Guthrie; el mítico folkster fue
el paradigma del cantante-vagabundo con conciencia social y ansias de libertad
(ideario compartido con Ashby) y en definitiva el espíritu rebelde, libertario
y contestatario de Woody Guthrie casaba perfectamente con el sustrato
ideológico del cine de los “easy riders” de Hollywood, especialmente con el de
un personaje como Hal Ashby que aceptó entusiasmado el reto. La pena es que Bound for Glory partía como una visión
idealizada y demasiado ficcionalizada de la vida de Guthrie y esto solo puedo
dar una película correcta e interesante (además de contar con una brillante
factura técnica) pero falta de honestidad.
David Carradine, famoso en aquellos años por haber
protagonizado la serie de TV Kung-Fu interpretó
a Woody Guthrie cantando además todas las canciones del autor en el filme.
También intervinieron Ronnie Cox, Melinda Dillon y Gail Strickalnd. La
película está muy bien ambientada en los años 30 en la época de la Gran Depresión
en Oklahoma, concretamente en las temporadas de las tormentas de polvo que
asolaron gran parte de la agricultura estadounidense y en donde Guthrie trataba
en la película de guiar consolar y guiar espiritualmente con sus canciones a
los granjeros de la zona. El filme cuenta además de con una gran banda sonora
de canciones - como fácil es suponer- con una estupenda fotografía de Haskell
Wexler (ganadora del Oscar), un excepcional diseño de producción y un vestuario
muy cuidado que transportan a la foto en
sepia de la America de la Gran Depresión. Fue además la primera película en
usar la steadicam, empleada en algunos planos. Esta tierra es mi tierra recibió además las nominaciones de mejor
vestuario, mejor guión adaptado, y por primera vez en un filme de Ashby, mejor
película. La crítica la recibió con alabanzas (especialmente desde el aspecto
técnico aportado por la innovadora steadicam) pero aún seguía colocando a
Shampoo en la cabeza de la filmografía de Hal Ashby. Un filme muy bien narrado
y sugerente pese a ser una más o menos fantaseada biografía, lo cierto es que
no llega a los niveles de de The Last
Detail ni de Shampoo, pero estaba
claro que Ashby estaba madurando como director.
En 1978 llegaría la mejor película (y el mayor éxito
comercial) de Hal Ashby, Coming Home (El Regreso). La película, al igual que la anterior, fue producida
por United Artists con Jerome Hellman (Cowboy
de Medianoche) como productor ejecutivo y un guión del montador Robert C.
Jones y Waldo Salt a partir de un argumento que Nancy Dowd había escrito en 1972 a instancias de Jane
Fonda, reconocida activista en contra de la intervención norteamericana en
Vietnam. La historia tocaba un tema aún peliagudo en la sociedad USA de aquella
época como era las consecuencias de la Guerra de Vietnam entre los combatientes
norteamericanos en dicha guerra, tanto físicas, como psicológicas, sociales y
morales. Considerada ya todo un clásico del cine de los últimos 40 años, El Regreso es una historia de amor
dramática entre Sally (Jane Fonda), la esposa de un marine destinado a Vietnam
en 1968 (Bruce Dern) y Luke (Jon Voight), un veterano de Vietnam parapléjico
internado en un hospital de veteranos donde Sally ha decidido colaborar como
voluntaria a la ausencia de su marido. Luke, traumatizado por el suicidio de un
amigo también ex soldado (Robert Carradine) por sus problemas psicológicos, se
convierte en un activista anti guerra al tiempo que él y Sally tratan de
proseguir su relación, descubierta por Bob el marido de Sally cuando este
regresa inesperadamente. El tono antibelicista de la película, contrario a un
guerra que solo hacía tres años había terminado y que aún había dejado heridas
sin cicatrizar en EEUU (la situación de desarraigo a todos los niveles de los
veteranos de la película era la misma que muchos ex combatientes en Vietnam
reales) era compartido tanto por Ashby como por la estrella femenina del filme,
Jane Fonda, quien impulsó la película seis años atrás para su productora recién
fundada queriendo hacer un filme sobre la guerra de Vietnam bajo el punto de
vista de mujeres voluntarias en una institución de veteranos. El guión final
difería significativamente del argumento que Nancy Dowd había escrito, pero fue
del gusto tanto de Fonda como de Ashby y del productor Jerome Hellman. Hay que
decir que Ashby no fue la primera opción para dirigir el film ya que Hellman se
lo ofreció antes a John Schlesinger, el director de Cowboy de Medianoche (1969), quien no compartía la postura
antibélica de la mayor parte del elenco técnico y artístico del filme.
