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El cine alemán continúa dándonos agradables sorpresas una tras otra, como es el caso de esta película que, eso si, no tan comercial como otras que han sido estrenadas últimamente. Una sugerente historia sobre la lucha contra el destino de varios personajes entrecruzados cuyos destinos parecen inevitablemente unidos, pese a las a priori diferencias abismales entre ellos, algunas “por defecto” y otras como resultado del destino. Rodada en Alemania, en las ciudades de Bremen y Hamburgo, y en Turquía, en Stambul, la película (coproducción entre estos dos países), trata sobre todo de demostrar que en el momento actual Alemania y Turquía, por razones relacionadas por el alto contingente de inmigrantes del país euroasiático en la República Federal, están condenados a entenderse. Aunque esto no va a ser nada fácil, como deja claro el filme. Un joven director alemán de origen turco, como es Fatih Akin (también actor, aunque no interviene en este filme), era el idóneo para llevar a cabo este inteligente, emotivo y cuerdo relato sobre las dificultades de la convivencia de dos culturas diferentes, bastante cruel pero con su lugar para la esperanza. Contada a manera de fábula y de manera muy simbólica, se divide en tres actos-historias diferentes cuyos personajes terminan entrecruzándose de manera casual pero afectando completamente a sus vidas. Tanto el planteamiento como la resolución de la película son magistrales y en esto no hay anda que objetar a un espectáculo narrativo total, más allá de los tan de moda juegos temporales a los que se dan últimamente muchos filmes. Lo único discutible tal vez sería que el tono dramático a veces opte por convencionalismos a veces bastante forzados.
La historia, planteada de forma a priori folletinesca pero con su trasfondo, presenta a Nejat, un joven profesor de literatura alemana en la Universidad de Hamburgo, aunque residente en Bremen con su padre. Ambos, de origen turco, tienen una concepción totalmente diferente de la vida; mientras que Nejat es un hombre responsable y sensato aunque poco estimulado por su trabajo, Ali, su padre, es un viejo verde irresponsable que decide proponer que una prostituta a la que frecuenta últimamente, Meter, viva con el para “hacerle compañía”. Aunque Nijat al principio no acepta la extravagante relación, al final cede conmovido ante el hecho de que envía dinero para pagar los estudios a su hija de 27 años Ayten, residente en Turquía y a ala que no ve desde hace años. Lo que estos no saben es que Ayten ha llegado a Alemania como refugiada política por sus actividades en contra del gobierno turco, buscando a su madre, a la que cree trabajando de dependienta Pero un inesperado y trágico suceso, cambiará la situación de de Nijat, mientras que a muchos kilómetros de Bremen, en Turquía, otro suceso volverá a golpear el destino de los personajes.
La película sigue la pista de una serie de desencuentros, de azares y de casualidades en un puzzle en el que vemos todas las piezas, sabemos como encajan, pero finalmente queda incompleto, aunque al final sepamos como debería ser. El azar, los engaños y las identidades falsas juegan un papel esencial en la incomunicación entre los personajes y en las fatalidades del destino que observamos: al final todo se reduce a al falta de entendimiento entre dos culturas, la turca y al europea (no solo la Alemana). La película se ve con mucho interés y resulta dinámica, bella y sugerente, combinación que últimamente no se ve mucho en el cine. Por ello resulta una película inusual, fascinante y sobre todo, real.
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