lunes, diciembre 30, 2024

NOSFERATU

 


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El mito de Drácula sigue siendo inmortal e intergeneracional, casi como el mismo personaje, pero en esta nueva visión sobre el vampiro más famoso de la historia de la ficción, lejos de resultar cansino el regreso a una historia sobradamente conocida resulta todo muy grato por diferentes motivos: la puesta en conocimiento a una nueva generación de espectadores de la historia creada por Bram Stoker en 1897 (aunque este film es una variación de tal vez la más famosa de sus variaciones) y que pueda animar a la lectura de la novela en que se basa (y de la literatura gótica en general); el revival de la obra maestra de la historia del cine de la que toma referencia y homenaje a su manera, el Nosferatu de 1922 de F.W Murnau; y sobre todo el presentar un filme de terror sólido, con fundamento y brillante, cosa nada habitual últimamente, aunque sea mirando al pasado y echando mano del clasicismo del género. Si, porque este nuevo Nosferatu (el tercero con este título contando el remake anterior de Werner Herzog de 1979) bebe muy inteligentemente tanto del expresionismo alemán del filme primigenio como del gótico británico decimonónico del Drácula de la obra de Stoker, la estética romántica europea y por que no la imaginería fantaterrorífica actual en forma de breves pinceladas (efectos visuales, montaje) que no desentonan en todo el conjunto. Robert Eggers, realizador norteamericano que ya sorprendió con The Northman (2022) demuestra casta de buen cineasta con elementos de Tim Burton y Roger Corman y una enorme estilización arty que elevan esta nueva versión del mito vampírico a una excelente película que va más allá de ser un simple remake-homenaje a la película de Murnau y de una nueva versión de la historia del Conde Drácula.

Es curioso como pese a tomar el contexto predominantemente germánico, gran parte de la atmósfera expresionista (actualizada) y el nombre de la mayor parte de los personajes del Nosferatu de Murnau - que era una versión cinematográfica no autorizada de la novela Drácula y por ese motivo se introdujeron dichos cambios- esta película toma como referencia más notoria la versión de 1992 de Francis Ford Coppola (la mejor y la más fiel) y rechaza presentar la célebre imagen del Conde Orlok como el vampiro calvo y orejudo en pos de un conde bigotudo y melenudo más acorde con el Vlad Dracul histórico que inspiró a Drácula, interpretado por ese fascinante actor de personaje que es Bill Skarsgard, quien de momento parece especializarse en papeles terroríficos: su Orlok es fantasmagórico, etéreo y escalofriante, más sugerente todo lo que le circunda cuando aparece, visual y atmosféricamente, que su imagen, ya de por si bastante inquietante. La joven Lily-Rose Depp, hija de Johnny Depp, encarna a Ellen Hutter, el amor terreno del conde y objeto de su maleficio con una sorprendente eficiencia y momentos tanto escalofriantes como humanistas-románticos que dan una gran riqueza al personaje, tal vez una de las más mejores y logradas encarnaciones de Hutter-Mina Harker en el cine. En líneas generales este es un filme en el que el reparto brilla con propiedad en un filme de época, elemento este además muy bien conseguido gracias a una fotografía pictórica inspirada tanto en la pintura romántica como en los grabados góticos obra de Jarin Blaschke, lástima que no en todo el filme se recurra a ese tipo de imágenes y muchas veces se apueste por una imagen más convencional que no termina de casar con el tono inicial del filme. Entre los intérpretes nos encontramos a otros jóvenes valores como Nicholas Hoult como Thomas Hutter, el primer contacto humano con Orlok y el sufrido marido de Ellen, veteranos como Willem Dafoe encarnado al profesor Von Franz o sorpresas como el brillante secundario británico Simon McBurney encarnando al enloquecido y delirante Herr Knock (inspirado en el Renfield de Stoker): alucinante. Y es que todo funciona excelentemente en esta película, un homenaje al gran cine y a la gran ficción que pese a su condición de cine de género puede gustar a muchos públicos.

domingo, diciembre 22, 2024

¿ES EL ENEMIGO? LA PELÍCULA DE GILA

 


*** y 1/2

Fue Miguel Gila (1919-2001) uno de los más grandes humoristas de la historia de España y un personaje dotado de una biografía peculiar que abarcaba casi todas las vicisitudes y acontecimientos de nuestro país en el siglo XX, incluidas la Guerra Civil, en la cual tomó parte siendo poco más que un adolescente y el régimen franquista en el cual comenzó su trayectoria profesional como dibujante humorístico, humorista teatral y actor; su vida, marcada precisamente por su participación en la infausta contienda bélica en la cual se libró milagrosamente de la muerte por fusilamiento y que le dejó una peculiar visión tragicómica de lo absurdo de la guerra, pedía alguna adaptación a la ficción que en 2024 se ha llevado a cabo en forma de este largometraje que centrado en las vivencias del joven Gila en la guerra trata de reflejar y de una manera que podemos calificar como exitosa la influencia de aquel trágico episodio de la historia de España en la personalidad y el humor de Miguel Gila (el ya estandarizado concepto en España de “la guerra de Gila”). Un biopic comedia-drama con tonos a veces esperpénticos, otros más realistas y costumbristas y algunas pinceladas fantasioso-alegórico-poéticas que resulta muy grato de ver en su deconstrucción del cine bélico y el drama puesta al servicio de todos los matices de la visión del personaje no solo sobre los conflictos, las guerras, la relación vida-muerte y el odio sino también las ansias de vivir, la felicidad, la amistad, la familia y las relaciones humanas. Puede que tal amplitud de temas no haya sido abarcada con mucho detalle en esta cinta pero el resultado final como película es muy convincente.

Rodada con mimo y con sumo respeto hacia el sujeto de esta biografía (o mejor dicho memorias de juventud) y una cuidada ambientación de finales de los años 30, el director Alexis Morante ha debutado en el largo de ficción de una manera bastante brillante gracias en buena medida a un guion muy eficaz firmado junto con Raúl Santos que trata de aunar los diferentes datos biográficos con un retrato de la personalidad de Gila (más acorde e identificable con el Gila maduro humorista que todos conocidos) tierna, irónica e ingeniosa y un claro mensaje antibelicista. La denuncia de los injustos horrores de la guerra, retratados aquí con elaboradas escenas de batallas cuerpo a cuerpo, capturas de prisioneros y barrabasadas varias, es lo que vertebra el sentido de este filme en donde la figura de Gila se erige como un heraldo antiguerra, algo que él siempre fue. El joven actor valenciano Oscar Ledesma está inmenso como Gila, notándose que se ha preparado su personaje a conciencia con un modo de hablar y un acento castellano-madrileño calcado,) además de gestos y manierismos, vislumbrándose un enorme futuro para este intérprete. Brilla también el resto del reparto, con Carlos cuevas como su entrañable amigo caído Pedro Tabares, Salva Reina como un cabo y posteriormente sargento chusquero andaluz, Natalia de Molina como una fanática miliciana o Vicente Romero como un teniente de armas tomar -todos ellos compañeros de armas socialistas en las filas republicanas de Gila- además de Adelfa Calvo e Iván Villanueva como los abuelos del cómico. Interesante banda sonora de Miguel Santos, logrados efectos visuales incluyendo alguna animación que homenajea los dibujos de Gila (su faceta de dibujante, menos conocida, es reivindicable) y en definitiva esforzado e interesante trabajo repleto de humor, humanismo y ternura no exentos de momentos amargos que cumple con creces su objetivo de homenajear merecidamente a Gila y de lanzar a los cuatro vientos un grito de lo injusta y cruel que es la guerra.

lunes, diciembre 09, 2024

HERE

 


