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Viudas fue una serie de televisión británica de culto de la
década de los 80 escrita por la autora de thrillers literarios Lynda La Plante que fascinó en su
adolescencia al realizador británico Steve McQueen (12 años de esclavitud). Más de 30 años después, él mismo ha
transformado aquella serie de intriga y golpes criminales maestros con un por
entonces inusual protagonismo femenino en el género en un interesante
largometraje que va incluso más allá en el mensaje feminista de la historia y
consigue tener además una identidad propia aunque también sea cierto que cae en
algunas concesiones de thriller comercial para atraer a un público amplio. Con
todo, lo más notable es que Steve McQueen se revela como un realizador todo
terreno y aunque este trabajo sea bastante inferior a la magistral 12 años de esclavitud lo cierto es que
el realizador afrobritánico consigue dejar su impronta reivindicativa de
minorías (la protagonista principal pasa de ser caucásica como en al serie
original a ser de raza negra con una historia de fondo de desencuentros
raciales) y social (crítica a la corrupción política), además de impregnar
cierto aire británico e Indie a una producción mayormente norteamericana y en
donde la acción, en otro de los cambios con respecto a la fuente original, pasa
de Londres a Chicago.
La oscarizada Viola Davies es Verónica Rowlins, la
lideresa de la banda de mujeres que decide culminar el atraco que sus
fallecidos maridos, unos delincuentes comunes, trataron de llevar a cabo antes
de ser abatidos por la policía. Amenazada por altas y corruptas instancias de
poder por un chanchullo previo de su marido Harry (Liam Neeson), la decidida
Verónica no dudará en dejar los remordimientos morales a un lado y hacer frente
a la deuda que ahora tiene robando el dinero con la ayuda de las otras viudas
de los atracadores Linda (Michelle Rodríguez) y Alice (Elizabeth Debicki), y de
Belle (Cynthia Erivo), una peluquera que actúa miembro de apoyo. Con un buen
equilibrio entre el drama, el thriller, la acción y el comentario social, la
película tiene mantiene interés en todo momento aunque en no pocos momentos el
desarrollo flaquee. El reparto resulta más que eficaz, incluyendo también a
Colin Farrell y Robert Duvall como las dos generaciones de una saga de
políticos municipales sin escrúpulos y a Bryan Tyree Henry y Daniel Kaluuya
como dos hermanos que se mueven entre la política y el crimen organizado. Sin
ser nada del otro jueves, se pasa el rato y se disfruta, pero esta claro que
Steve Moqueen puede hacer películas mucho mejores que esta.
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