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Hace tres años Un
Lugar Tranquilo, modesto filme
dirigido y protagonizado por John Krasinski logró convencer a partes iguales tanto
a los amantes de la ciencia ficción de invasiones alienígenas como a los de los
dramas del cine independiente americano. Consciente el director de que dicho
filme se había convertido en una pequeña obra de culto, ha realizado esta esforzada
secuela que trata de mantener el tipo de la primera película y se puede decir
que lo consigue aunque no llegue al mismo nivel de esta. Y es que, aunque
precisamente parezca todo lo contrario, resulta difícil hacer una continuación
de un filme que no tenía un final propiamente dicho y que teóricamente dejaba vía
libre para una secuela, pese a que tal y como quedaba podía haber sido perfectamente
una obra completa y conclusa. Krasinski- que vuelve a interpretar a Lee, el padre
de familia fallecido en la primera parte en un breve flashback inicial- se ha
esforzado por dotar a esta continuación de una total coherencia y unitarismo
con el primer A Quiet Place volviendo
a las mismas localizaciones de aquella y ofreciendo exactamente el mismo
mensaje de comunicación familiar, sacrificio y supervivencia por medio de idénticos
recursos narrativos minimalistas en donde la parquedad de diálogos (motivada
por el hecho de tener que esconderse los personajes de extraterrestres
depredadores ciegos sensibles al sonido): en otras palabras, se ha querido que
este sea otro pedazo de una misma película y no un filme diferente, algo que al
menos estilísticamente se ha conseguido. No obstante hay un pero: al contrario
que en la primera parte, aquí los elementos dramáticos están atenuados y se
apuesta más por la acción y el suspense, que aunque excelentemente conseguidos
dan la sensación de no hacer justicia al cien por cien al espíritu original del
proyecto.
Enmarcada temporalmente un año después de los eventos
anteriores, de nuevo nos encontramos con la familia Abbott: Evelyn (Emily Blunt)
y sus hijos Regan (Millicent Simmonds), Marcus (Noah Jupe) y el bebé, acosados como
el resto de la humanidad por los extraterrestres invasores y luchando por su
supervivencia a toda tratando de provocar ningún ruido. La incorporación en el
reparto de Cillian Murphy y Dijmon Honsou ilustra una cara amable en la parábola
distópica del filme sobre la evolución de la humanidad, en donde aún pueden
encontrarse seres dispuestos a ayudar en medio de una sociedad que se ha
tornado egoísta y depredativa.
La narración vuelve a seguirse con sumo interés y sin dar tregua al espectador, pero su nuevo tono de thriller más convencional y la inclusión en golpes de efecto más bien tópicos hacen restar el encanto que poseía la anterior entrega. Con todo, es este un filme interesante y sugestivo que vuelve a poner de manifiesto que el género fantástico resulta más deslumbrante cuando se adentra en territorios tradicionalmente poco transitados por él.
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