domingo, noviembre 06, 2011

LAS RAICES DE LOS SUPERHÉROES


Luchadores contra el crimen con facultades sobrehumanas y extraordinarias que les convierten en casi invencibles y en ultraeficaces en sus propósitos justicieros. Enmascarados esquivos que ocultan su verdadera identidad a la sociedad y actúan casi de incógnito. Con curiosos atuendos y a veces increíbles y sofisticadas armas, vehículos e inventos. Esos son los superhéroes, caracteres arquetípicos del mundo de la ficción de enorme aceptación popular en los siglos XX y XXI en el mundo del cine, la televisión y sobre todo el cómic. Aunque popularmente se cree que Superman, creado como personaje de cómic en 1938, fue el primer superhéroe, esto no es cierto. Desde principios del siglo XX e incluso antes algunos escritores crearon los primeros héroes (a veces rudimentariamente) superdotados. Esta fue a grandes rasgos la prehistoria de los superhéroes.   



Humanos prodigiosos, justicieros románticos

El personaje del superhéroe (o la superhéroina) siempre se asocia con creaciones genuinas y características de la segunda mitad del siglo XX, para el medio del cómic, de la literatura de evasión o del cine y con el género de la ciencia ficción debido a que muchas veces el origen de las habilidades extraordinarias (superpoderes) de estos héroes (o de ellos mismos) procede de avances imposibles o desconocidos de al ciencia o directamente de otros mundos o planetas, todo siempre desde la perspectiva científico-cultural de finales siglo XX. Pero héroes super extraordinarios y con no pocas atribuciones que recuerdan a los superhéroes de segunda mitad del siglo XX y siglo XXI ha habido en el mundo de la ficción desde épocas muy antiguas. Antes del boom del cómic en USA en los años 40 y que popularizó el concepto de superhéroe, nacieron los primeros superhéroes y personajes heroicos cuyas atribuciones dieron origen a los modernos justicieros prodigiosos. Y es que en realidad el concepto de superhéroe, como constructo y fabulación,  es casi tan antiguo como el hombre.     

Robin Hood, el primer justiciero clandestino

 Remontándonos muy atrás en el tiempo, en la edad antigua, seres humanos con capacidades prodigiosas y por así decirlo, semidivinas, podían ser los héroes de la antigua Grecia: Hércules, Perseo, Aquiles y todos aquellos personajes mitológicos griegos concebidos como hijos de mortales y dioses. También  Superhéroes de la antigüedad (en su vertiente bíblica) podían ser Sansón, o el germánico Sigfrido y más tarde en la edad media no pocos caballeros andantes y héroes tenían sus atribuciones prodigiosas: Arturo y sus caballeros, Amadís de Gaula, Palmerín de Inglaterra, o algunos héroes tan inmortales como Robin Hood, que pese a que no tuviese ninguna cualidad sobrehumana, su concepción de héroe inmaculado y perfecto, sus características de “honrado forajido” escondido desde su “base secreta” (el bosque de Sherwood) y su condición de luchador contra el mal por “cuenta propia” guardan no pocas similitudes el concepto de héroe justiciero de muchos personajes de ficción posteriores, así como su caracterización romántica en su lucha contra el mal y en defensa de los débiles (compartida con la de los caballeros andantes) es inspiradora de la motivación de muchos héroes enmascarados o de incógnito.

Precisamente el actuar en pos de la justicia oculto de la vida civil y preferentemente en momentos determinados cuando la necesidad lo requiera (auxiliando a los indefensos, luchando contra las amenazas de los villanos) es no solo una característica de héroes forajidos como Robin Hood sino de los contemporáneos superhéroes. Por otra parte, el personaje del honrado bandido teóricamente al margen de una justicia oficial que se encuentra en realidad corrompida será a partir del personaje del mítico arquero surgido del folklore popular inglés –cuyos primeros poemas escritos sobre él datan del siglo XV- bastante común en el imaginario colectivo occidental, primero en la cultura anglosajona y después en todo el mundo; piénsese por ejemplo en Dick Turpin, salteador de caminos real del siglo XVIII del que en el siglo XIX se escribieron novelas en donde se le retrataba como un valeroso, romántico y heroico Robin Hood dieciochesco cuando en realidad fue un asesino, o en el Dr. Syn, del que hablaremos luego. El Dick Turpin literario -nacido a mediados del XIX-  y su banda de forajidos fueron además unos de  los primeros personajes heroicos de ficción que lucían antifaz para no ser reconocidos (algo propio en los bandidos reales de aquella época) rasgo muy característico de los superhéroes del siglo XX (Batman, Spider-Man, La Visión, Iron Man, Daredevil  y un sin fin).