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Es cierto que Robert Zemeckis nunca ha sido un director fuera de serie, lo suyo más bien siempre fue ser un hábil realizador de cine comercial -un discípulo aplicado de Spielberg, su amigo y mentor en los inicios de su carrera a finales de los 70 y en su despegue a mediados de los 80- con su momento de gloria (Forrest Gump, 1994) pero ya decididamente bastante perdido desde hace 20 años con una buena lista de filmes mediocres bastantes de ellos de animación motion capture. Ha sido precisamnte ese cierto afán de innovación tecnológica que ha mostrado el veterano director durante buena parte de su carrera lo que le ha llevado a dirigir este formalmente arriesgado filme desarrollado casi en su totalidad mediante una toma y que parte en cuanto su argumento de una premisa muy sugerente, la de contar una historia durante un larguísimo periodo de tiempo- pretende tener una perspectiva histórica de cientos de años pero la narración básica comienza poco después del fil de la II Guerra Mundial- siempre desde el mismo mismísimo espacio, que es la habitación de una gran vivienda en el estado de New Jesey construida a principios del siglo XX y ocupada por diversas familias. Here es en realidad una adaptación de un cómic de culto obra de Richard McGuire que mediante la potencialidad del lenguaje viñetero y de la yuxtaposición visual que permite el noveno arte trazó una curioso retrato de la historia estadounidense y la evolución de la vida doméstica y urbana en USA, y Robert Zemeckis ha querido demostrar que el cine también puede sacar potencialidad a los mismos recursos estético-narrativos: lo ha conseguido, si, y ha hecho un filme muy interesante que sin embargo no llega a tener un despegue absoluto ni termina de ser enteramente convincente tal vez por lo demasiado ambicioso de su propuesta. El director ha convertido a este Here cinematográfico en una sugerente historia familiar llena de honestidad y de muy agradable visión pese a sus irregularidades. Puede que se trate de la mejor película de Zemeckis en lo que va de siglo, un filme mucho más honesto que trabajos pretéritos del realizador aunque tal vez con cierta premeditación el creador de Marty McFly y Doc Brown haya cogido prestado el Delorean de su criaturas y haya regresado al pasado para reencontrarse con el cine familiar de los 80-90… y con Tom Hanks, Robin Wright y el guionista Eric Roth (los tres de Forrest Gump)

La enésima colaboración Hanks-Zemeckis ha resultado ser de nuevo efectiva con un intérprete que consigue credibilidad como el personaje central del filme, Richard Young, al que encarno de los 18 a los 78 años, en sus primeros años y al igual que una entonada Wright, luciendo un “maquillaje” digital rejuvenecedor, un recurso de efectos muy logrado que junto con otras audacias visuales (multipantallas superpuestas para señalar los cambios en el tiempo de la casa, reconstrucción digital del espacio pre-casa incluso en la época prehistórica con dinosaurios incluidos) constituyen algunos de los mayores atractivos del filme. Es precisamente la crónica de la familia Young, desde 1945 hasta la actualidad, la que es realmente la esencia narrativa del filme aún contando una historia mínima y sin especial relevancia como es el de una familia media americana con dificultades de diversa índole -matrimonio y paternidad tempranera del hijo mayor, una joven pareja que por diferentes dificultades no puede abandonar la vivienda de los padres de él, enfermedad de la matriarca, un abuelo pesimista y lleno de preocupaciones, la frustración laboral y vital de Richard- pero precisamente está en su sencillez el encanto de la narración de la película, reforzada por la cuasi teatral unidad espacial; no obstante las historias de los ocupantes anteriores y posteriores de la vivienda (la película no sigue una narración temporal lineal) y los momentos de contexto histórico con una pareja de indígenas americanos y el mismísimo Benjamin Franklin y su descendencia en realidad no aportan mucho en la historia propiamente dicha más que aveces una anécdota un poco estrambótica pero, eso si, ilustran con cierto encanto y originalidad el influjo de la historia americana en todo acontecimiento, situación y época en EEUU.

Paul Bettany (excepcional) y Kelly Reilly como los padres de Richard, David Fynn y Ophelia Lovivond como la liberal pareja de inventor y modelo que vivían en la casa a principios de los 40 y Gwilym Lee y Michelle Dockery como el matrimonio habitante a principios del siglo XX completan un reparto eficaz aunque algunos personajes parezcan un poco forzados. Cine de entretenimiento entre la comedia y el drama, con pocas pretensiones pero con ganas de dejar un cierto mensaje vital de calado -aunque a veces de abuse del almíbar, todo hay que decirlo- que el público agradecerá y que demuestra la habilidad de un director que nunca ha sido un grande pero que siempre ha tenido oficio y profesionalidad.

lunes, diciembre 02, 2024

GLADIATOR II

 



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Las razones mercadotécnicas son las principales que se intuyen sobre la existencia de esta tardía secuela de Gladiator (2000), la película que recuperó para el mundo del cine y para el gran público el drama épico histórico y el peplum cinematográfico con gran éxito de crítica y taquilla, siendo además la última gran película de Ridley Scott. El propio realizador británico de 87 años, excesivamente prolífico en los últimos años, es quien está de nuevo tras la cámara en esta continuación francamente menor y orientada sin remilgos a obtener una importante recaudación a base de la utilización de recursos del cine-espectáculo actual (batallas rebuscadas montadas con ordenador, sangre a raudales, épica facilona a los Star Wars o ESDLA, héroes engolados y poco creíbles, villanos histriónicos, apabullamiento visual) posiblemente para atraer un público más joven (que incluso no había nacido cuando se estrenó el Gladiator original) aunque este filme no olvida - por supuesto- otros targets incluidos admiradores de la primera entrega, en este último caso con pseudohomenajes totalmente estériles. Scott sigue demostrando oficio y una buena capacidad de trabajo pese a su avanzada edad, pero en los últimos coletazos de su extensa carrera se está proyectando como un mero director destajista y comercial más con muchas películas mediocres y malamente pretenciosas, lo cual no hace justicia a su significación en la historia del cine aunque sea básicamente con las dos películas que todos estamos pensando. Porque este Gladiator II es un espectáculo puede que a veces vistoso y entretenido pero principalmente reiterativo, vacuo, sin novedad y con muy poca emoción y épica, algo esencial en una película de estas características.

La credibilidad también brilla por su ausencia con insertos anacrónicos, un total desdén por los acontecimientos históricos y el contexto de la época concreta del Imperio Romano en que se enmarca y una muy mala y forzada conexión con la película anterior. La acción se desarrolla dieciséis años después de los acontecimientos de Gladiator con Roma gobernada por los co-emperadores Geta (Joseph Quinn) y Caracalla (Fred Hechinger), caracterizados en esta película como dos histriónicos y enloquecidos gobernantes (aunque fueron déspotas no parece que fueran los jokers que figuran en el filme), quienes parecen conspirar el uno contra el otro mientras que Macrino (Denzel Washington) un militar de origen africano antiguo esclavo- personaje ficticio con base histórica - también tiene sus propios planes para acceder al poder de Roma. En medio de esto, como no, emerge la figura del nuevo gladiador-esclavo protagonista, Hanno (Paul Mescal), supuesto soldado numidio en realidad romano hijo de Máximo y llegado a Numidia de niño) prisionero de guerra y hecho esclavo que también podría estar emparentado con la estirpe de Marco Aurelio. Se repiten esquemas del anterior filme de manera previsible con intrigas políticas y palaciegas esta vez mediocremente llevadas y escenas en el circo romano que a veces pueden resultar sorprendentes pero que terminan provocando fatiga- curiosa la recreación de la batalla naval en el Coliseo (si, se hicieron espectáculos de ese tipo en la antigua Roma) pero totalmente ridícula y bizarra la lucha de los gladiadores contra unos supuestos babuinos que asemejan grotescos monstruos fantásticos- por no hablar de un climax pastiche de el anterior filme que termina por rematar el desaguisado. No es cuestión de echar pestes sobre el reparto, que hace lo que puede y muy bien- incluyendo al siempre eficiente Pedro Pascal como el general Acacio y la nueva aparición de Connie Nielsen y la institución de la interpretación británica Derek Jacobi reptiendo sus roles de Gladiator- pero los personajes son planos y estereotipados. No obstante, una más que interesante fotografía y de nuevo un diseño de producción perfecto salvan del naufragio a una película que puede que encuentre su público si no se es demasiado exigente y se va al cine con ganas de disfrutar. Pero este Gladiator II sobraba a todas luces.

lunes, noviembre 25, 2024

TODA UNA VIDA (EIN GANZES LEBEN)

 


**** y 1/2

Una grata sorpresa en forma de pequeña gema europea, merecedora de estar en pantallas un tiempo más prolongado de lo que en un principio estaría destinada. Esta producción austriaca, basada en una novela homónima de Robert Seethaler, es un filme curioso, sensible, contado desde el corazón y con una enorme fuerza visual y narrativa que consigue hacer una epopeya total de la sencilla pero dificultosa vida a lo largo del siglo XX de Andreas Egger, un habitante de una remota aldea en plenos Alpes austriacos que sin apenas salir de su entorno acumula vivencias, buenas y malas, de todo tipo: es víctima en su infancia y adolescencia de un padre déspota, a trancas y barrancas consigue un trabajo aparentemente digno pero peligroso con la llegada de la electricidad a los Alpes, conoce y pierde al gran amor de su vida, lucha contra las inclemencias fatales de la naturaleza, lucha a su manera contra las injusticias de los patronos con los obreros,participa activamente en la Segunda Guerra Mundial lo que le permite brevemente salir de Austria y observa a cierta distancia los cambios en su entorno. Interpretado en su juventud por Stefan Gorski y en su madurez por August Zirner, Andreas es el retrato de muchas personas de la Austria alpina de su generación - la historia se desarrolla desde 1900 hasta los años 70 del siglo XX- y esta película y la novela en al que se basa pretenden ser más que un homenaje, la loa a todos aquellos no solamente en Austria sino en cualquier parte del mundo que vivieron, amaron y sufrieron en épocas y/o entornos problemáticos o difíciles y como Andreas Egger, siempre salieron adelante. El filme, estructurado casi como un cuento para adultos con momentos poéticos y filosóficos, cumple magistralmente su función contando una historia a lo largo del tiempo llena de instantes de todo tipo (crueles, amargos, divertidos, amorosos, trágicos, inquietantes, violentos, alegres, emotivos) siempre con un trasfondo humanista y a veces antropológico sin perder en ningún momento la emotividad. Las excelentes interpretaciones tanto de Goeski como de Zirner hacen que nos enamoremos de Egger y que seamos aprtícipes de todas sus circunstancias vitales hasta un final catárquico que hace de esta película una experiencia muy hermosa y agradable.

