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Clint
Eastwood sigue empeñado en rodar prácticamente todos los años cual Woody Allen
y en seguir dejando patente que en su vejez esta viviendo un estado de gracia
como director que ya demostró en los últimos diez años con filmes como Mystic River (2003), Million Dollar Baby (2004), el díptico Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwo Jima (2006) o Gran Torinio (2008). Pero también es
cierto que en esta década de 2010 el mítico realizador semirretirado ya como actor
esta dando muestras de irregularidad y cansancio con cintas un tanto endebles
como su anterior filme Jersey Boys y
en ese sentido ya poco se le puede exigir y puede esperarse de un director que
nos ha regalado excelentes momentos cinematográficos y que con 85 años, eso si,
sigue manteniendo con dignidad su estatus de mito viviente y consiguiendo
firmar películas aceptables como American
Sniper, un drama bélico basado en hechos reales irregular y tramposo pero
trufado de momentos sublimes y una puesta en escena prácticamente perfecta
propia de un director que domina como nadie el arte y el oficio cinematográfico.
La biografía del militar de los Navy Seals Chris Kyle (1974-2013), condecorado
francotirador de la guerra de Irak y considerado uno de los mejores
francotiradores de la historia del ejercito norteamericano es lo que nos ofrece
esta película en donde se combina la crónica bélica de una guerra real con un
drama personal centrado en el Kyle post guerra y sus consabidas secuelas que se
antoja deshilachado, previsible e insuficiente aunque con algún buen momento
aislado. Es por ello que las escenas bélicas es de lo mejor del filme, rodadas
de una manera muy realista y con una total verosimilitud merced a escenas
realmente conseguidas y momentos impactantes. No obstante, un tono patriótico y
demasiado condescendiente con el estamento militar norteamericano (algo que era
ya de esperar si se conoce la trayectoria de Eastwood) convierte a esta
película en algunos momentos en una estomagante cinta propagandística pro
bélica que no resultará del gusto de gran parte del público europeo aunque al
viejo Clint habría que perdonarle todo a estas alturas.
El
tratamiento de la figura de Chris Kyle, muy bien interpretado por ese valor en
alza que es Bradley Cooper, resulta irregular y ambiguo: por una parte se nos
presenta a un hombre con un gran sentido del deber, orgulloso de sus actos
(aunque estos sean atroces) y que terminará marcado por su afán de proteger y
salvar a los demás aunque sea rozando la paranoia, y por otra a un soldado con
afán por redimirse tras contemplar varios escalofriantes desastres bélicos
aunque ni el mismo parece arrepentido por sus acciones y si más bien orgulloso
por haber sido el mejor en su ocupación de tirar a matar y haber podido “servir”
a su país. No parece que el público pueda empalizar mucho con este personaje y
con su aparente drama moral (que no está muy bien descrito en el filme), aunque
el paralelismo que se hace de Kyle con la conciencia colectiva de Estados
Unidos en los conflictos bélicos (sentimiento de culpa, secuelas) pueda
resultar interesante. Es posible que ya Clint Eastwood no nos legue mas obras
maestras, pero una vez más nos ha demostrado que aunque con filmes algo
irregulares como este como director no tiene edad.
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