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El
que se continúe haciendo adaptaciones de series de televisión célebres e
históricas no es una buena señal del grado de creatividad y frescura de la
industria cinematográfica pero de un modo u otro no resultan nada desdeñables
las traslaciones a la gran pantalla que transmiten buen hacer, cierta
originalidad y un cierto distanciamiento de la fuente catódica original, ya
bien sea en clave de parodia, pastiche, reinvención o actualización. En esta
ocasión el legendario serial de espinaje de la década de los 60 The Man from U.NC.L.E (conocido en
España como El Agente de CIPOL) ha
sido tomado por el hábil e ínclito pero últimamente bastante irregular
realizador británico Guy Ritchie – en los 90 y 2000 considerado algo así como
el Tarantino british con filmes como Lock
and Stock o Snatch, cerdos y diamantes-
convirtiendo lo que fue en su día un divertimento con el telón de fondo
paranoico de la Guerra Fría
y con clara influencia del auge de James Bond-007 en un filme de acción
veraniego desenfadado y sin prejuicios con claro y a veces ridículamente manierista
aire retro sesentero y que sin caer en la parodia clara se toma con
ironía y cierto cachondeo la ficción de agentes y espías durante los años del
conflicto entre el bloque capitalista y el comunista. El resultado es una
película de acción y espionaje entretenida e inteligente que no llega a más por
que tampoco lo pretende. Guy Ritchie parece haberse olvidado de sus brillantes
thrillers con connotaciones sociales y parece conformarse con el cine de
aventuras y entretenimiento más liviano como ya demostró con el díptico sobre
Sherlock Holmes protagonizado por Robert Downey Jr., y es una pena porque este
realizador tiene sobradas facultades para hacer filmes más brillantes.
Superman
y el Llanero Solitario, o lo que es lo mismo Henry Cavill y Armie Hammer son
los dos héroes de la película, el agente de la CIA estadounidense Napoleón Solo y el agente del
KGB soviético Ilya Kuryakin. Ambos se
ven reclutados en una inusual operación conjunta de EEUU y la URSS para recuperar unas armas nucleares robadas por un millonario
playboy italiano en realidad un peligroso fascista. Una joven y bella agente de
la RDA, Gaby
(Alicia Vikander) les acompañará en una misión que pronto se revelará llena de
secretos, trampas y trejemanejes que llevará a los protagonistas a diferentes
puntos de una Europa chic sacada de un catálogo de modas y decoración de lujo
de los años 60. Con diferentes dosis de acción, intriga y comedia, al final la
sensación final es de estar ante un simple juguete caro con diálogos
chispeantes y explotación de diferentes tópicos del más manido y clásico
thriller de espías en una especie de metahomenaje tan logrado y trabajado como
carente de verdadero atractivo. Un filme de evasión sin más, pero
inteligentemente planteado que gustará a nostálgicos del thriller de espionaje
clásico siempre que estén dispuestos a reírse de sus propios gustos
cinematográficos.
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