Los paisajes de los Alpes, perfectamente captados, son un personaje más del filme y nos recuerda que en la naturaleza esta la esencia de la libertad del ser humano. En ese sentido, esta película es una visión aumentada de un clásico como Tasio pero además supone una reflexión sobre la conservación de la pureza de la condición humana en medio de los cambios políticos, económicos, sociales y tecnológicos que acontecieron en el siglo XX , algo que al humilde protagonista apenas parece afectarle en su visión del mundo, de la vida y de la muerte, ya que su visión siempre permanece pura y sencilla pero también cargada de reflexión. Escasos diálogos y con una banda sonora y fotografía excelentes, Toda una vida se postula como de lo mejorcito del cine europeo de 2024. Una joyita oculta que merece ser vista.

lunes, noviembre 18, 2024

LOS ÚLTIMOS ROMÁNTICOS

 


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Hacer un drama realista de tintes psicológicos no es cosa sencilla, como tampoco lo es hacer una adaptación al cine de una novela de esas características, pero David Pérez Sañudo, responsable de aquella pequeña grata sorpresa que fue Ane (2020), ha llevado todo a buen puerto en este filme intenso pero sencillo además de conmovedor pese a su parquedad y su escasa explicitud. Los últimos románticos, basada en la novela homónima de Txani Rodríguez, explora la situación interior de alguien que quiere ayudar a los demás y colaborar en todo lo que rodea- en realidad, lo más próximo- desde una condición de aparentemente escasas habilidades sociales y no demasiada integración en el entorno circundante. La protagonista, Irune (una Miren Gaztañaga soberbia) es una mujer de cuarentaytantos, soltera, con sus padres fallecidos y un tanto solitaria y taciturna que parece arrastrar una cierta silenciosa desdicha por su fracaso personal y por sus inciertas perspectivas de futuro. Pese a todo, Irune trata de ser lo más útil y solidaria posible con sus compañeros en una huelga en la empresa papelera donde ella trabaja y no duda en advertir a su madura vecina de los riesgos vivir con su hijo déspota y demente. No obstante, la mujer sueña con marcharse algún día de su pueblo en Euskadi aunque sea temporalmente y esto solo parece saberlo un teleoperador de la RENFE llamado Miguel María, su amor platónico, el cual Irune se imagina cada vez de forma diferente tomando en el filme los rasgos de tres actores. Pero todo puede tomar un nuevo y desagradable cariz cuando Miren se descubre un bulto en el pecho, algo que le mantendrá lógicamente preocupada influyendo en sus circunstancias.

El gran acierto del filme y la base desde la cual Los últimos románticos consigue ser una gran película es lo magistralmente que está presentado el personaje central de Irune, un ser solitario que busca el sentido a una existencia que ella percibe anodina mediante la entrega a diversas causas aunque no siempre salga bien y con una amenaza que podría dar al traste con una vida a la que ella quiere aferrarse pese a todo. Los silencios, la mirada y el rostro de Miren Gaztañaga se adueñan de la película y trazan una historia que combinando lo interior y lo exterior resulta enorme y deslumbrante. Detalles curiosos con tono de comedia (esa curiosa obsesión de la prota con los viejos videos de gimnasia ochentera de Eva Nasarre) y el aliento romántico-amoroso de la extraña relación a distancia de Irune con Miguel María - que brinda inteligentes insertos más o menos fantásticos en la historia- hacen de esta película una bonita experiencia en lo que es ya una de las mejores cintas españolas del año.

domingo, noviembre 17, 2024

MARCO

 


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Sigue con paso firme el triunvirato cineasta formado por Aitor Arregi, Jon Garañano y Jose Mari Goenaga, demostrando su oficio como directores y su habilidad narrativa aunque esta vez no estén tan brillares como en Handía o La Trinchera Infinita. Ocupando la silla directorial esta vez los dos primeros- siguiendo su política de dirigir en tandem alternamente- y como siempre con guion de los tres en esta ocasión junto con Jorge Gil Munárriz, Marco nos cuenta la insólita historia real de Enric Marco (1921-2022) aquel sindicalista catalán que durante más de cuarenta años aseguró haber estado internado durante la II Guerra Mundial en el campo de concentración alemán de Flossenbürg y llegando a ser incluso presidente de la Asociación Amical de Mathaussen hasta que en 2005 se descubrió que era una engañufla. Esta controvertida figura ya había sido objeto de un filme documental Ich bin Enric Marco (2009) y de una novela de Javier Cercas, El impostor (2014), ambas repudiadas por el propio Marco (y mencionadas significativamente en este filme), pero por primera vez se hace una película de ficción sobre el tema, con un importante esfuerzo a la hora de estructurar un guion que trata de ser ilustrativo y conciso sin necesidad de seguir una estructura lineal y un eficiente trabajo de ambientación pero con resultados aunque bastante dignos, faltos de emoción y de cierto dinamismo.

Aunque el trío realizador en su intento de mimetizar la invención vital de Enric Marco en esta película con aparentes trampantojos y recursos metacinematográficos (la claqueta vista al principio de la película, escenarios a veces intencionadamente impostados e irreales, la aparición del verdadero Marco en unas imágenes deIch bin Enric Marco vistas en el cine por el marco de ficción, material de archivo de la presentación de El impostor con el auténtico Javier Cercas mezclado con escenas rodadas con Eduard Fernández) logra ciertos momentos de genial e inteligente cine de recursos, gran parte del metraje tiene más bien tono telefílmico contrarrestando los momentos mas logrados de la película. Claro está que gran o tal vez la mayor parte de la responsabilidad del buen hacer de la película y de que el público logre conectar con sentimientos encontrados con una figura tan patética-antipática-contradictoria-esquiva como la de Enric Marco se debe al magistral trabajo de ese descomunal actor que es Eduard Fernández: totalmente mimetizado con el personaje al que encarna desde los 48 a los 93 años y explorando todos sus inquietantes matices. Los mejores momentos son los que tienen como epicentro los intentos de Marco por extender y tratar de convencer de la verdad de sus falsedades así como el momento en que todo se descubre, con un hombre dispuesto pese a todo a mantener su dignidad a toda costa aunque ya casi carezca de argumentos. Eduard Fernández puede tener su Goya por esta película.

domingo, noviembre 10, 2024

LA HABITACIÓN DE AL LADO

 


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A sus 75 años y tras varios coqueteos largo tiempo atrás, Pedro Almodovar dirige por fin un largometraje en inglés y en EEUU (aunque esta producción sigue siendo española) y con un resultado que pese a estar alejado- una vez más- de sus mejores momentos no resulta nada desdeñable. El manchego desde principios de lo 90 y sin necesidad de cambiar sustancialmente su idiosincrasia de eminente componente hispánico se iba internacionalizando cada vez más en sus películas -algo perceptible principalmente en lo universal de sus temáticas- pero sin atreverse a dar el gran salto de rodar en el extranjero; con esta La Habitación de al Lado se permite enviar un mensaje lo más global posible sobre una temática tan controvertida como es la de eutanasia con, lógicamente, una preeminencia como telón de fondo y verdadero tema motor del filme de la muerte y la manera de enfrentarse a ella. Un cineasta veterano y además brillante como él parece el adecuado para dirigir una película de estas características (veánse acometidas anteriores como las de Clint Eastwood) pero pese a no ser ni mucho menos una obra deficiente La Habitación de al Lado peca de cierto conservadurismo y falta de riesgo real a la hora de plantear la historia además de no logar transmitir la emocionalidad de un tema de tal calibre. Eso si, Almodóvar demuestra una vez más su total maestría del guión cinematográfico (aunque últimamente se le nota bastante acomodaticio y formuláico) y su dominio de la dirección de actores, sea cual sea el idioma en el que ruede. Rodada en Nueva York y La Mancha (haciéndose pasar esta última por un pueblo de noreste USA), la cinta logra en todo momento y pese a algunas irregularidad mostrar el drama puro y duro en la relación de amistad de dos mujeres maduras: una, Martha (Tilda Swinton),reputada reportera de guerra con un cáncer terminal que sabe que le queda poco ya de vida, y otra, su amiga Ingrid (Juliane Moore), una exitosa escritora que distanciada años atrás de Martha se reencuentra con ella en tal situación suponiendo esto un total vuelco a su vida y a su percepción de si misma y de todo lo que le rodea. Ambas mujeres además de reestablecer su vieja amistad se verán condicionadas totalmente entre ellas cuando Martha le comunica a Ingrid que quiere quitarse la vida antes de que su enfermedad empeore y que sólo ella lo sabrá, con toda la carga emocional que supone esto para ingrid.