Precisamente el protagonista de aquel mítico filme de Schlesinger, Jon Voight,
amigo de Fonda y también activista anti Vietnam se hizo con el papel de Luke
tras haber sido rechazado por Jack Nicholson, Sylvester Stallone y Al Pacino.
El Regreso fue un éxito de taquilla en 1978 y
obtuvo excelentes críticas. A día de hoy, ha perdurado como un claro ejemplo de
las nuevas temáticas a las que los directores del Nuevo Hollywood de los 70 se
aventuraron y que en otro tiempo hubiesen sido irrealizables por presión de los
grandes estudios: en este caso se trataba de las consecuencias de la Guerra de
Vietnam en sus ex combatientes, algo que aún a finales de los 70 resultaba muy
doloroso a la vez que polémico ya que esto condujo a muchos ciudadanos de EEUU
(incluidas como hemos visto a celebridades) a posicionarse contra tal guerra
tanto durante su transcurso como en los años inmediatamente posteriores a su
finalización. Como muchos críticos e historiadores de cine han señalado, Coming Home es la última película que
recoge el espíritu inconformista que inspiró a los (grandes) directores del
Renacimiento de Hollywood. Ya en el plano estrictamente cinematográfico, Coming Home es un dramón con multitud de
matices y temáticas (historia de amor y celos, denuncia, historia de superación
personal) que sigue conmoviendo en su visionado. El trabajo actoral es fabuloso
(Hal Ashby se estaba destapando como un gran director de actores) y una vez más
el guión es sensacional por no hablar del montaje, en donde Ashby una vez más
metió baza sin acreditar. De hecho, una de las escenas más memorables del
filme, el discurso del personaje de Voight en un instituto, fue editado
meticulosamente por Ashby tras darse cuenta el personal técnico del filme de
que el actor- bastante decepcionado con los métodos de Ashby durante el rodaje,
algo raro en sus intérpretes- había
improvisado un discurso absurdo y poco coherente. Tras el trabajo de tijeras de
Ashby, el rollazo de discurso se convirtió en vibrante y fue de lo más
comentado por crítica y público de la actuación de Jon Voight. El intérprete consiguió el premio al mejor
actor en el Festival de Cannes y el Oscar al mejor actor en 1978, uno de los tres
Oscars que El Regreso ganó: también Jane
Fonda ganó el de mejor actriz y Salt, Jones y Down al de mejor guión original.
La película obtuvo otras cinco nominaciones, entre ellas mejor película y por
primera (y única) vez mejor director para Hal Ashby, que perdió frente a Michael
Cimino por The Deer Hunter (El cazador)
Ashby atravesaba la mejor racha de su carrera, pero no
modificó sus hábitos toxicómanos ni sus excentricidades. Su siguiente película Being
There (Bienvenido Mr. Chance)
(1979) fue su última gran película antes de su bajón profesional y creativo en
los 80. La película tal vez sea de las más recordadas de Hal Ashby junto con El Regreso y Shampoo y posiblemente la mejor del director tras la primera
citada. Alejándose del drama de sus últimos filmes, Ashby volvió a la comedia
esta vez con tintes satíricos y con elementos de melodrama, comedia negra y
comedia romántica trufados de cierto halo poético que hace de Being There un filme delicioso y memorable.
