viernes, noviembre 11, 2011

Mis 50 discos que te cagas (37): BRUCE SPRINGSTEEN – THE RIVER (1980)


Un ejercicio de grandeza y poderío musical fue lo que Bruce Springsteen consiguió con su quinto álbum The River , hoy considerado todo un clásico de la música popular. Obra de un cantante y compositor en estado de gracia, The River es un doble LP de vocación ecléctica pero sin salirse de las coordenadas del rock urbano visceral y potente que The Boss dominaba, aunque eso sí, resultó un disco no solo más variado que su glorioso predecesor Darkness on the Edge of Town (1978) sino también más espontáneo, visceral e incluso desenfadado que aquel. Al final, logró superarlo en cuanto calidad y Springsteen vio aumentado su prestigio y se convirtió en un ídolo musical en EEUU (en el resto del mundo la cosa iba algo más despacito) con su disco más vendido hasta la fecha. 20 canciones prácticamente redondas y pensadas para arrasar en directo ejecutadas en cuerpo y alma por Springsteen y su cada vez más perfecta y compenetrada E Street Band.

Inicialmente, Bruce pretendió que la mayor parte del material se incluyese en un LP de formato sencillo que se iba a publicar a finales de 1979 y que iba a llevar por título The Ties That Bind, pero más temas surgieron y al final se dio cuerpo a un doble álbum en donde se combinaban temas más rockeros, eléctricos y alegres con otros acústicos y más introspectivos. No obstante, en todos la temática y el espíritu era común: la crónica del americano medio de clase trabajadora, agobiado y atrapado por una realidad asfixiante (precariedad económica, desempleo, matrimonios fallidos, problemas amorosos varios) pero con una enorme voluntad y un carácter de perdedor rebelde y desafiante que dejaba un halo de esperanza. En resumidas cuentas, un atractivo y oportuno balance entre la negatividad y la esperanza que hace de este disco pura delicatessen emocional. El primer LP/CD del formato doble tiene un carácter  más rápido, inmediato y de canciones mas cortas, mientras que el segundo es más complejo e intenso tanto lírica como musicalmente y tendente a la balada, aunque los temas en ambos serían perfectamente intercambiables en uno y en otro. Hay de todo no obstante; rock and roll directo y emocional como The Ties That Bind con su lograda melodía o la velocidad de crucero de You Can Look (But You Better Not Touch) o Two Hearts, que se convertirá en un tema habitual en el directo del Boss; conexiones soul, ya bien con reminiscencias R&B como la pegadiza e irresistible Sherry Darling (grabada con efectos de un falso directo) o con un ramalazo más purista como la ya clásica Hungry Heart con el entrañable piano de Roy Bittan (este tema iba a ser cedido inicialmente a Ramones); espíritu folkster con la sombra de Dylan, Pete Seeger y Woody Guthrie con  I Wanna Marry You   o   Fade Away y su delicada fuerza melódica; y emocionante singer-sonwriter  (apuntando a su futuro LP Nebraska, 1982) con baladas acústicas del calibre de Independence Day, Wreck on the Highway  y sobre todo la maravillosa The River , una de las canciones más celebradas de Springsteen y una de las canciones de amor más emotivas de todos los tiempos: basada en la amarga historia real de su hermana y su cuñado, realmente humedece los ojos aún habiéndola oída una y otra vez, un tema sencillamente atemporal e inmortal.  

El Bruce Springsteen más proleta y callejero de Born in The USA se vislumbra en el pop rock casi AOR de Out in The Street, otro must del de Freehold en directo y en baladas más eléctricas y estándar como la solemne y sombría Solen Car. Cadillac Ranch es puro rock americano de irresistible tempo con característica letra de amor a los coches (y a las estrellas de cine), mientras que The Price You Pay marcará el patrón de los medios tiempos rockistas de Springsteen en el futuro. En todas las canciones, un Bruce apasionado y entregado cada vez más entero y con más registros  como intérprete vocal (la inflexión vocal de Hungry Heart le hacía casi irreconocible) y una E Street Band absolutamente enorme en donde Steve Van Zandt y Clarence Clemons cada vez tenían mayor protagonismo. Springsteen se marchó de gira mundial en 1980-81 con este disco y arrasó allá por donde pasó y no es para menos, la leyenda de Bruce Springsteen estaba naciendo y en ello The River tiene mucha culpa. Un disco idea para no iniciados en la obra del músico y una absoluta gozada para los oídos de principio a fin: la obra maestra de uno de los más grandes.


