jueves, junio 06, 2019

ROCKETMAN


 
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Aunque gestada desde hacia varios años, no ha podido ser más oportuno en el tiempo el estreno de la película biográfica de Sir Elton John, una de las figuras vivas más legendarias de la historia del rock: el estar aún caldeando el éxito de Bohemain Rhapsody ha terminado impulsando al público a ver una nueva película basada en una estrella de la música popular. Pero es que este biopic, aunque al igual que la película sobre Queen también producido por una major de Hollywood (Paramount en este caso) y también con la supervisión del biografiado (que ejerce además de productor ejecutivo al tiempo que su marido David Furnish es uno de los productores del filme) avanza muchos metros por delante que aquella a la hora de ofrecer una obra original, bastante valiosa desde el punto de vista cinematográfico y en definitiva una gran película. Es cierto que no se desdeñan las trampas del cine más comercial y algunos recursos bastante explotados dentro del cine biográfico, pero Rocketman se ha esforzado por vestirse y presentarse como un biopic diferente, no ya sólo enmarcándose decididamente dentro del género musical- esto es, con canciones entonadas por los protagonistas en el devenir de la narración- sino adoptando una pose manierística, unas veces verista y otras caricaturesca, pero sin dejar de ser en ningún momento una historia real y que verdaderamente cuenta algo, una gran historia,  y por ello da que pensar y conmueve al espectador más allá de que se sea o no fan de Elton John.
      
Presentada precisamente como una fantasía que trata de hacer una inmersión en la música de un grandísimo cantante y compositor, la película se beneficia de una excelente puesta en escena en donde se combina magistralmente el realismo y la ambientación en diferentes épocas (los 50, 60, 70, 80 y principios de los 90 del siglo XX) con la teatralidad y artificiosidad (intencionadamente) impostada de las obras musicales, cuyos códigos la película asume entre lo irónico y lo respetuoso: un excelente trabajo de su director Dexter Fletcher- precisamente director sin acreditar de la mayor parte del metraje de Bohemian-  que anuncia que este ex actor británico antigua estrella juvenil puede reconvertirse en un gran director. Pero para grandeza la  que alcanza su actor protagonista, Taron Egerton, quien da vida con total solvencia y desgarro a un personaje en realidad tan contradictorio e inseguro como Elton, un chaval de barrio londinense que para triunfar en el mundo de la música no le parecía suficiente su genialidad y tuvo que reinventarse en otra persona (de Reg Dwight a Elton John) para sentirse a gusto consigo mismo y asumir su éxito, algo que no siempre consiguió. Egerton muestra a la perfección todas las caras y la evolución personal del personaje (tímido al comienzo, traumatizado por la falta de cariño de sus padres, ambicioso, multitoxicómano, homosexual al principio reprimido y luego más tarde liberalizado, irascible, tierno) y realiza un tour de force esfuerzo interpretativo que incluye cantar la mayor parte de las canciones de Elton que oímos en el filme y además no lo hace nada mal. Y por supuesto la inmersión en el papel ha sido total.

Oír temas tan inmortales como Goodbay Yellow Brick Road, Border Song, The Bitch is Back, Tiny Dancer, Bennie and the Jets o Your Song narrando además con propiedad la historia es una auténtica gozada a la que contribuyen la mayor parte de los intérpretes del filme que además de John-Egerton tienen su líneas cantada, incluyendo los dos intérpretes infantiles del cantante, Matthew Illsey y Ktt Connor, quienes realizan un estupendo trabajo musical y actoral como unos Elton John de 7 y 12 años. En el resto del reparto nos encontramos con Jamie Bell como el no menos grande y genio a la sombra de Elton, el letrista Bernie Taupin, el gran amigo del cantante, a Bryce Dallas Howard y Steven Mackintosh como los padres de Elton, con los que tuvo una deficiente relación o a Steve Madden como John Reid el manager y primer amor de Elton con el que tuvo una trayectoria tormentosa. Es cierto que la película, que se desarrolla desde 1953 hasta 1990 cronológicamente es inexacta (una vez más) y que las canciones suenan en orden anacrónico, pero Rocketman es un enorme espectáculo musical y cinematográfico que muestra una contradictoria historia de superación de miedos e inseguridades dentro de un contexto de triunfo y que desde luego debe ser vista para sacar conclusiones sobre eso tan frágil que es la existencia humana.              

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