El veterano Peter Sellers, que a finales de los 70 ya no era la superestrella
que fue en los 60 y atravesaba por varios problemas personales, fue el
protagonista de la cinta consiguiendo una de las mejores interpretaciones de su
larga carrera en lo que fue su penúltimo filme antes de su muerte en julio de
1980. Del propio Sellers fue de quien partió la idea de adaptar la novela Being There de Jerzy Kosinski convenciendo
al autor para que adaptase su propio libro y reservándose el papel protagonista
de Chance el jardinero, antes de que él y Kosinski propusiesen a Hal Ashby como
director del filme. La película, estrenada en diciembre de 1979, es una ácida
sátira política y humana sobre un pobre hombre simple y atolondrado que por
incompetencia y estupidez de la clase política y de las élites sociales y
económicas de Washington DC llega a ser un personaje altamente influyente y
toda una referencia política. Peter Sellers divirtió y conmovió con su Chance,
un jardinero de mediana edad de Washington, inocente y bobalicón, que nunca
había salido de la mansión donde trabajaba hasta la muerte de su anciano
propietario y patrón. En el “mundo exterior” Chance verá cambiar su vida sin él
pretenderlo cuando se encuentre por casualidad con el magnate Bend Rand (Melvyn
Douglas) y su esposa Eve (Shirley MacLaine), quienes lo toman como un rico
potentado por sus elegantes vestimentas y confunden sus frases sobre jardinería
(su único tema de conversación) en profundas metáforas y reflexiones sobre la
vida empresarial y económica.
El filme recibió el aplauso unánime de la crítica destacando
su tono entre jocoso, tierno, satírico y romántico trufado de momentos extraños
y surrealistas escenas cómicamente memorables. La interpretación de Sellers,
muy aclamada en su momento, desde luego que es de las que no se olvidan y con
toda justicia puede decirse que fue la mejor de toda su carrera en un personaje
que parecía estar hecho para él. Su química con Shirley MacLaine es total y su
trabajo gestual y de voz (curioso el monótono y atolondrado modo de hablar de
Chance) encomiable. Pero lo que mas llama la atención de Bienvenido Mr. Chance es ese tono entre esperpéntico y paródico que
tiene su momento más significativo en los memorables últimos compases del filme
cuando en el funeral de Rand presidido por el presidente de EEUU (Jack Warden),
Chance -cuyo nombre ya ha salido entre los asistentes al funeral como un
posible candidato a presidente- se aleja de la ceremonia y se dirige hacia un
lago que él atraviesa andando por la superficie. Bienvenido Mr. Chance ganó el Globo de Oro al mejor actor de
comedia y musical pero no pudo ganar el Oscar al mejor intérprete masculino de
1979. Melvyn Douglas consiguió el Oscar al mejor actor secundario.
Hal Ashby parecía estar llegando al cenit de su carrera,
pero a partir de finales de 1979 su comportamiento se hizo más errático y
difícil. Recluido en su casa de Malibú, el director se dejaba ver muy poco y se
pasaba todo el día fumando cannabis. North Star, la compañía que había creado
para producir Being There bajo los
auspicios de la productora de aquel film, Lorimar, tuvo que cerrar en 1980 debido
a la desocupación y pasotismo de Ashby. Los productores durante un largo
periodo apenas podía tener contacto con él y pronto perdieron el interés en
ofrecerle guiones, aunque durante algunos años antes de su muerte Hal Ashby, con
más de 50 años y cada vez más reclusivo, se las ingenió para seguir rodando films, la mayor parte mediocres y que no recordaban al hábil e inteligente cineasta
que fue en los 70. Con Being There
terminó pues la época gloriosa y verdaderamente interesante de Hal Ashby, a
partir de 1980 director de filmes de medio pelo.