FICHA TÉCNICA

Géneros: Rock Urbano, Rock and Roll, Rock Americano, Folk Rock, Soul Rock
Publicación: octubre 1980
Sello original: Columbia
Producción: Bruce Springsteen, Jon Landau y Steve Van Zandt
Duración: 83:47 (Doble LP)
Músicos:
Bruce Springsteen: voz, guitarra, harmónica, piano en Drive All Night
Steve Van Zandt: guitarras, armonías vocales, coros
Clarence Clemons: saxo, percusión, coros
Roy Bittan: piano, órgano en I´m a Rocker y Drive All Night, coros
Garry Tallent: bajo
Danny Federici: órgano, xilófono
Max Weimberg: batería
Flo & Eddie: armonías vocales en Hungry Heart

Track listing

1- The Ties That Bind
2- Sherry Darling
3- Jackson Cage
4- Two Hearts
5- Independence Day
6- Hungry Heart
7- Out in the Street
8- Crush on You
9- You Can Look (But You Better Not Touch)
10- I Wanna Marry You
11- The River
12- Point Blank
13- Cadillac Ranch
14- I´m a Rocker
15- Fade Away
16- Stolen Car
17- Ramrod
18- The Price You Pay
19- Drive All Night
20- Wreck on the Highway

jueves, noviembre 10, 2011

RAYOSC YA ESTÁ EN FACEBOOK!

 Ahora, Rayos C en la Oscuridad brillará en Facebook

 
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Os esperamos!

lunes, noviembre 07, 2011

El aparatito Lumiere - EL NIÑO DE LA BICICLETA (LE GAVIN AU VÉLO)



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Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne son dos cineastas belgas que han firmado en comandita una filmografía de gran calidad desde los años 80 tocando temas sociales e inmediatos pero al mismo tiempo narrando interesantes ya trayentes historias sin nada de panfletario ni demagógico. Dos de sus películas anteriores, Rosetta (1999) y El silencio de Lorna (2008), tuvieron muy buena acogida internacional y ahora vuelven a dar en el clavo que esta su nueva película, una película tan realista, creíble, árida y amarga como lo eran los dos filmes anteriores aunque en esta ocasión se deja un pequeño poso para la esperanza. Porque los Dardenne no son unos cineastas artificiosos y ni tan siquiera gustan de utilizar recursos narrativos intrincados, sino que son unos narradores, claros, concisos y sin ambages capaces de presentar personajes con un trasfondo muy simple y concreto pero con una enorme fuerza dramática gracias al humanismo con que los presenta, claramente reconocible peor su realismo y por al habilidad de estos directores en mostrar retazos naturalistas de la vida misma. Aunque en esta ocasión no han andado tan atinados como con El silencio de Lorna, lo cierto es que han hecho una pequeña y más que interesante película que desde luego da que pensar. Un Gran Premio del jurado en Cannes es el galardón que exhibe orgulloso esta película. 

La infancia desprotegida es en lo que en esta ocasión fijan su mirada los hermanos directores, con un tono bastante crudo en el que el pequeño protagonista, Cyril, un crío de 12 años que ansía huir del centro de menores donde su padre -un hombre sin recursos - le ha internado contra su voluntad trata de encontrar su lugar en el mundo y de alcanzar una felicidad esquiva que para él representa una bicicleta que su padre le prometió y que tuvo que vender sin poder entregársela. La consecución de la bici irá pareja al ansia por salir del centro y por encontrar un referente adulto que su padre no le puede dar y que hallará en Samantha, una joven peluquera a la que conoce por casualidad. Pero con o sin bici, nada será fácil, y la propia inocencia del chaval le pondrá en más de un apuro. Una reflexión de la situación de desamparo en la que se encuentra la infancia cuando es malamente descontextualizada y extraída de su propio mundo y de una vida familiar aceptable que en esta película adquiere un tono agridulce. Un guión bien planteado y una parquedad descriptiva sobre los personajes muy oportuna refuerza el total realismo de la propuesta sin que la cosa resulte aburrida o desagradable de ver, al contrario. Unas buenas interpretaciones (especialmente del pequeño Thomas Doret) y puesta en escena sugerente y robusta culminan un filme que sin ser nada del otro jueves merece la pena verlo. 