Había que acertar con las intérpretes y el cineasta de Calzada de Calatrava lo ha hecho de lleno: Tilda Swinton, que ya había trabajado con Almodóvar en el corto La Voz Humana- precisamente su primer trabajo en la lengua de Shakespeare- realiza un trabajo muy intenso y abrumador que resulta lo más conmovedor de la película aunque falte un punto de emocionalidad además de hacer también un sugerente doble papel mientras que Juliane Moore está muy resuelta y convincente como una mujer totalmente desorientada por una situación inesperada que le hace plantearse y replantearse muchas cosas. Como era de esperar, los mejores momentos son los que comparten ambas actrices y sus interacciones, con Swinton eso si acaparando con su carisma e imagen lo más llamativo del metraje. Como suele ser habitual en el cine de Almodóvar, los secundarios hacen intervenciones de carácter corta-pega pero con mensaje y significación, aunque esta vez lo que aportan es más bien poco: John Turturro y Juan Diego Botto cada uno se encuentran desiguales, el primero da prestancia a un personaje especie de consciencia de la situación socio política actual pero sin salir de lo previsible y el segundo manda un mensaje antibelicista que se irá desarrollando a lo largo del filme pero ni su papel ni su discurso llegan a ser preeminentes en la película.

En su segunda mitad el filme parece encaminarse a sus mejores momentos pero por una cosa u otra no termina de despegar, lo que no impide que allí encontremos el drama con mensaje propiamente dicho en todo su esplendor, lo cual el espectador agradecerá aunque se quede al final con la miel en los labios. Buenos diálogos, intimismo muy bien llevado, imágenes poderosas, Almodóvar sigue manteniendo y en su madurez reforzando sus ya estandarizadas señas de identidad aunque los resultados no alcancen del todo propósitos ambiciosos y honestos sobre todo en la temática. La Habitación de al Lado no estará entre lo mejor del director pero debes ser valorado en su justa medida un esfuerzo tardío pero sugerente y lúcido.

domingo, noviembre 03, 2024

ANORA

 



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La Palma de Oro del último Cannes se la llevó este curioso y estimulante filme independiente estadounidense cuyas principales cartas de presentación son su honestidad y su inteligencia a la hora de plantear una historia. Sean Baker, director que ya entusiasmó con su The Florida Project (2017) se está revelando como un excelente cronista del lado oscuro del sueño americano y de sus protagonistas demás claro está de un muy hábil y excelente cineasta que al memos por ahora no piensa en renunciar de su condición de director indie con producciones como esta llenas de nombres desconocidos para el gran público pero al fin que y al cabo resultan películas extraordinarias que por si fuera poco pueden congregar a un amplio contingente de público más allá de los consumidores habituales de cine independiente americano. Este octavo filme suyo probablemente marque un antes y un después en su ya dilatada y poco conocida carrera, no en vano se trata de su mejor trabajo: una especie de retorcido y engañoso cuento de hadas que desde el más estricto realismo social empieza como un drama amoroso (vamos, romántico, como siempre se dice) para tornarse después en una comedia alocada y terminar siendo ya un dramón de categoría. Sólo un director muy dotado puede permitirse filigranas estilístico-narrativas de ese calibre y en ese sentido Sean Baker demuestra ser un magnífico narrador que a su modo “engaña” y despista al espectador pero al mismo tiempo mantiene con él una total complicidad haciéndole participe de una historia que con su sustrato amargo y socialmente marginal puede desesperar y entristecer pero muy al contrario lo que hace en ciertos momentos es divertir y también conmover a base de un punto de ternura, aportado principalmente por la situación y las circunstancias a las que se enfrenta su protagonista.

Tratar temas como la prostitución en clubes de Nueva York o el poder de las peligrosas mafias rusas en EEUU es algo que resulta áspero, pero su genial tratamiento en este filme consigue disipar cualquier polémica o sensacionalismo impostado al tiempo que la patina de realismo social (que ya imbuyó el director en cines anteriores suyos) hace que lejos de tomarse a chirigota muchos momentos de comedia (a veces con un tono engañosamente gamberro) todo lo que se nos muestra resulta serio o incluso inquietante. Anora “Annie” (Mikey Madison) es una chica de 23 años que ejerce la prostitución en un club de Brighton Beach, un barrio neoyorquino con una alta cifra de población de origen ruso; poco sabemos de ella y de su familia a parte que ella se muere por salir de su modesta condición económica y de la prostitución; una noche la muchacha conoce a Vanya (Mark Eydelshtein) un joven cliente de 21 años que resulta ser el hijo de una importante familia de capos de la mafia rusa, ambos sienten fascinación el uno por el otro, él le incorpora en su irresponsable y politoxicómano círculo de amistades juveniles hasta que poco después un día en Las Vegas llegan a casarse. Lo que para Annie parecía el comienzo de una nueva vida de lujo en en una enorme mansión además de permitirle abandonar su anterior ocupación pronto se tornará en una pesadilla cuando sepa que la familia de Vanya no aprueba el enlace y que los socios, matones y hentchmen de su padre, rusos y armenios, harán todo lo posible para apartar al inmaduro, consentido e irresponsable niño rico de Anora, sobrepasada por la situación.

Resulta una simplificación bastante burda el tratar de reducir este filme a una comedia de enredos o un filme sobre mafias, Anora es una película que ofreciendo un anti Pretty Woman trata de reflejar algunas realidades poco edificantes de la actualidad (las contradicciones de la prostitución, el consumo de drogas, la falta de perspectiva y valores de un sector de la juventud, la cultura del dinero fácil, la hipocresía social) tratando de hacer pensar al espectador además de conmoverle en algunos momentos, especialmente en lo más amargos tragos (aunque algunos a primera vista resulten más bien cómicos) de Annie, una joven que en su inocencia cree haber salido de la mediocridad y se ha metido en realidad en un buen berenjenal por confiar en la persona equivocada: Mikey Madison es un descubrimiento total, mueva ella sola gran parte de la película y desde luego que esta chavala puede llegar a ser una gran actriz. El resto del reparto también está estupendo, con una buena nómina de actores rusos y armenios que se adueñan del segmento más de comedia de la cinta, destacando Karren Karagulian, Vache Tovmasyan y Yura Borisov. Mark Eydelshtein, una especie de Timothée Chalamet ruso, también está sensacional en su descacharrante rol de cabezaloca y detestable joven heredero. Todo funciona como un tiro en esta película que no debería pasar desapercibida en cartelera y de hecho tengo el convencimiento particular de que no lo va a hacer.


domingo, octubre 27, 2024

RITA

 


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El debut en la dirección de la actriz Paz Vega no solo ha sido satisfactorio si no que también podría decirse que la intérprete andaluza puede tener un interesante futuro detrás de las cámaras. Rita es un interesante ejercicio que plantea el cine denuncia desde el recuerdo nostálgico que atraviesa la crónica histórica española situando la narración en 1984, una época en la que la aún joven nueva democracia española seguía arrastrando males endémicos de la sociedad de la dictadura y en la que la emancipación real de la mujer daba sus primeros pasos reales en el contexto de una recién aprobada ley de divorcio. Pero el principal atractivo (y acierto) del filme es situar esta historia de vejación y maltrato a una mujer en un barrio obrero sevillano bajo el punto de vista de una niña, la Rita del título, una pequeña de siete años que trata de vivir feliz el comienzo del verano del 84 junto con sus padres y Lolo, su hermanito de 5 años mientras con su inocencia es testigo del maltrato psicológico de su padre hacia su madre. Sofía Allepuz, pequeña gran actriz, está excelente como una cría que vive, disfruta, sufre y observa todo con meticulosidad en un barrio cuya modestia parece lastrar definitivamente las vidas y aspiraciones de su habitantes: un enorme trabajo el de la chiquilla, lleno de vitalidad y de ternura, que entronca con algunas memorables interpretaciones infantiles del cine español como la Ana Torrent de El Espíritu de la Colmena o Cría Cuervos y que consigue una total credibilidad como foco de la película y narradora indirecta, un metáfora de lo que era entonces una aún inocente sociedad española postfranquista y el estatus de la mujer en aquellos primeros 80 con aún muchas cosas por hacer. En general, las interpretaciones infantiles en esta película son para quitarse el sombrero, con un Alejandro Escamilla de cinco años también excepcional.