Ashby había estado hasta finales de los 70 a la altura de los
Scorsese, Bogdanovich, Malick, De Palma, Woody Allen o de realizadores que explotaron en la segunda
mitad de los 70 y que fueron la última promoción del Nuevo Hollywood como
Steven Spielberg o George Lucas, pero en la nueva década las cosas empezaron a
cambiar para todos. También hay que tener en cuenta que en los 80 aquella libertad
creativa de la que gozaron estos directores ya no existía: el afán por lograr
éxitos de taquilla hizo muchas veces claudicar el espíritu independiente y
transgresor de la generación del Renacimiento de Hollywood al tiempo que
algunos como Francis Ford Coppola se veían en serias dificultades económicas y
otros como Lucas o Spielberg fueron tornando poco a poco a la comercialidad
gracias a los bluckbusters conseguidos con sus films para todos los públicos de
finales de los 70. Ya poco quedada del espíritu de los “moteros tranquilos,
toros salvajes” (como los bautizó el crítico y escritor Peter Biskind) aunque
casi todos los directores de aquella generación aún mantuviesen el mayor
control creativo sobre sus películas y en ese sentido Hal Ashby, pese a
no ser ni productor ni guionista y de rodar casi todas sus películas por
encargo, se vio enormemente perdido ya que no había sitio para un singular
director que daba su personal impronta a proyectos ajenos gracias
fundamentalmente a su maestría en el montaje y en la peculiar dirección de
actores. Fue precisamente su pericia con el montaje- que recordemos enalteció a
filmes como El Regreso- la que le
llevó a aceptar guiones mediocres como el de sus siguiente películas posteriores
a Being There, Second-Hart Hearts y Lookin´to
Get Out. Second-Hart Hearts (1981)
fue la penúltima muestra de la confianza que la compañía Lorimar tenía
depositada en Ashby y se rodó inmediatamente después a Bienvenido Mr. Chance cuando el director aún estaba “sereno”. Esta
comedia romántica-melodrama que cuenta los avatares de un divorciado y una
viuda en un viaje para recuperar a los hijos del primero estaba protagonizada
por Robert Blake y Barbara Harris y filmada a partir de un guión que George
Eastman había escrito para un telefilme de 1968. El rodaje fue muy accidentado
debido al cada vez más deteriorado estado mental de Ashby fruto del consumo de
drogas y el resultado fue tan desastroso que no se estrenó hasta 1981 distribuido
por Paramount y solo en Los Angeles y
Nueva York aunque luego tuviese una distribución en video normalizada. Impropia
de un talento como el que Hal Ashby había demostrado no hace mucho antes- su
peor película hasta la fecha-, Second-Hart
Hearts es casi una película perdida de Ashby y la primera señal de su
declive artístico.
Ashby trató de redimirse en vano con Lookin´to Get Out (1982) otro proyecto de Lorimar con un
guión mediocre que al final fue ofrecido a Ashby tal vez con intención de
sacarle de su reclusión desde 1980. El realizador parecía animado con su
regreso a la dirección y aunque era consciente de lo flojo del libreto estaba
convencido que en la sala de montaje podía “arreglarla”. No fue así y Lookin´to Get Out fue otro filme
deficiente y un fracaso en taquilla. La cinta, que contaba con la participación
(de nuevo) de Jon Voight en el papel protagonista y en el también intervenían Burt
Young y Ann-Margret, contaba la historia de un jugador de Nueva York que decide
viajar a Las Vegas junto con un amigo también jugador para ganar en los casinos
el dinero que debe a sus rivales en una partida de poker. El rodaje, que
comenzó a principios de 1981, fue de nuevo turbulento con un Ashby literalmente
fuera de sus cabales y con absurdas pretensiones e ideas: quería primeros
planos imposibles de juegos de cartas invirtiendo tiempo excesivo para ello y
se pasó meses y meses montando varias escenas, en especial una en el que los
números de clubs de Las Vegas debían desarrollarse exactamente al ritmo de la
canción que debía sonar de fondo en la banda sonora, Message in a Bottle de The Police y que finalmente no se empleó
tras seis meses de trabajo. Lorimar consciente de los desvaríos de Ashby, del
mal trato que estaba dando al personal técnico de esa película- especialmente a
sus montadores, en cuyo equipo incluyó a algunas de sus amantes- y de que el
director no terminaba de editar el filme se lo quitó a finales de 1982 (llevaba
año y medio de montaje) para estrenarlo comercialmente con un montaje final de
Robert C. Jones, colaborador de Ashby, con el visto bueno de Jon Voight y
distribuido por Paramount. A la crítica no le convenció y el filme pasó sin
pena ni gloria, no estrenándose en muchos países hasta bastantes años después o
directamente en vídeo. A mediados de los 80 se descubrió una copia del montaje
original de Hal Ashby- que se suponía perdido- que fue exhibida en la
Universidad del Sur de California, dicha versión fue mas tarde editada en
vídeo. Pese a ser una comedia de enredo sin ningún aliciente, Lookin´to Get Out tras diversas
ediciones en vídeo y pases en televisión goza de cierto culto por parte de los
admiradores más acérrimos de Hal Ashby. Como dato curioso, en este filme debutó
una pequeña Angelina Jolie, hija de Jon Voight.