domingo, noviembre 06, 2011

LAS RAICES DE LOS SUPERHÉROES


Luchadores contra el crimen con facultades sobrehumanas y extraordinarias que les convierten en casi invencibles y en ultraeficaces en sus propósitos justicieros. Enmascarados esquivos que ocultan su verdadera identidad a la sociedad y actúan casi de incógnito. Con curiosos atuendos y a veces increíbles y sofisticadas armas, vehículos e inventos. Esos son los superhéroes, caracteres arquetípicos del mundo de la ficción de enorme aceptación popular en los siglos XX y XXI en el mundo del cine, la televisión y sobre todo el cómic. Aunque popularmente se cree que Superman, creado como personaje de cómic en 1938, fue el primer superhéroe, esto no es cierto. Desde principios del siglo XX e incluso antes algunos escritores crearon los primeros héroes (a veces rudimentariamente) superdotados. Esta fue a grandes rasgos la prehistoria de los superhéroes.   



Humanos prodigiosos, justicieros románticos

El personaje del superhéroe (o la superhéroina) siempre se asocia con creaciones genuinas y características de la segunda mitad del siglo XX, para el medio del cómic, de la literatura de evasión o del cine y con el género de la ciencia ficción debido a que muchas veces el origen de las habilidades extraordinarias (superpoderes) de estos héroes (o de ellos mismos) procede de avances imposibles o desconocidos de al ciencia o directamente de otros mundos o planetas, todo siempre desde la perspectiva científico-cultural de finales siglo XX. Pero héroes super extraordinarios y con no pocas atribuciones que recuerdan a los superhéroes de segunda mitad del siglo XX y siglo XXI ha habido en el mundo de la ficción desde épocas muy antiguas. Antes del boom del cómic en USA en los años 40 y que popularizó el concepto de superhéroe, nacieron los primeros superhéroes y personajes heroicos cuyas atribuciones dieron origen a los modernos justicieros prodigiosos. Y es que en realidad el concepto de superhéroe, como constructo y fabulación,  es casi tan antiguo como el hombre.     

Robin Hood, el primer justiciero clandestino

 Remontándonos muy atrás en el tiempo, en la edad antigua, seres humanos con capacidades prodigiosas y por así decirlo, semidivinas, podían ser los héroes de la antigua Grecia: Hércules, Perseo, Aquiles y todos aquellos personajes mitológicos griegos concebidos como hijos de mortales y dioses. También  Superhéroes de la antigüedad (en su vertiente bíblica) podían ser Sansón, o el germánico Sigfrido y más tarde en la edad media no pocos caballeros andantes y héroes tenían sus atribuciones prodigiosas: Arturo y sus caballeros, Amadís de Gaula, Palmerín de Inglaterra, o algunos héroes tan inmortales como Robin Hood, que pese a que no tuviese ninguna cualidad sobrehumana, su concepción de héroe inmaculado y perfecto, sus características de “honrado forajido” escondido desde su “base secreta” (el bosque de Sherwood) y su condición de luchador contra el mal por “cuenta propia” guardan no pocas similitudes el concepto de héroe justiciero de muchos personajes de ficción posteriores, así como su caracterización romántica en su lucha contra el mal y en defensa de los débiles (compartida con la de los caballeros andantes) es inspiradora de la motivación de muchos héroes enmascarados o de incógnito.

