** y 1/2
Intentar adaptar una obra teatral en la gran pantalla siempre
ha sido un reto superlativo y apasionante para cualquier cineasta por la
dificultad que esto entraña. Si se consigue con solvencia el resultado suele
ser una obra maestra, si se fracasa oscilaremos entre la mera insuficiencia y
el bodrio. Cesc Gay, realizador catalán con estupendas películas en su
filmografía (En la ciudad, Una pistola en cada mano, Truman) pese a partir de una obra de teatro propia (Los vecinos de arriba) y dominar tanto el
medio teatral como el cinematográfico, por desgracia no ha conseguido ninguna
obra redonda. Una pena porque el material de partida, una comedia de cuatro personajes
en donde las relaciones de pareja y las diferentes maneras de vivir la
sexualidad dentro de esta es el tema central era un buen punto de partida para
un filme divertido y sobre todo inteligente dada la mordacidad de los diálogos,
además de dar la oportunidad de presenciar esforzados tours interpretativos dentro
de un reparto limitado y por consiguiente omnipresente. Pero Sentimental no sabe aprovechar la
versatilidad de sus intérpretes, su estilo narrativo no resulta muy creíble y
en definitiva y pese a contar con muy buenos momentos no termina de ser más
profunda de lo que promete ser en varios instantes optando más por la
caricatura que por la verosimilitud, aunque el costumbrismo realista, muy bien
conseguido, esta presente en todo momento especialmente en los diálogos.
Las obras de teatro con matrimonios como protagonistas
(dos a ser posible) han dado mucho de si y el séptimo arte ha tomado siempre
buena cuenta de ello tanto en drama como en comedia. En esta ocasión nos
escoramos hacia lo último sin desdeñar ciertos elementos dramáticos aunque sin
la intensidad necesaria para lograr algo más que una comedia leve y simpática. Diversión
no le va a faltar al espectador, pero si busca algo más una vez haya captado
las premisas mas serias que la película plantea se sentirá decepcionado. El cuarteto
de actores esta soberbio, eso si, demostrando la habilidad de Gay para dirigir
intérpretes: Un matrimonio en plena crisis, el formado por Julio (Javier Cámara,
actor fetiche de Cesc Gay) y Ana (Grisela Siciliani, actriz argentina que
resulta todo un descubrimiento) ha invitado a cenar la no hace mucho instalada pareja
de vecinos del piso de arriba Laura (Belén Cuesta) y Salva (Alberto Sanjuán) cuya
única referencia para ellos es su frenética actividad sexual audible desde el
domicilio de Julio y Ana. La invitación, idea de ana, es recibida con fastidio y
resignación por Julio en un momento en que dicha pareja no pasa por el mejor momento
en su relación. Ambos matrimonios, tratando de conocerse mutuamente en un
ambiente entre hostil, hipócrita y cargado de cortesías impostadas descubren
que tienen poco en común, pero la peculiar visión del sexo de Salva y Laura empieza
a convertir la reunión en una bizarra bomba a punto de explotar.
La intensidad cómico-dramática del filme va subiendo conforme la trama avanza pero el climax final resulta flojo y sin chicha. Es perceptible que el reparto ha disfrutado de su trabajo pero la falta de verosimilitud de algunos momentos hace caer a la historia en el tópico y a veces en el estrambote. Con todo, la película entretiene bastante y se disfruta con su mala uva y su costumbrismo urbano fácilmente proyectable en la vida cotidiana de muchos. Una pena que resulte tan floja su faceta de exploración de las miserias de la vida conyugal, pero sólo por los motivos expuestos antes y por el trabajo actoral merece verse este filme aunque sea solo para pasar un buen rato.
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