El rol de la madre, encarnado por la propia Paz Vega (que es además guionista de la película) es sin embargo el rol clave, un ama de casa que trata de sacar adelante su familia cuya libertad y felicidad se ven condicionas por un marido irascible y despótico (Roberto Álamo) que la desprecia y la pone en ridículo continuamente mientras que Rita y Lolo, que sienten cariño por los dos y que ese verano sueñan con pasarlo en la playa, lo observan todo extrañados y consternados, aunque Rita trata de evadirse de cualquier forma que su curiosidad e imaginación le permita dentro de su barrio y con sus vecinos. Paz Vega demuestra tener buena mano para el cine costumbrista y se le nota que trata con mimo y cuidado todo lo concerniente al mundo de aquel barrio Sevillano similar al que ella creció trazando historias para personajes secundarios, por mínimas que sean y tratando de recrear lo más fielmente posible aquella atmósfera urbana y obrera de la vida de muchos barrios españoles en la primera mitad de los 80. Puede que en ocasiones el guion de pasos en falso o que haya algunos elementos o detalles innecesarios pero en general Rita es una película sugerente y honesta que sabe conjugar diversos propósitos y que consigue transmitir claramente su denuncia la poderosa perspectiva de la mirada infantil.

jueves, octubre 24, 2024

LOS DESTELLOS

 


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Pilar Palomero sigue sumando buenos filmes en su aún breve filmografía tras Las niñas (2020) y La maternal (2022) con este muy bien presentado drama intimista centrado en las temáticas de los últimos días de una persona, los cuidados paliativos y el duelo. No es este un filme muy ambicioso en su cometido discursivo sino más bien pretende ser un melodrama que toque la fibra del espectador presentado una situación que además de ser poco explotada en el cine aún supone un tabú y una fuente de incomodad para mucha gente. El proceso de vivir los últimos días por parte de un enfermo terminal que sabe cual será su destino es material muy delicado que la directora y guionista, sin estridencias pero con un gran aplomo y sobre todo con un demostrado oficio de narradora cinematográfica que sabe como contar historias con el equilibrio justo entre el costumbrismo, el intimismo y la fuerza dramática, sabe llevar a muy buen puerto. Narrar la historia desde la perspectiva de una tercera persona que desde hace tiempo ya no tiene a penas vínculos afectivos o personales con el moribundo es un claro acierto que hace del relato aún más rico e interesante.

Hay que destacar que Los Destellos es ante todo una película actoral en donde el papel protagonista encarnado por Patricia López Arnáiz es el rostro y la voz de todos los sentimientos reflejados en la película mientras que Antonio de la Torre pone el contrapunto y el argumento como la persona enferma: Isabel, una mujer de mediana edad divorciada con una hija universitaria y feliz con su nueva pareja accede a cuidar a su ex marido Ramón, enfermo terminal con un mal que no se especifica en la historia. Mientras Ramón, muy debilitado físicamente, parece vivir con naturalidad y cierta buena actitud sus últimos días, Isabel, que no esperaba verse en esa situación que además le ha devuelto su pasado con su ex, vive con una extraña mezcla de angustia y desconcierto esos días, sus silencios y sus reacciones muestran de alguna manera su para ella insólita situación que le hace encarar casi en primera persona la relación entre vida-muerte. El trabajo de López Arnaiz es enorme en la medida en que con gestos, actitudes y sin necesariamente exteriorizar pensamientos o sentimientos consigue transmitirlos plenamente, como también es de diez el estupendo y currado rol de Antonio de la Torre cambio físico incluido en un difícil papel: un actor que nos está acostumbrando a interpretaciones sublimes y de acto octanaje emocional. Y ya puestos, no hay que obviar el buen hacer de la joven Marina Guerola como una hija luchadora e incomprendida en medio de todo. Hacen falta más películas como esta.

jueves, octubre 17, 2024

LA INFILTRADA

 


**** y 1/2

Bastantes años después del fin de ETA las obras de ficción sobre la actividad de la banda van floreciendo lo cual es un indicativo de la adquisición de normalidad con respecto a una situación pasada que durante bastantes años fue insostenible y angustiosa. Una historia real es lo que ha dado base al nuevo largometraje- el quinto- de Arantxa Echevarría, la increíble crónica de una joven policía nacional que durante 8 años en la década de los 90 del siglo XX estuvo infiltrada en los ambientes de la llamada izquierda abertzale, concretamente en Donostia, colaborando decisivamente en la desarticulación del comando Donosti: El axioma “más increíble que la ficción” ha movido la narración de esta sólida película que apostando por recursos del thriller y la ficción policial pero sin olvidar de modo alguno el drama (social, por el contexto socio político de la historia, y psicológico, por las vivencias y dificultades internas y externas de su protagonista) y por supuesto el cine político consigue una historia mayúsucla y mucho más que interesante que refuerza la buena posición que esta adquiriendo Echevarría dentro del cine español. La realizadora bilbaina se esta revelando como una directora fuera de serie con muchos argumentos cinematográficos y demostrando ser además una eminente narradora a la que parece que no hay género que se le resista -aunque en la comedia, como la que cultivó en su anterior filme Políticamente Incorrectos estrenada también en 2024, aún le falte tino- y que sabe como hacer películas muy degustables por el público. La Inflitrada es por el momento su mejor película y tal vez también sea hasta día de hoy la mejor película de ficción que se ha hecho sobre ETA.

El papel de la agente de la Policía Nacional conocida en esta película como Mónica Marín que durante 1997-1998 vivió en la capital guipuzcoana como Arantza Berradre, (supuestamente una joven riojana antimilitarista que pretendía colaborar con la causa abertzale) esta bordado por Carolina Yuste, una estupenda actriz que ya aspira con este filme a su nominación al Goya: una joven en una situación compleja y al límite que a sabiendas que su vida corre serio peligro no duda en ser muy convincentemente otra persona adentrándose en una situación a veces kafkiana, delirante, contradictoria que de alguna manera y para el espectador muestra la situación demente y enrevesada de aquellos años. Al otro lado, el comisario Ángel Salcedo (Luis Tosar, grande como siempre) observa y controla a su pupila de la que muy pocos saben su misión dentro del cuerpo de una manera entre cínica, dominante, esperanzada, déspota y paternalista esperando que su actividad de sus frutos pero abroncándola vehementemente de vez en cuando ante cualquier error. El elemento humano de los personajes, por supuesto especialmente en el de Arantza, es el que predomina en el devenir de toda la película por más que la narración esté estructurada como una intriga policial en donde no faltan elementos de suspense y de tensión excelentemente resueltos: miembros de ETA de todo tipo y pelaje presentados en el filme algunos como luchadores convencidos pero cargados de debilidades como Kepa Etxebarria (Iñigo Gastesi) u otros como déspotas como Sergio Polo (Diego Anido, excelente en un registro inquietantemente siniestro), policías dispuestos a cualquier cosa por hacer cumplir su trabajo aunque sea violando principios morales, la situación en vilo de las familias en los dos lados. La película triunfa dondequiera que pone su atención y énfasis, señal de que se trata de una excelente obra, y esto incluye recreaciones de atentados (el de Gregorio Ordóñez), escenas de persecuciones y detenciones, momentos más melodramáticos, alivios de comedia- que los hay y muy bien resueltos- y una buena recreación de la época filmada con convincente realismo. La Infiltrada es una de las mejores películas españolas de 2024 y muestra una vez más la madurez que está adquiriendo el cine español.

lunes, octubre 07, 2024

ALAS BLANCAS (WHITE BIRD: A WONDER STORY)

 