Precisamente el actuar en pos de la justicia oculto de la vida civil y preferentemente en momentos determinados cuando la necesidad lo requiera (auxiliando a los indefensos, luchando contra las amenazas de los villanos) es no solo una característica de héroes forajidos como Robin Hood sino de los contemporáneos superhéroes. Por otra parte, el personaje del honrado bandido teóricamente al margen de una justicia oficial que se encuentra en realidad corrompida será a partir del personaje del mítico arquero surgido del folklore popular inglés –cuyos primeros poemas escritos sobre él datan del siglo XV- bastante común en el imaginario colectivo occidental, primero en la cultura anglosajona y después en todo el mundo; piénsese por ejemplo en Dick Turpin, salteador de caminos real del siglo XVIII del que en el siglo XIX se escribieron novelas en donde se le retrataba como un valeroso, romántico y heroico Robin Hood dieciochesco cuando en realidad fue un asesino, o en el Dr. Syn, del que hablaremos luego. El Dick Turpin literario -nacido a mediados del XIX-  y su banda de forajidos fueron además unos de  los primeros personajes heroicos de ficción que lucían antifaz para no ser reconocidos (algo propio en los bandidos reales de aquella época) rasgo muy característico de los superhéroes del siglo XX (Batman, Spider-Man, La Visión, Iron Man, Daredevil  y un sin fin).


El  mundo necesita héroes
La Pimpinela Escarlata
La imaginación de las gentes siempre ha buscado héroes y los relatos populares y la literatura dispensaron de héroes de ficción a la humanidad durante siglos. Los ejemplos en la literatura y tradición popular ya los hemos visto: en definitiva, modelos éticos y morales de comportamiento dispuestos a arriesgar su vida a favor de la justicia, el bien y el prójimo. Ya les había intachables y cuasi invencibles, a veces con aura casi divina heredera del relato mitológico de dioses y héroes de la antigüedad, especialmente de la antigua Grecia. El modelo del héroe con un poder sobrenatural (fuerza descomunal, enorme velocidad, capacidad de alterar las leyes de la naturaleza) propio de épocas paganas pronto se recuperaría en gran número de héroes de ficción surgidos a partir del siglo XIX. Las andanzas de Lancelot, Tristán u otros caballeros de Arturo no siempre eran bien vistas por el estamento eclesial por su carácter altamente fantasioso y por incluir elementos de magia pagana provenientes de la época precristiana y lo mismo pasaba con los libros de caballería españoles del siglo XVI como el Amadís. Personajes como los ya citados Robin Hood y Dick Turpin se aproximaban más a una concepción más realista del héroe y durante siglos se prefirió el héroe o aventurero mundano  a cualquier Hércules o Jasón. En ese sentido, otros héroes griegos como Ulises, desprovistos de aptitudes prodigiosos aunque viviesen aventuras fantasiosas y extraordinarias, tuvieron más aceptación durante siglos tanto entre intelectuales y estudiosos como entre el pueblo llano que los semidioses de la mitología helena clásica. Con todo, el prototipo del héroe aventurero justiciero nacido en los romances y en la literatura de caballería de la edad media pronto se fusionaría con el modelo del héroe superdotado de la mitología pagana. ¿La razón? Podría ser resumida simplemente como un anhelo de dotar a los héroes de características omnipotentes y casi divinas, por que ¿Quién no ha querido ser nunca un dios?           

