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Una
lástima que un nuevo biopic de la científica polaco-francesa Marie Curie (1867-1924),
descubridora de la radioactividad y primera mujer que consiguió un Premio Nobel,
no esté a la altura de las circunstancias perdiéndose en un ejercicio estilístico,
tanto en imagen como en recursos narrativos, loable en su esfuerzo pero pobre y
poco convincente en sus logros. Con marcado tono reivindicativo de la figura de
esta mujer pionera del reconocimiento de las mujeres en el mundo de la ciencia
más allá de la influencia de su marido Pierre Curie, con quien compartió el Premio
Nobel de Física de 1903, este filme narra principalmente la vida de Maria
Sklodowska (su nombre de nacimiento polaco) desde la muerte de su esposo hasta bien
entrados los años 10 del siglo XX, con lo que tenemos más bien un retrato de la
mujer en un mundo masculino que aún no estaba acostumbrado a aceptar la inteligencia
en el género femenino. En este aspecto, esta cinta polaca cumple su propósito y
entrega una biografía más audaz y menos convencional que lo previsible, pero
sus momentos pretendidamente simbólicos y algún ramalazo bergmaniano -pero siempre
con esa peculiaridad realista-costumbrista que siempre ha caracterizado al cine
del este de Europa- caen en un pequeño empacho de esteticismo que resta
credibilidad a la película.
Karolina
Gruzska está bastante entonada como la física polaca nacionalizada francesa,
una mujer entregada a su pasión por la investigación y por su familia a partes
iguales que tuvo la suerte de poder equilibrar ambos espacios pero siempre luchando
por su reconocimiento y por su genialidad, algo que muchos ponían en duda. Pero
en un conjunto con más bajos que altos como este y un ritmo de historia
incierto y a veces poco claro y aburrido, las buenas interpretaciones caen lo
intrascendente. No ha tenido suerte en taquilla esta película, por cierto.
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