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El cine orientado al público adolescente no tiene por que ser comercial, de evasión, de acción, de fantasía, de comedia o en el peor de los casos idiota. A la largo de la historia del cine se han hecho y se siguen haciendo filmes dirigidos a una franja de edad entre los 12-17 años con estupendas historias con didactismo, pedagogía y afán aleccionador. Es el caso de la cinta que nos ocupa, una cuidada producción ambientada en la ocupación francesa en la II Guerra Mundial dirigida por el prolífico, todoterreno y muchas veces entonado Marc Foster (Monsters´s Ball, Cometas en el Cielo, World War Z) quien adapta una novela gráfica de R.J. Palacio, autora de la también llevada al cine Wonder y de la que esta historia es un spin off-secuela-precuela al centrarse el el personaje de la abuela de uno de los personajes secundarios de aquella, el bully Julian Albans (de nuevo interpretado por Bryce Gheisar) el chaval que atormentaba al deforme Auggie, ahora un adolescente que no se encuentra bien en el colegio de donde ha llegado rebotado y al que su abuela (una excelente Helen Mirren) una afamada artista plástica de origen francés tratará de redimir contando la historia de su adolescencia durante el infame periodo de la contienda bélica,cuya narración conforma el grueso de esta emotiva y amable película pese a su previsible crudeza. El mantener la esperanza en las situaciones más adversas, la no discriminación del diferente, el valor de la amistad, la razón y la sensibilidad frente a la fuerza bruta, la lucha contra el fanatismo y la intolerancia, el poder de la ayuda y la solidaridad y el triunfo del amor sobre la guerra son algunas de las enseñanzas del filme ilustradas a través de la historia de la joven Sara Blum (Ariella Glaser) una quinceañera judía que de una vida feliz con sus padres en una bonita casa campestre en el norte de Francia pasa al horror más absoluto con la ocupación nazi. En plena persecución a los judíos, Sara, una niña soñadora y con habilidades artísticas, se verá separada de sus progenitores y tendrá que refugiarse en el granero de la familia de un compañero de clase, Julien (Orlando Schwerdt) también despreciado por sus compañeros por su cojera debida a la polio. Entre ambos jóvenes, ambos en el ojo de mira por sus condiciones de judía y “lisiado” se establecerá una total conexión en una horrible situación límite. El símbolo del pájaro que vuela libre, será el vínculo emocional entre ambos. Sobra decir que este elemento poético cumple un papel fundamental en la historia y lejos de lo sensiblero o del empalago se encuentra estupendamente representado y presente en lo momentos más cruciales del relato.

La ambientación de época de la película es esforzada y bastante conseguida, tal vez algo minimalista si la comparamos con producciones ambientadas en esa época pero muy efectiva. El romance adolescente y el melodrama se encuentran muy bien insertados en el tono bélico y dramático general pese a algunas fallas de ritmo y un guión a veces algo desdibujado, pero la película cumple su función aleccionadora en todo momento. Algunos elementos más o menos simbólicos pueden resultar un tanto forzados (la presencia y ataque de los lobos) pero algunos otros momentos-homenaje, como el que se realiza a Charles Chaplin, son de recibo. Los jóvenes intérpretes, especialmente Ariella Glaser, están muy, muy bien y sus actuaciones aportan todo el sentido a la película. Muy recomendable para ver con niños y adolescentes para que tengan presente ciertos aspectos históricos que nunca han de repetirse. Por que en ese sentido el mensaje de la película es claro: las guerras, el odio, sobran.

lunes, septiembre 30, 2024

LA VIRGEN ROJA

 


**** y 1/2

Esta película constituye la mejor plasmación en ficción hasta el momento de la increíble y alucinante historia de Aurora Rodríguez Carballeira (1879-1955) y su hija Hildegart Rodríguez (1914-1933), una historia no lo suficientemente conocida incluso en España pero de la que una vez terminado el Franquismo ha habido sobre y basados en ella bastantes estudios, novelas, artículos e incluso algún filme como Mi hija Hildegart (1977) de Fernando Fernán Gómez. Tenía que ser una directora hábil, arriesgada y desde luego con mucha capacidad como Paula Ortíz la que haya llevado como es debido y con la intensidad merecida un relato en donde se cruzan el ansia de conocimiento, el papel de la intelectualidad en las primeras décadas del siglo XX, el afán de superación de la mujer en una época aún oscura, el delirio por lograr el ser humano perfecto, la posesividad de una madre al borde de la locura, la construcción de una hija hecha a medida, la incandescente situación política de la España de la II República...La Vigen Roja, apelativo por la que se llegó a conocer a la propia Hildegart termina siendo una película envolvente y fascinante donde más allá de la mera crónica histórica recursos poéticos y alegóricos y florituras narrativas propias de orfebre de la imagen y la narración culminan una obra que dista muy poco de ser una obra maestra. Concebida (por un pade que se mantuvo en el anonimato y resultó ser un sacerdote) y educada por su culta progenitora según teorías eugenéticas, niña prodigio que a los dos años sabía leer, hablante de varios idioma en su infancia, licenciada en Derecho a los 16 años, cono conocimientos de filosofía, medicina y sexualidad y militante de izquierdas inicialmente afiliada al PSOE partido en el que trato de influir sobre todo en lo concerniente al papel de las mujeres en la política y en la sociedad, Hildegart Rodríguez Carballeira fue diseñada por su obsesiva madre para ser la mujer del futuro pero siendo para Aurora poco más que su obra, una especie de “estatua de carne” tal y como ella la definió,la relación entre ambas mujeres, entre la creadora y la creación fue tensa, inquietante y tumultuosa con un trágico final. Se requería para esta historia dos actrices capaces de mostrar esa desasosegante interacción entre la rivalidad, la rebeldía filial, el delirio perfeccionista y la sombra imposible de la perfección humana y Najwa Nimri como Aurora- sencillamente sensacional- y Alba Planas como Hildegart- un descubrimiento que dota al insólito personaje de losmatices requeridos- cumplen más que de sobra.

El filme, con un magistral guion de Eduard Sola y Clara Roquet, se centra más en el personaje de Aurora como un Pigmalión feminista, intelectual y progresista del siglo XX que termina perdiendo el control de su creación ya que la adolescente Hildegart se rebela no solo contra el estricto control materno sino contra ciertos aspectos del pensamiento liberal de su madre que ella matiza, contra la mediocridad de lae ctividad política y se atreve incluso ir más allá que su madre en la lucha por los derechos de los mujeres, todo ello bajo una visión de una joven que pese a que lucha por llevar a la práctica todos su conocimientos sobre sexo (aunque paradójicamente nunca lo practicó), política y organización social, no se siente como una muchacha de su edad y lucha por ser aceptada y por encontrar el amor -en la película, en la figura del oven militante socialista Abel Velilla (Patrick Criado)- tratando de acabar con el yugo intelectual más que emocional que supone su madre. En el plano más psicológico y filosófico de la historia la película atina y triunfa gracias a imaginativos recursos como las imágenes símbolo (la estatua de mármol que se va desgajando), la hipérbole escénica (una desfile y celebración de la proclamación de la República rodado como un grand guiñol, una de las mejores escenas del filme), el inteligente apunte anacrónico (la fiesta a la que acuden Hildegart y Abel, más propia de bares y discos de finales del XX o principios del XXI) o apuntes más liricistas como el improbable vestido rojo que lució Hildegart en su no documentada escapada nocturna con su supuesto amado. Todo funciona como un reloj en esta película, muy bien ambientada en los años 30 pese a las comentadas licencias y que cuenta con una puesta en escena cuidada y meticulosa y sabe muy bien contextualizar el trasfondo social, político e intelectual de la España de la época pero sobre todo triunfa como un relato oscuro, desesperado (pero para nada sórdido) y fascinante. Poco importa a estas alturas el hecho evidente de que muchos pasajes que se nos muestran sean conjeturas o creaciones del propio guión o que la verdadera Hildegart apenas se parezca físicamente a la encantadora Alba Planas. El trabajo de Najwa Nimri como la madre desquiciada y ambiciosa pero sumamente inteligente es, insistimos, sensacional y ya apunta al Goya. Una de las mejores películas españolas del año que merece ser vista cuanto antes.


lunes, septiembre 23, 2024

TREASURE

 