Spring_Heeleed jack
Se dice que el primer superhéroe concebido como un personaje heroico con características extraordinarias fue el británico Spring-Heeled Jack, que en 1840 protagonizó la novela Spring-heeled Jack, the terror of London de John Thomas Haines, a la que siguieron diversos folletines de aventuras en las décadas de 1860 y 1870 que gozaron de gran éxito en el Reino Unido. Lo más significativo es que las historias de Spring-Heeled Jack estaban basadas en unos acontecimientos acaecidos entre 1837 y 1838 en diversos puntos de Inglaterra y Escocia y que dieron origen a la leyenda del personaje: una serie de personas aseguraron ver a una especie de demonio con garras y ojos en llamas que daba espectaculares saltos. El bautizado por la prensa como Spring-heeled Jack se convirtió pronto en una leyenda popular y hoy en día su existencia real es un enigma; en los folletines y novelas apareció  primero como un bandido disfrazado con una sobrenatural habilidad para el salto y después como un luchador justiciero que en realidad era un noble que poseía una guarida secreta y era capaz de inventar artilugios para desplazarse a enorme velocidad y dar enormes saltos. En resumidas cuentas, un claro antecedente de Batman y precursor del concepto de la doble identidad, totalmente extendido en el mundo de los superhéroes. Pero hasta 1903 no nacería el que puede ser considerado como el en muchos aspectos modelo del superhéroe moderno: The Scarlet Pimpernel (La Pimpinela Escarlata), creado por la Baronesa Emma Orczy, escritora y noble británica de origen húngaro quien concibió a este personaje como héroe protagonista de una obra teatral epónima convertida en novela por la propia autora en 1905. Posteriormente escribiría 10 secuelas más hasta 1940, debido al gran éxito del personaje en todo el mundo. La Pimpinela Escarlata y sus continuaciones eran unas novelas de aventuras de capa y espada ambientadas mayormente en Francia en la época de la Revolución cuyo protagonista, Sir Percy Blakeney, es un aparentemente petimetre rico inglés que bajo la misteriosa identidad de la Pimpinela Escarlata comanda una sociedad secreta formada por notables ingleses que se dedican a liberar a los condenados a muerte en la guillotina. Nadie en Inglaterra ni en Francia sabe quien es ese misterio personaje que firma sus cartas con un dibujo de una pimpinela escarlata y que con su inteligencia y habilidad para urdir planes y liberar prisioneros desafía a la justicia revolucionaria francesa. La Pimpinela tomó de Spring-heeled Jack el copiado hasta la saciedad concepto de la identidad privada del héroe justiciero misterioso, ofreciendo también por primera vez la antítesis radical entre la personalidad heroica y la personalidad cotidiana: por ejemplo, en el caso de la Pimpinela Sir Parcy en su vida privada se comporta como un artificioso, presuntuoso y snob noble del siglo XVIII para no dar ninguna pista sobre su “máscara” justiciera.


Los enmascarados en novelas de aventuras

El Zorro
El modelo del “héroe clandestino” se consolidó con la Pimpinela Escarlata al mismo tiempo que se estaba demostrando que las aventuras de este tipo de personajes en los primeros compases del siglo XX tenían un muy adecuado soporte en novelas baratas o folletines, géneros literario-editoriales muy populares que se dedicaban fundamentalmente a entretener al lector con aventuras exóticas, historias fantásticas, crónicas del oeste americano, historias de época, narraciones detectivescas y nuevos géneros como la ciencia ficción. En EEUU nacieron las “pulp fictions”, revistas o librillos de pequeño formato y con papel barato  con historias policíacas o de aventuras que hacían las delicias de miles de lectores especialmente adolescentes y jóvenes adultos. En las páginas de los pulp americanos, además de otros personajes, se crearon varios proto super héroes como El Zorro. El Zorro nació en 1919 creado por el escritor nortemericano Johnston McCulley en las páginas de la revista pulp All story-Weekly; se trataba de un espadachín y jinete enmascarado mexicano que actuaba en la California española de principios del siglo XIX defendiendo a los débiles y oprimidos de las injusticias y de los abusos de los poderosos y de las clases dirigentes corruptas. En definitiva, una enésima variación del mito de Robin Hood solo que esta vez se introducían elementos de la aventura de capa y espada (El Zorro era un consumado maestro del florete) y del Far West. El Zorro (llamado así en español en todas sus publicaciones en inglés) era la personalidad secreta del noble hispano-mexicano Don Diego de la Vega, quien en su vida fuera de su personalidad como el Zorro fingía ser un hombre cobarde, holgazán y poco amigo de las aventuras (clara inspiración para el Clark Kent de Superman). La indumentaria del personaje inspiraría a no pocos superhéroes: traje negro con capa y antifaz, para evitar que nadie supiese que el Zorro era Don Alejandro. La Z que el personaje trazaba con su espada en las ropas de sus enemigos o en otras superficies puede ser considerado como el primer símbolo super heróico, anticipándose a al S de Superman, la araña de Spider-Man, el relámpago del Capitán Marvel o la X de los X Men. McCulley escribió más relatos sobre el Zorro hasta su muerte y pronto el éxito del personaje le hizo protagonista de numerosas películas, series de televisión, cómics y seriales radiofónicos. Hoy en día este personaje sigue siendo uno de los héroes de ficción más conocidos de todos los tiempos.  No obstante, en 1915 ya había nacido en el Reino Unido un héroe justiciero similar, el Doctor Syn aka The Scarecrow (El Espantapájaros), otro bandido honrado enmascarado, creado por Russell Thorndike en una serie de novelas. Cristopher Syn es un hombre culto de la Inglaterra del siglo XVIII (concretamente el condado de Kent) al que el sentimiento de venganza le hace convertirse en un pirata y más tarde en un jinete forajido bajo el siniestro disfraz de un espantapájaros viviente, mientras que en su vida “civil” es un apacible vicario. De nuevo, el héroe enmascarado luchando por los oprimidos ante las injusticias de los poderosos. Y no habría que olvidarse que Tarzán, creado en 1912 por el escritor Edgar Rice Borroughs, con su increíble capacidad física podría ser otro antecedente de los superhéroes.                            


