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Woody Allen, tras la muy positiva experiencia de Match Point, su mejor película en los últimos años, parece haberle cogido el gusto a esto de rodar en Gran Bretaña y vuelve con un filme ambientado en Londres y producido por BBC Films. Y como en aquella, vuelve a contar con la presencia de la joven y talentosa Scarlett Johannson, que en esta peli esta particularmente encantadora. El propio Woody vuelve a intervenir como actor, en una entretenida y conseguida comedia de intriga y asesinatos donde Johannson es Sondra, una joven americana estudiante de periodismo residente en Londres que tomando parte en el número de un mago también norteamericano, Sidney Waterman, encarnado con Allen, recibe en una falsa “cámara desintegradota de moléculas”, que forma parte del espectáculo, la aparición del fantasma de un prestigioso periodista recientemente fallecido (James Nesbit) quien le revela información sobre la identidad de un asesino en serie de mujeres que trae de cabeza a la opinión pública, acusando a un joven rico, apuesto y exitoso, Peter Lyman (Hugh Jackman), de ser el “asesino del tarot”, gracias a la información suministrada en el mismísimo limbo por su secretaria fallecida. La joven periodista recibe así el encargo post mortem de realizar la investigación periodística del año, tal como el fallecido plumilla deseaba. Sondra se dispone a investigar del aso con la colaboración (es un decir) de Sydney, también testigo de las fantasmagóricas apariciones del periodista difunto. Para ello, Sondra no dudará en infiltrarse en al vida de Lyman, cambiando su identidad, aunque termine enamorándose de el y descartando la idea de que el joven y seductor aristócrata sea realmente un asesino.
Una comedia muy entretenida, con golpes y diálogos ingeniosos y un guión sólido y muy bien elaborado, todo marca de la casa Allen. Ya se sabe que ha Woody normalmente le suele salir cada año una película buena, o muy buena o una obra maestra, y en este caso nos encontramos ante el primer ítem. Lo que no es óbice, claro está, para ser disfrutada como una entretenidísima película y de obligada visión para los amantes de las comedias negras o de enredos. Johannson esta muy bien como actriz de comedia en un registro muy diferente al de Match Point. Woody, en su línea, aunque la edad empieza a hacer estragos (físicos). Es una pena no ver esta peli en Versión original ya que nos perdemos cuando Woody y Scarlett tratan de hacerse pasar por británicos poniendo acento, efecto que en el neoyorquino debe de ser desternillante. La verdad es que mejor o peor, el cine de Woody Allen siempre es un soplo de brisa fresca cuando sus películas llegan a las carteleras.
Woody Allen, tras la muy positiva experiencia de Match Point, su mejor película en los últimos años, parece haberle cogido el gusto a esto de rodar en Gran Bretaña y vuelve con un filme ambientado en Londres y producido por BBC Films. Y como en aquella, vuelve a contar con la presencia de la joven y talentosa Scarlett Johannson, que en esta peli esta particularmente encantadora. El propio Woody vuelve a intervenir como actor, en una entretenida y conseguida comedia de intriga y asesinatos donde Johannson es Sondra, una joven americana estudiante de periodismo residente en Londres que tomando parte en el número de un mago también norteamericano, Sidney Waterman, encarnado con Allen, recibe en una falsa “cámara desintegradota de moléculas”, que forma parte del espectáculo, la aparición del fantasma de un prestigioso periodista recientemente fallecido (James Nesbit) quien le revela información sobre la identidad de un asesino en serie de mujeres que trae de cabeza a la opinión pública, acusando a un joven rico, apuesto y exitoso, Peter Lyman (Hugh Jackman), de ser el “asesino del tarot”, gracias a la información suministrada en el mismísimo limbo por su secretaria fallecida. La joven periodista recibe así el encargo post mortem de realizar la investigación periodística del año, tal como el fallecido plumilla deseaba. Sondra se dispone a investigar del aso con la colaboración (es un decir) de Sydney, también testigo de las fantasmagóricas apariciones del periodista difunto. Para ello, Sondra no dudará en infiltrarse en al vida de Lyman, cambiando su identidad, aunque termine enamorándose de el y descartando la idea de que el joven y seductor aristócrata sea realmente un asesino.
Una comedia muy entretenida, con golpes y diálogos ingeniosos y un guión sólido y muy bien elaborado, todo marca de la casa Allen. Ya se sabe que ha Woody normalmente le suele salir cada año una película buena, o muy buena o una obra maestra, y en este caso nos encontramos ante el primer ítem. Lo que no es óbice, claro está, para ser disfrutada como una entretenidísima película y de obligada visión para los amantes de las comedias negras o de enredos. Johannson esta muy bien como actriz de comedia en un registro muy diferente al de Match Point. Woody, en su línea, aunque la edad empieza a hacer estragos (físicos). Es una pena no ver esta peli en Versión original ya que nos perdemos cuando Woody y Scarlett tratan de hacerse pasar por británicos poniendo acento, efecto que en el neoyorquino debe de ser desternillante. La verdad es que mejor o peor, el cine de Woody Allen siempre es un soplo de brisa fresca cuando sus películas llegan a las carteleras.
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