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Sin mucho bombo se ha estrenado esta pequeña pero enormemente sugerente y efectiva producción alemana aunque rodada en inglés y en polaco que en torno al recuerdo doloroso, la reconciliación con el pasado, la búsqueda de las raíces y la identidad y las relaciones paternofililiales traza una historia muy poderosa en el límite entre el drama y la comedia. Basada en el libro autobiográfico de la escritora y periodista australiana Lily Brett Too Many Men , Treasure cuenta por tanto una historia real que nos lleva una vez más a un contexto muchas veces abarcado en el mundo del cine, el del holocausto nazi, esta vez en Polonia y visto desde principios de los años 90, ya que en esa época se ambienta el filme. Una periodista musical treintañera estadounidense de origen polaco, Ruth (Lena Dunham, también productora de la cinta) llega a Varsovia en 1991, recién caído el Muro, junto con su padre, Edek (Stephen Fry) criado en Polonia hasta el fin de la II Guerra Mundial y superviviente del Holocausto con toda su familia asesinada. Ruth quiere principalmente conocer los lugares en los que vivió su padre, incluida la vivienda de su infancia la cual aún está en pie, pero Edek, un hombre mayor aparentemente jovial, prefiere que su retoña vea otros atractivos turísticos de la ciudad ya que el impacto emocional por volver a Varsovia parece afectarle e incluso Ruth sospecha lugares de doloroso recuerdo de la época de la guerra y la ocupación que su padre le enseña no son los reales. Finalmente llegarán a la casa de la infancia de Edek y aquel edificio que encuentran destartalado y habitado por una familia que vive en el umbral de la pobreza provocará una catarsis en ambos que cambiará su sentido de la estancia en Polonia. La directora y guionista germana Julia Von Heinz dirige con tino y habilidad esta película que sabe convencer al espectador con su juego emocional y su soberbio sentido de la narración dotando a los momentos más dramáticos una humanidad muy medida y un sentido de la esperanza que hacen de una historia con no pocas aristas no muy agradables una pequeña delicia acicalada con un inteligente sentido del humor. Resulta muy curioso como un excelente actor británico todoterreno como Stephen Fry interpretando a un polaco judío no solo consigue una total credibilidad sino que hace que no resulte nada extraño y en cambio muy oportuno el dotar de humor inglés a su personaje. Una muy buena interpretación la suya como lo es también la de Lena Dunham (Erasé una vez en Hollywood), una joven actriz norteamericana que cada vez apunta más alto.

Esta película maneja muy bien, la ternura, la anécdota costumbrista y las historias paralelas (véase la relación de Ruth con su ex marido) insertándolas en el verdadero tema central de la historia, la del reencuentro con el pasado. Buscar las raíces a veces no es tarea grata y rememorar tragedias pretéritas no es un plato de buen gusto como bien demuestran los protagonistas, pero en momentos dados pueden ser necesarios. La película muestra que no se debe tener miedo a todo ello. Muy recomendable para aquellos que disfruten con la riqueza los entendimientos intergeneracionales, la película se deja ver en todo momento aunque no sea un melodrama o comedia dramática perfectas y demuestra una vez más que hay que seguir conociendo la historia de Europa para no cometer errores pasados, una intención didáctica que también es de agradecer.

martes, septiembre 17, 2024

EL 47

 



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Una mirada a la historia reciente de España y Catalunya tan evocadora como aleccionadora es lo que aporta esta excelente cinta que constituye el cuarto largometraje del cada vez más consolidado Marcel Barrena (Segundo Orígen, Cien Metros, Mediterráneo) con la ciudad de Barcelona y más concretamente uno de sus barrios, el periférico y obrero Torre Baró, típico asentamiento de origen chabolista de inmigrantes en las grandes urbes españolas en los 50 y 60, no sólo como telón de fondo sino como protagonista colectivo. La lucha pacífica que se llevó a cabo en 1978 por dotar al empobrecido y alejado barrio en la ladera de una montaña de una parada de autobús para evitar la marginalización de sus habitantes, casi todos de origen andaluz y extremeño, es lo que se cuenta de manera sencilla pero muy matizada y delicada en una película que bebe claramente del cine de Ken Loach en su orientación social pero también y sobre todo trata de cumplir una función didáctica en su afán por mostrar un pequeño retazo de historia contemporánea que sin duda influyó decisivamente en la configuración actual de la ciudad de Barcelona – a partir de los 80 una urbe moderna y cosmopolita que culminó con la celebración de unos Juegos Olímpicos- y en muchas otras ciudades de la península con similares asentamientos en donde a partir de los 50 del siglo XX llegaron gentes del sur de España en busca de una vida mejor: ese propósito no sólo se cumple con creces sino que nos regala una película fascinante y emocionante en donde los héroes son gente sencilla y humilde que simplemente buscaba una situación mejor y un futuro halagüeño para sus nievas generaciones. El caso del autobús 47 tuvo un nombre, y fue el del autobusero extemeño Manolo Vital, que consiguió una importante mejora para su Torre Baró al lograr que el bus que conducía tuviese parada en el asentamiento. Eduard Fernández, que da vida a este héroe ciudadano fallecido en 2010, esta simplemente sensacional; su interpretación huele a Goya y confirma el estado de gracia del actor catalán, uno de lso mejores intérpretes españoles de la actualidad, quien además tiene pendiente a la hora de escribir estas líneas algún estreno relevante. Un trabajo de diez el suyo.

No sería justo sin embargo deseñar el mérito de un cast más bien coral en donde brillan entre otros Clara Segura como Carmen, la esposa catalana nativa de Manolo, antigua monja; Zoe Bonafonte como Joana la hija de Vital y personaje clave como representante de una nueva generación del barrio que quería integrarse en la prosperidad de la ciudad; Oscar de la Fuente como Antonio y Salva Reina como Felipín, dos vecinos andaluces de Torre Baró; David Verdaguer como el concejal Narcis Serra y Carlos Cabezas como otro personaje clave en la historia, el doctorando universitario Pasqual Maragall, colaborador de Manolo Vital en su lucha. La reivindicación de Manolo no fue fácil tal y como se refleja en el filme: incomprensión de sus compañores en el transporte urbano y una enorme crisis en el mismo, la a vreces escasa colaboración inicial de los vecinos y los problemas que esto le acarreó a nuestro protagonista, la actitud chulesca de las fuerzas del orden que aún tenían estructura franquista en aquel 1978 (los tristemente célebres “grises”) y sobre todo el total desprecio y rechazo de las instituciones municipales, que aún veían los barrios del extrarradio como un nido de ciudadanos pobres y de segunda sin apenas derechos. La película sabe templar los rítmos, poner las escenas más desgarradoras donde se debe (el incendio), cambiar de escenarios y de contextos (el barrio, el ayuntamiento, el entorno urbano del centro barcelonés, las cocheras de los buses) y hacer del relato una historia de personajes cada uno con sus circunstancias sin perder de vista ni un momento la centralidad de Manolo y su familia, y todo lo culmina con unos momentos épicos y para nada impostados, aunque el epílogo del filme pueda parecer un poco excesivo por su sentimentalismo. Con dosis de melodrama, costumbrismo y vocación antropológica – es clara además la reivindicación de la figura histórica de los emigrantes en la Catalunya del siglo XX- El 47 es una estupenda película que pone de manifiesto que en España la media de calidad de nuestro cine está aumentando.




martes, septiembre 10, 2024

VOLVERÉIS

 


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Ha resultado curiosa la coincidencia en cartelera de dos películas del mayor y y del menor del clan Trueba, el padre Fernando y el hijo Jonás. Mientras que el senior se ha estrellado con la reacción crítica de Isla Perdida el junior le ha ganado esta vez a su progenitor con la que es su mejor película hasta la fecha y que lo consolida por fin como un cineasta a tener en cuenta a la estela de su padre y de su tío David. El cineasta madrileño ha conseguido encontrar un estilo propio con filmes casi corales repletos de personajes, preponderancia de diálogos, reflexiones filosóficas y humanísticas en boca de sus actores, costumbrismo situacional unas veces en el melodrama otras en la comedia o ambas cosas, cierto experimentalismo y sobre todo un retratismo de su generación (nacidos a finales de los 70 y principios de los 80) que constituye su fuerte y un atractivo añadido. Sin olvidar que al igual que su padre bebe estupendamente del manierismo cinematográfico y en eso sentido no deja de recordar a Fernando, quien tienen su significativo momento en esta película como actor. En Volveréis además de todo esto y como ya hizo de otro modo en las notables Quien lo impide y Tenéis que ir a verla se marca un experimento metacinematográfico entre lo formal y el simple juego (que no broma) convirtiendo la narración y en un curioso entrar-salir de la ficción y la realidad por medio del propio lenguaje del cine y del hecho de rodar películas. Tampoco resulta baladí que dos de sus actores fetiche como son su pareja -también directora- Itsaso Arana y Vito Sanz sean los protagonistas de la cinta además de coguionistas de ella y que sus personajes, Ale y Alex se dediquen al cine. Un acierto como esta presentado este elemento que refuerza el poder narrativo y discursivo de una historia que en realidad es mínima -como en muchas de las películas anteriores del director- y no deja de ser una anécdota. Una vez más, los diálogos, las situaciones, las sensaciones y los personajes se hacen con el control del filme y nos regalan una obra que son ser perfecta del todo resulta fascinante y degustable por los amantes del buen cine. Si La Virgen de Agosto, la mejor película de Jonás Trueba hasta la fecha marcó la pauta, aquí aparece todo mucho más estilzado, perfeccionada y en definitiva maduro.

