*** y 1/2
Regreso de Robert Redford a la dirección y de nuevo con una buena película, esta vez enmarcada en la crónica de la historia de EEUU y con uno de sus episodios más significativos: el juicio por el asesinato a Abraham Lincoln en 1865, aunque centrado en un segmento concreto de este como es el enjuiciamiento a la madre de John Surrat, uno de los cómplices de John Wilkes Booth el asesino del presidente de Estados Unidos. Es evidente que Redford ha aprovechado la revisión de este caso histórico para mostrar al público del siglo XXI la chapuza que supuso este juicio en el plano de que ante el primer magnicidio de la historia USA los derechos individuales y la legalidad penal vigente entonces se saltaron a la torera prevaleciendo la venganza sobre la justicia. Podía ser extrapolable esto a no pocos casos actuales en muchas partes del mundo y en ese sentido es evidente que Redford vuelve a sacar su afán moralista ya de sobra conocido en una película eficaz e inteligente.
The Conspirator tiene como ventaja de que en ningún momento se va por las ramas (no añade subtramas de relleno absurdas, cosa algo habitual en el cine basado en acontecimientos reales) y es muy directo a la hora de mostrar el relato de la lucha de un joven abogado, Frederick Aiken (James McAvoy) para que su cliente, Mary Surrat (Robin Wright), acusada de complicidad en la conspiración del asesinato de Lincoln, obtenga una condena justa, pero la misión será complicada ante un tribunal militar de carácter excepcional y en un país donde las rencillas y heridas de al guerra civil aún persistían. La película apuesta por el humanismo y los sentimientos en una puesta en escena escueta y sobria pero excepcionalmente ambientada en el Washington de mediados del XIX y con un gran realismo en sus imágenes y escenografía, logro al que no es ajeno la curiosa fotografía granulosa y Vintage de Newton Thomas Siegel. No obstante, el ligero escoramiento del guión al repetitivo género del cine de juicios muchas veces ralentiza el ritmo del filme y produce cierto hastío: puede que sea inevitable que una historia de estas características caiga en el cine judicial, pero podrían haberse ahorrado algunos minutos de tribunales. Con todo, The Conspirator, pese a su ritmo irregular y algún tópico de la crónica histórica, cumple estupendamente su función de filme-denuncia transtemporal y resulta ciertamente interesente sobre todo en sus compases finales. Interpretes adecuados, excepcional puesta en escena u un guión sólido que hacen de esta película una buena opción para estas navidades en lo que a películas no familiares se refiere.
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