 El Espantapájaros


Personajes extraordinarios por el ancho mundo 

Fantômas

No solo se crearon héroes enmascarados en los primeros compases del siglo XX en el ámbito anglosajón, en Francia antes de 1930 nacieron varios personajes que anticiparon el concepto moderno de superhéroes con mayor precisión que las creaciones anglosajonas antes mencionadas. De hecho, estos primeros superhéroes galos vivían aventuras más cercanas a la ciencia ficción de entonces, género estrechamente relacionado con las modernas aventuras de estos personajes especialmente en lo tocante a explicar el origen de sus poderes extraordinarios. Fantômas, en realidad un supervillano, fue creado en 1911 por Marcel Allain y Pierre Souvestre para una serie de novelas que lograron gran éxito en todo el mundo. Fantômas es un genio del mal con no pocas características de muchos superhéroes y supervillanos posteriores del mundo del cómic, un hombre capaz de idear complicadísimos robos, macabras trampas y retorcidos planes para llevar a cabo asesinatos, un villano megalómano que además es un maestro del disfraz capaz de asumir un millar de identidades y que resulta totalmente de imposible de detener, lo que trae de cabeza a la justicia. En las ilustraciones de los primeros libros (se llegaron a publicar 32 solo entre 1911 y 1913) Fantômas aparece como un hombre vestido con frac, chistera y antifaz negro. Este personaje además fue el primer “enmascarado” literario que tuvo adaptación cinematográfica en cinco seriales rodados entre 1913 y 1914. También en 1911 nació el primer superhéroe francés, Nyctalope, creado por el escritor Jean de la Hire, un hombre que combate el crimen con sus extraños poderes en aventuras adscritas dentro del género de la ficción científica y la fantasía. Podemos considerar a Nyctalope como el primer superhéroe dentro del sentido estricto de la palabra (un héroe con poderes sobrehumanos), aunque no tuvo apenas repercusión fuera de Francia y no se puede decir que influyese en la creación de personajes como Superman, aunque si que contenía elementos claramente tomados del  Spring-heeled Jack literario quien en realidad no tenía superpoderes como Nyctalope sino gadgets y artilugios fantásticos. En Francia también nació la primera heroína enmascarada de la historia (en realidad más bien villana) y el primer héroe superdotado nacido directamente del cine, Irma Vep, la protagonista del serial Los Vampiros de Louis Feulliade. Irma Vep era una miembro destacado de la organización criminal “Los Vampiros”, planeaba la mayor parte de los golpes y los ejecutaba con suma maestría muchas veces embutida en un ceñido traje-maillot negro con capucha (en los años 10 se creó y se puso de moda ese tipo de prenda). La fascinante actriz Jeanne Roques, conocida con el sobrenombre de Musidora interpretó a la intrépida Irma Vep y convirtió a ese personaje en un icono popular francés en los años 10. El peculiar atuendo de Vep es un claro antecedente de las mallas y leotardos de los futuros superhéroes del cómic, siendo notoria inspiración además del traje de The Phantom, personaje creado en 1936 y que fue el primer héroe del cómic en lucir lo que muchos editores y periodistas llamaron con sorna “calzoncillos largos”.             