Tras esta película, la carrera artística de Ashby continúa
su caída libre. La productora Lorimar, muy resentida con el director, impidió
que Ashby dirigiese filmes como Tootsie
(1982) – fue despedido poco antes de empezar a rodar- y esto le llevó a un más
si cabe acusado declive personal que incluía una delicada situación financiera.
El director había acompañado en 1981 tras el rodaje de Lookin´to Get Out a su banda favorita los Rolling Stones en su gira
americana con el fin de rodar un film-concierto conviviendo durante varios días
con Jagger y compañía y en una noche de alcohol y droga con el grupo se inyectó
una sobredosis de heroína desmayándose en el estadio de Phoenix donde estaba
filmando una actuación de los Stones. Let´s Spend The Night Together se
estrenó en EEUU en 1983 con muy poca distribución. Un correcto filme de
conciertos con estilo cinematográfico que tras su edición en vídeo es una pieza
bastante estimada por los fans de los Stones. En ese 1983 Ashby, con 54 años,
estaba físicamente en las últimas y comenzó tímidamente un proceso de
rehabilitación aunque no dejaría las drogas hasta dos años después. Estaba de
nuevo con Joan Marshall pero había dejado de hablarse con antiguos amigos suyos
como Haskell Wexler, su fiel director de fotografía. En 1984, aún sin
rehabilitarse, dirigió otro film de concierto de rock aunque esta vez para el
mercado del vídeo doméstico: Solo Trans,
actuación de Neil Young en Ohio. Un año después se embarca en The
Slugger´s Wife (1985),
comedia romántica con guión del prestigioso dramaturgo y guionista Neil Simon (La Extraña Pareja) con el mundo del
béisbol como telón de fondo y protagonizada por Michael O´Keefe y Rebecca de
Mornay. Ashby comenzó a montar la película casi sin diálogo en la primera media
hora y sin nada de lo escrito por Simon y cuando les mostró el avance del
trabajo a Simon y los productores estos se horrorizaron provocando el despido
del director en la posproducción y montaje del mismo. Absurda e ininteligible, The Slugger´s Wife fue de nuevo un total
fracaso artístico y comercial y es la peor película de Hal Ashby aunque el
montaje final fuese totalmente ajeno a su criterio.
El realizador de Utah había tocado fondo personal y
profesional. En 1985 ya nada hacía recordar a aquel director talentoso, fresco
y con enorme sentido crítico. Ya a finales de aquel año Hal Ashby comienza a
asegurar en público y en privado que se está limpiando y se embarca en un nuevo
proyecto, esta vez a partir de un guión de Oliver Stone, todavía más conocido
como guionista que como director: 8 Million Ways to Die (8
millones de maneras de morir) (1986). Robert Towne, gran amigo de Ashby,
retocó el guión de Stone bajo pseudónimo en este thriller fallido y rutinario
que con todo es el mejor filme de Ashby en los 80 (lo que no supone gran cosa)
y tuvo una distribución internacional normalizada, algo que no ocurría desde Bienvenido Mr. Chance ya que todas sus
películas posteriores apenas habían salido de EEUU. Actores del momento como
Jeff Bridges, Rosanna Arquette y un Andy García en su primer papel importante
intentan dar credibilidad a una historia de crímenes, secuestros, prostitución
y drogas ambientado en Los Angeles con demasiado estilo televisivo (a lo Miami Vice). Una vez más, los
productores le quitaron la película a Ashby antes de terminar de montarla ante
tanto tiempo invertido por el maniático director en esa faceta: era la tercera
vez consecutiva que esto le ocurría, lo que le indignó de tal manera que
denunció al productor Stephen J. Rock ante el
sindicato de directores, obteniendo una pequeña indemnización. Ashby,
pese a todo, terminó por rendirse como director. No podía entender como
habiendo sido uno de los mejores montadores cinematográficos le podían quitar
las películas para, precisamente, montarlas. También rompió su amistad con
Robert Towne por desacuerdos creativos sobre el filme.
