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No es nada del otro jueves pero se deja ver y bastante
esta interesante película de maduración que parte de una premisa autobiográfica
de su director, James Gray, cineasta no excesivamente conocido pero con filmes bastante destacables en su curriculum (Los Amos de la Noche, Two Lovers, Z la Ciudad Perdida, Ad Astra)
que nos cuenta desdoblado en el personaje de Paul Graff su preadolescencia en
Queens, NY dentro de una familia de origen judío que aspiraba a que sus retoños
llegasen lo más alto posible (más de lo que habían llegado las generaciones anteriores)
por medio de una esmerada educación y la inculcación de la cultura del
esfuerzo. Pero para un chaval de 11 años soñador e imaginativo como Paul (Banks
Repeta) las exigencias de su entorno familiar no le dicen anda en tanto que el
no ven casi no ve ninguna conducta ejemplarizante salvo la de su abuelo Aaron
(Anthony Hopkins), un hombre lúcido y de vuelta de todo con el que Paul siente una especial conexión. Un
cambio fortuito e inesperado como es el de que el pequeño tenga que dejar el
colegio público al que asistía para acudir a uno privado y elitista hará que el
muchacho se replantee muchas cosas.
La ambientación en 1980 esta cuidada y sin demasiados tópicos (como tampoco hay mucha estandarización facilona en el uso de la nostalgia) en una película que apuesta por una puesta en escena que tiende a lo teatral -gran parte de la historia se desarrolla en el hogar de los Graff- y en presentar diálogos jugosos con un punto emotivo. No obstante, no hay nada verdaderamente novedoso en el aspecto melodramático de la película ni tampoco se puede decir que estamos ante una historia intimista modélicamente presentada; este filme más bien se queda en un peldaño modesto aunque eso si cumple con creces su función de ofrecer una historia sugerente y con mensaje humanista y también político-social: el día que el neoliberalismo triunfó en EEUU (representado por Ronald Reagan) las cosas cambiaron a peor. La difícil y ambigua relación de Paul con sus padres (Anne Harthaway y Jeremy Strong) es lo que en realidad vertebra y da sentido a la película además de la relación del chico con su abuelo, y todos estos aspectos funcionan correctamente en la película, en donde salen como personajes el padre y la hermana del mismísimo Donald Trump, entonces también empresarios de éxito, interpretados respectivamente por John Diehl y una Jessica Chastain que últimamente se apunta a un bombardeo. James Gray pese a demostrar unas grandes cualidades como director no termina de explotar plenamente, pero con películas como esta su prestigio sigue subiendo.
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