*** y 1/2
De vez en cuando el cine echa mano a la mitología universal
y cuando esto ocurre frecuentemente nos encontramos con agradables sorpresas como
esta pequeña pero más que sugerente producción alemana que recurre a un mito
germánico, el de las ondinas, para contar bajo los consabidos ropajes de cuento
de hadas una curiosa historia de amor enmarcada en el mundo y la época actual en
donde, claro está, no puede faltar el elemento trágico y perverso de los
cuentos alemanes. Un melodrama realista pero también un filme sutilmente fantástico
que juega de manera efectiva con la simbología poética alcanzando pequeños
picos de gran belleza en un conjunto no del todo redondo pero si totalmente convincente
para espectadores exigentes.
El
director Christian Petzold repite con la pareja protagonista de su anterior En Tránsito (2018), Paula Beer y Franz Rogowski;
ella da vida a Ondina, una joven de la que poco sabemos salvo que es licenciada
en Historia y que trabaja como conferenciante de desarrollo urbanístico de Berlín
para el ayuntamiento además de acabar de romper con su novio Johannes (Jacob
Matschenz); él es Cristoph, un buzo
industrial que trabaja en los lagos cerca de Berlín y que comienza con Ondina
una relación que se origina de una súbita y alucinante manera. El final del
amor con Johannes traerá una especie de extraña responsabilidad para Ondina y
una inquietante maldición para ella y su nueva pareja: algo relacionado con el
nombre de la mujer, el de las ninfas de agua dulce germánicas (personajes
existentes en muchas otras mitologías). Historia narrada con gran número de imágenes
simbólicas, diálogos escuetos y sobre todo una genial ambivalencia entre lo
real y lo fantástico, esta es una película que en dicha vertiente recuerda mucho
a algunos trabajos de Julo Medem y demuestra la versatilidad temática en un
mismo filme de muchas películas recientes del cine europeo.
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