En 1987 pese a las grandes decepciones profesionales Hal
Ashby consiguió rehabilitarse de las drogas. Se cortó su larga melena canosa,
se arregló la barba y volvió a frecuentar los saraos de Hollywood. Habló a la
prensa de sus ganas de dirigir por fin
un filme “de Hal Ashby” y de que había perdido ocho años de su vida. No
obstante, a sus 58 años Ashby estaba físicamente muy tocado de su época toxicómana
y frecuentemente no se sentía bien. Hasta su muerte solo puedo dirigir el
episodio piloto de la comedia televisiva policial Beverley Hills Buntz (1987) y otro oscuro piloto televisivo no
emitido y nunca convertido en serie Jake´s
Journey (1988), fallido proyecto de comedia fantástica junto con el ex
Monty Python Graham Chapman, que fallecería en 1989 y por lo tanto fue también
su último trabajo. En 1988 a
Ashby se le diagnóstica una flebitis migratoria y poco después un cáncer de
páncreas. Le es extirpado parte del hígado y del páncreas y le quedaba ya poco
de vida. Enemigo de la medicina tradicional y de los hospitales, se fuga
literalmente del hospital de Los Angeles donde se hallaba ingresado y vuelve a
su casa donde recibía los cuidados naturalistas de su nueva compañera. Sus
amigos de siempre, Warren Beatty, Haskell Wexler, Bob Jones y Jerome Hellman,
sabedores de que su fallecimiento es inminente le visitan a menudo aunque él
hasta el último momento no admitió su muerte. Hal Ashby murió en su casa de
Malibú el 27 de diciembre de 1988
a los 59 años de edad.
Para muchos la muerte de Hal Ashby fue el fin definitivo de
la generación del Nuevo Hollywood. Cierto era que desde hacía tiempo aquel
espíritu de cine de autor y el ascenso del director como dueño absoluto de su
obra que aquellos jóvenes y no tan jóvenes cineastas habían creado a finales de
los 60 habían desaparecido y una vez más los grandes estudios dominaban
Hollywood. Hal Ashby no tuvo precisamente la culpa de ello, pero su figura es
paradigmática y esencial para comprender el alcance cultural y soical de
aquella irrepetible camada de Hollywood con Coppola, Cimino, Hopper, Beatty,
Spielberg, Scorsese, Altman o los Forman y Polanski americanos) que dio auténticas obras maestras del séptimo arte (Bonnie and Clyde, M.A.S.H, Chinatown, Easy Rider, La Última Película, Malas
Tierras, la saga El Padrino, Apocalipse Now, Alicia ya no vive aquí, Taxi Driver, Toro Salvaje, El Exorcista,
French Conection, Tiburón, Star Wars, Luna de Papel,
La Puerta del Cielo y como no, varias
películas de Ashby, entre otras) aunque jamás alcanzase el reconocimiento
artístico de varios de sus compañeros de generación. Queda la duda de que
hubiese ocurrido si Hal Ashby no hubiese caído en desgracia en los 80 o si no
hubiese sido dependiente de las drogas durante toda su vida, llegándose a
convertir en un director aún mejor de lo que fue. Pero el legado que ha dejado
es tan brillante que cualquier amante del cine puede sentirse satisfecho. Como
se dice en Bienvenido Mr. Chance “La
vida es un estado mental”.
FILMOGRAFÍA COMPLETA
The Landlord (El
Casero) (1970)
Harold and Maude (Harold y Maude) (1971)
The Last Detail (El Último Deber) (1973)
Shampoo (1975)
Bound for Glory (Esta Tierra Es Mi Tierra) (1976)
Coming Home (El Regreso) (1978)
Being There (Bienvenido, Mr.Chance) (1979)
Second-Hand Hearts (1981)
Lookin´to Get Out (1982)
Let´s Spend the Night Together (1982)
Solo Trans (1982) (vídeo) (1984)
The Slugger´s Wife (1985)
8 Million Ways to Die (8 Millones de Maneras de Morir) (1986)
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