Musidora como Irma Vep


Años 30: Justicia clandestina y héroes perfectos

The Shadow
Hasta los años 30 los superhéroes no tomarían su ámbito natural, el cómic; eso fue debido a que el género de aventuras con dibujo realista no hizo su aparición en el noveno arte hasta finales de los años 20 (el cómic nació a finales del siglo XIX) y por lo tanto no hubo sitio durante mucho tiempo a este tipo de personajes heroicos en un mundo de la viñeta en donde solo se hacían historietas humorísticas con dibujo caricaturesco. Muchos dicen, y con razón, que el primer superhéroe del cómic fue Popeye, creado en 1929, pese a ser un personaje caricaturesco y al principio  con poco de héroe. Su superatribición era (y lo fue durante toda su larga vida como personaje de ficción) su descomunal fuerza obtenida por la ingestión de espinacas. Tendrían que pasar varios años hasta que surgiese el primer superhéroe de tebeo realista. Por otra parte, en 1930 en EEUU nació como personaje de serial radiofónico uno de los modelos más avanzados del superhéroe moderno que se habían hecho hasta entonces, The Shadow (La Sombra), creado por Walter B. Gibson e inspirado en personajes como Fantômas, La Sombra era un veterano de la I Guerra Mundial que decide fingir su muerte y luchar contra el crimen asumiendo varias identidades civiles para pasar desapercibido. La Sombra es capaz de volverse cuasi invisible y de hacer algo parecido a la teletransportación, ataviado con gabardina, sobrero de ala ancha, capa y una bufanda que oculta parcialmente su rostro. Casi inmediatamente, las aventuras del personaje pasaron al pulp, donde tuvieron enorme éxito y a partir de 1938 al cómic. Por su introducción del elemento claramente fantástico -que ya aparecía en Nyctalope y en algunos aspectos de Fantômas- se puede considerar a The Shadow como el primer modelo prototípico de la ficción de superhéroes como es entendida actualmente. Otro personaje norteamericano que es un claro antecedente del superhéroe moderno es otro clásico del pulp, Doc Savage. Creado en 1933 por los editores Henry Nalston y John L. Nanovic y el escritor Lester Dent, Doc Savage  era un aventurero sin poderes extraordinarios pero eso sí con una enorme fuerza, inteligencia y agilidad  gracias a que fue educado por su padre, un insigne científico, pera obtener un “humano perfecto”, con habilidades en diferentes campos como la medicina, la física, la detección, las ciencias exactas, las actividades atléticas o la música. Inspirado en personajes de la mitología antigua como Hércules o Sansón, esto de la fuerza descomunal de los superhéroes será una constante a partir de este momento y se puede considerar a Doc Savage como el antecedente de Superman y de otros héroes con superfuerza, además de ofrecer no poca inspiración a otros personajes como James Bond, ya que Doc Savage contaba con la ayuda de inventos y artilugios revolucionarios para los años 30, y a Indiana Jones. Las aventuras de Savage eran una mezcla de aventura exótica, ciencia-ficción, fantasía y género policíaco que hicieron las delicias de miles de lectores en USA y convirtieron al personaje en una celebridad. Las novelas originales de Doc Savage se publicaron entre 1933 y 1949 y fueron reeditadas con gran éxito para una nueva generación de lectores en los años 60. El personaje también tuvo su adaptación en serial radiofónico, cómic y cine. También es de justicia mencionar que en 1930 nació en Japón un personaje de ficción que puede ser considerado un protosuperhéroe, Ogon Bat.     