Entre la comedia y el drama el filme tiene un planteamiento de partida claro: la ruptura de una pareja y todo lo que conlleva. A partir de allí, Trueba, Arana y Sanz discurren sobre el origen del amor y del afecto, la fidelidad, la soledad, la manera de afrontar cambios importantes en la vida, la amistad, los comportamientos humanos preestablecidos, la relación con la familia, las convenciones sociales… Alex y Ale viven en conjunto o cada uno de ellos por separado una epopeya personal y vital ante su nueva situación que intentan afrontar- aunque sea solo de cara a la galería ante familia y amistades- de la mejor manera posible pero en realidad no resulta tan fácil. El hecho de que quieran organizar una fiesta de ruptura es algo que cada personaje a la que se lo cuentan (esto constituye en realidad la base de la película) se tomará de manera diferente y provocará cambios y reflexiones en la joven pareja. Volveréis de todas formas no e quiere quedar en una historia generacional y con sus variadas referencias cinematográficas (Truffat, el cual es homenajeado), filosóficas (Kierkegaard) y sus préstamos estilísticos en Godard o Woody Allen constotuye un filme reflexivo para cualquier edad pero siempre sin perder su tono amable y asequible. La pareja protagonista está excepcional, sobre todo Itsaso Arana, y el reparto secundario de carácter coral cumple con unos entonados entre otros Jon Viar, Anrés Gertrudix, Francesco Carril; Ana Risueño y Fernando Trueba en el papel del padre de Alejandra, director de cine al igual que su hija y al que se le ocurre la idea que constituye el detonante de la narración (al parecer una idea real del propio Trueba padre). En fin, una pequeña delicia que es de lo mejor del cine español en este 2024.

lunes, septiembre 02, 2024

EL MAYORDOMO INGLÉS (COMPLÈTEMNT CRAMÉ)

 


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Interesante debut en la dirección del escritor Gilles Legardinier, quien adapta su propia novela en un tan esforzada y curiosa como rutinaria comedia francesa con cierto regusto británico que realmente logra fusionar muy bien estilísticamente el estilo de humor británico y el galo. Más que una comedia de malentendidos es una historia costumbrista, con escaso desarrollo narrativo y centrada en los diálogos y en la inusual y sorprendente circunstancia que envuelve a su protagonista, el empresario británico Andrew Blake, un hombre viudo que casi sin proponerlo termina aceptando el puesto de mayordomo en la lujosa, antigua y un tanto apartada mansión francesa de Madame Beauvillier, otra viuda madura, tras haberse trasladado a Francia a replantear su vida. Asumiendo una identidad por debajo digamos de su rango, Andrew intenta hacer no sin esfuerzo su trabajo lo mejor posible chocando su idiosincrasia inglesa y su práctico pero lacónico carácter con los otos trabajadores de la mansión (el ama de llaves, la cocinera y el guardés de la finca) y con el peculiar carácter de su patrona Nathalie Beauvillier, un mujer carismática y decidida pero corroída por los recuerdos. Sin darse cuenta, Andrew cambiará la vida y percepción de sus compañeros de trabajo y las de la propia Nathalie al tiempo que él también experimentará cambios. Curiosamnte, el papel del mayordomo inglés lo interpreta un norteamericano tan camaleónico y versátil como John Malkovich, un yanki afincado en Francia que siempre echa el resto en todas sus interpretaciones y esta vez tampoco es una excepción: muchos clichés británicos y todo lo que se espera de un educado y estirado sirviente de las islas al que el intérprete dota de muchos matices por lo realmente complejo que es el personaje, un ciudadano inglés que trata de ser/hacerse pasar por el mayordomo ideal recurriendo a tópicos pero que en realidad busca algo más y su nuevo entorno termina brindándoselo.

Su transcurso teatral y con escasa localización puede que no sea del gusto de algún sector del público, pero la buena interacción entre los personajes termina siendo una cierta delicia aunque falte intensidad dramática y cierta credibilidad. Un peso pesado de la escena gala, Fanny Ardant, quien encarna a la señora de la casa, está todo lo bien que cabe esperarse de una actriz de su calibre y tiene bastante buena química con Malkovich, pero no se consigue que su papel sea memorable y da la impresión de que está infradesarrollado. Peli agradable que entretiene y divierte sin estridencias.

jueves, agosto 29, 2024

ALIEN: ROMULUS

 


** y 1/2

Estaba claro que la Disney, propietaria desde hace pocos años de la 20th Century Fox no iba a desaprovechar la oportunidad de seguir explotando una de las franquicias más exitosas y comerciales de esa aquella compañía, la de Alien. El cansancio y el escepticismo fue la respuesta entre la comunidad cinéfila al saberse la noticia: las un tanto decepcionantes precuelas firmadas Ridley Scott, el director de la mítica y primigenia Alien, el octavo pasajero en la década de los 2010, que en conjunto no fueron a ninguna parte y el infausto recuerdo de los crossover Alien Vs Predator- que no se sabe a ciencia cierta si son canon de la saga o no pero cualquier seguidor de la misma actúa como si no existieran- hacían temer lo peor y más si cabe con Disney por medio, pero al final la cosa no ha sido tan desastrosa ni mucho menos. Dirigida por el uruguayo afincado en EEUU Fede Álvarez (No Respires) Alien:Romulus, que se presenta en la linea temporal del universo Alien entre la primera cinta de 1979 y su secuela Aliens (1986) dirigida por James Cameron, resulta como filme de ciencia ficción y terror un producto aceptable y además se esfuerza por homenajear y seguir todo el universo estético que marcaron H.R Giger (el creador del xenomorfo), Moebius (el diseñador de vestuario de El Octavo Pasajero) y Ron Cobb y Chris Foss (diseñadores de las naves) pero sobre todo sigue mucho, demasiado la estructura del primer guion. En efecto, el libreto firmado por Álvarez y su compatriota Rodo Sayagues pese a algunos hallazgos puntuales que luego comentaremos resulta, una vez más, un pastiche de las dos primeras películas de la saga, algo que ya se reprochó a las secuelas pero que esta vez por desgracia resulta más evidente con la particularidad de que se hace claramente un guiño a los fans del primer film y de todo lo que significó para la historia del cine y de la ciencia-ficción: si se pensaba que esto iba a hacer a la película algo más grande, craso error. Una pena por que la primera mitad del metraje promete con un escenario inicial atractivo- una colonia espacial oscura y tóxica, deudora sin duda de la otra obra maestra ci-fi de Scott, Blade Runner- unos personajes en edad postadolescente que no resultan nada estereotipados en un género como el terrorífico dan escorado a hacerlo y un empaque visual sobrecogedor sobre todo en lo tocante a naves y escenarios espaciales; lo malo es que tras la primera aparición de los aliens y poco a poco el interés va decreciendo por momentos pese a que los momentos de suspense y acción -inspirados y a veces calcados de la primera entrega- centren la atención del espectador. Da la sensación de que tanto autohomenaje y tanta referencia a otras fuentes (comics como El Incal, Ranxerox o El Eternauta termina por hacer de la película un nuevo remake, esta vez con una orientación más hacia el publico friki, y contando más de lo mismo.

Los seis nuevos aventureros espaciales luchadores contra los xenomorfos pueden recordar en cierto modo a los tripulantes de la Nostromo, pero eso si terminan siendo muy diferentes a aquellos y con personalidad propia, un acierto en esta película. Cailee Spaeny da vida a la nueva protagonista femenina, la joven Rain, una chica huérfana que trabaja de minera en una sucia colonia y a la que asiste el humano sintético Andy (David Jonsson) creado con la apariencia de un joven de raza negra. Ambos se asocian con otros cuatro chavales colonos capitaneados por el rebelde Tyler (Archie Renaux), ex novio de Rain, para a bordo de una pequeña nave allegar hasta una nave de criogenización abandonada que les permita huir de su destino como mineros hacia otro planeta. Pero esa enorme nave, dividida en dos secciones Romulus y Remus, resulta albergar en su cámara criogénica unas pequeñas y extrañas criaturas que pronto conoceremos (los facehuggers). El guion, como en las últimas instancias de la saga, incurre en contradicciones sobre el ciclo vital del alien pero también trata de atar cabos entre las precuelas y la tetralogía original con el concepto biológico y evolutivo principalmente, tal vez el único elemento realmente encomiable del filme. Por potra parte, resulta enormemente decepcionante un compás final que remite a otros momentos de la serie en una versión aparentemente mejorada pero en realidad más bien risible y autoparódica. Tampoco resulta demasiado original el recurrir a una versión CGI y animatrónica del Ian Holm de 1979 (actor fallecido en 2020) par dar vida al androide (escacharrado) Rook, un humano sintético por supuesto idéntico al mítico Ash de la Nostromo. No hay que descartar que hayan nuevas entregas cinematográficas de Alien, pero ya hay muy poco nuevo e interesante que contar.