Doc Savage


Nacen los superhéroes de tinta china

Mientras nacían los primeros héroes de ficción superperfectos en los años 30, los héroes enmascarados seguían estando de moda en aquella época. En el campo del teatro radiofónico surgieron nuevos antecedentes del superhéroes, The Lone Ranger (El Llanero Solitario, 1933) y The Green Hornet (El Avispón Verde, 1936) el primero un cowboy ranger de Texas que decide llevar a cabo una cruzada contra el crimen por su cuenta y el segundo un justiciero free-lance envuelto en asuntos policíacos y de serie negra. Rasgo común de ambos, su máscara-antifaz, a parte de su condición de cruzados independientes contra el crimen.  Pero fue en 1934 cuando nació el primer superhéroe original de cómic, Mandrake el Mago de la pluma del gran Lee Falk, prácticamente el padre del superhéroe de tebeo. Mandrake, cuyo “poder” es la hipnosis (algo en realidad nada extraordinario), se convirtió pronto en un personaje muy popular con sus fantasiosas historietas en donde este mago con bigote, capa y chistera acompañado de su fiel ayudante africano Lothar se las veía lo mismo con gángsters que con extraterrestres o supervillanos. Y dos años más tarde, el propio Falk dio vida al que será el modelo estético del superhéroe de cómic: The Phantom (conocido en las traducciones españolas como El Hombre Enmascarado o El Fantasma). El Fantasma de los cómics de Falk y sus continuadores (sus aventuras se siguen publicando en la actualidad) es en realidad el miembro actual de una estirpe sucesoria de justicieros enmascarados que se remonta al siglo XV y cuyo fin es combatir el crimen, la delincuencia y la injusticia. La mayor parte de los villanos y del pueblo llano desconoce que ha existido una saga de Fantasmas y piensa que el justiciero es inmortal. The Phantom opera desde su base-refugio de la Cueva de la Calavera situada en una imposible jungla con elementos africanos y asiáticos y al igual que El Zorro, tiene su símbolo-señal de castigo: una calavera que se encuentra en su cinturón y su anillo (con este último marca el riostro de sus enemigos). Las historietas de El Fantasma combinan la aventura exótica y policial y están claramente influidas por El Zorro, Tarzán, Mandrake, Doc Savage, El Llanero Solitario y los seriales cinematográficos. Una novedad importante y que iba a suponer una antes y un después en la concepción de los superhéroes a partir de ese momento es la indumentaria del personaje, ya que será el primer personaje de cómic en adoptar la vestimenta elástica (entonces denominada maillot o leotardos) y adaptada al cuerpo haciendo resaltar la musculatura del héroe en cuestión. El Fantasma concretamente vestía un traje elástico (rojo o morado según que historieta) con una capucha que el cubría el cuero cabelludo, además del consabido antifaz y unas altas botas negras. Este atuendo estaba inspirado como dijimos en el que lucía la actriz francesa Musidora en el Filme Los Vampiros. La verdad es que las mallas parecían una prenda cómoda para luchar contra el crimen y moverse de aquí para allá y así lo entendieron los dibujantes y guionistas que a partir de ese momento crearon superhéroes, así como el rostro enmascarado también fue comúnmente recurrente. Por otra parte, El Fantasma continuaba además con el recurso dramático de la “doble personalidad”.


 The Phantom

Nuevos héroes de cómic enmascarados como The Clock proseguirán con la tendencia del bravo luchador contra el crimen por cuenta propia, pero con el nacimiento en 1938 de Superman, creado por jerry Siegel y Joe Schuster en las páginas de Action Comics se certifica por fin el nacimiento del superhéroe moderno: justiciero con poderes casi omnímodos (fuerza sobrehumana, vuelo, visión de rayos X, supervelocidad), personalidad civil contrapuesta a la heroica, indumentaria elástica, base secreta de operaciones, símbolo definitorio (en este caso en el traje). Superman, que lucía capa como El Zorro, The Shadow y no pocos héroes de capa y espada, no solo será el modelo en el cual se miren los siguientes superhéroes creados en el mundo de la ficción (Batman, Doll Man, Flash, Wonder Woman, Capitán Marvel, Capitán América, Los 4 Fantásticos, etc), sino que sigue siendo aún el paradigma del superhéroe por antonomasia.