El  mundo necesita héroes
La Pimpinela Escarlata
La imaginación de las gentes siempre ha buscado héroes y los relatos populares y la literatura dispensaron de héroes de ficción a la humanidad durante siglos. Los ejemplos en la literatura y tradición popular ya los hemos visto: en definitiva, modelos éticos y morales de comportamiento dispuestos a arriesgar su vida a favor de la justicia, el bien y el prójimo. Ya les había intachables y cuasi invencibles, a veces con aura casi divina heredera del relato mitológico de dioses y héroes de la antigüedad, especialmente de la antigua Grecia. El modelo del héroe con un poder sobrenatural (fuerza descomunal, enorme velocidad, capacidad de alterar las leyes de la naturaleza) propio de épocas paganas pronto se recuperaría en gran número de héroes de ficción surgidos a partir del siglo XIX. Las andanzas de Lancelot, Tristán u otros caballeros de Arturo no siempre eran bien vistas por el estamento eclesial por su carácter altamente fantasioso y por incluir elementos de magia pagana provenientes de la época precristiana y lo mismo pasaba con los libros de caballería españoles del siglo XVI como el Amadís. Personajes como los ya citados Robin Hood y Dick Turpin se aproximaban más a una concepción más realista del héroe y durante siglos se prefirió el héroe o aventurero mundano  a cualquier Hércules o Jasón. En ese sentido, otros héroes griegos como Ulises, desprovistos de aptitudes prodigiosos aunque viviesen aventuras fantasiosas y extraordinarias, tuvieron más aceptación durante siglos tanto entre intelectuales y estudiosos como entre el pueblo llano que los semidioses de la mitología helena clásica. Con todo, el prototipo del héroe aventurero justiciero nacido en los romances y en la literatura de caballería de la edad media pronto se fusionaría con el modelo del héroe superdotado de la mitología pagana. ¿La razón? Podría ser resumida simplemente como un anhelo de dotar a los héroes de características omnipotentes y casi divinas, por que ¿Quién no ha querido ser nunca un dios?           

Spring_Heeleed jack
Se dice que el primer superhéroe concebido como un personaje heroico con características extraordinarias fue el británico Spring-Heeled Jack, que en 1840 protagonizó la novela Spring-heeled Jack, the terror of London de John Thomas Haines, a la que siguieron diversos folletines de aventuras en las décadas de 1860 y 1870 que gozaron de gran éxito en el Reino Unido. Lo más significativo es que las historias de Spring-Heeled Jack estaban basadas en unos acontecimientos acaecidos entre 1837 y 1838 en diversos puntos de Inglaterra y Escocia y que dieron origen a la leyenda del personaje: una serie de personas aseguraron ver a una especie de demonio con garras y ojos en llamas que daba espectaculares saltos. El bautizado por la prensa como Spring-heeled Jack se convirtió pronto en una leyenda popular y hoy en día su existencia real es un enigma; en los folletines y novelas apareció  primero como un bandido disfrazado con una sobrenatural habilidad para el salto y después como un luchador justiciero que en realidad era un noble que poseía una guarida secreta y era capaz de inventar artilugios para desplazarse a enorme velocidad y dar enormes saltos. En resumidas cuentas, un claro antecedente de Batman y precursor del concepto de la doble identidad, totalmente extendido en el mundo de los superhéroes. Pero hasta 1903 no nacería el que puede ser considerado como el en muchos aspectos modelo del superhéroe moderno: The Scarlet Pimpernel (La Pimpinela Escarlata), creado por la Baronesa Emma Orczy, escritora y noble británica de origen húngaro quien concibió a este personaje como héroe protagonista de una obra teatral epónima convertida en novela por la propia autora en 1905. Posteriormente escribiría 10 secuelas más hasta 1940, debido al gran éxito del personaje en todo el mundo. La Pimpinela Escarlata y sus continuaciones eran unas novelas de aventuras de capa y espada ambientadas mayormente en Francia en la época de la Revolución cuyo protagonista, Sir Percy Blakeney, es un aparentemente petimetre rico inglés que bajo la misteriosa identidad de la Pimpinela Escarlata comanda una sociedad secreta formada por notables ingleses que se dedican a liberar a los condenados a muerte en la guillotina. Nadie en Inglaterra ni en Francia sabe quien es ese misterio personaje que firma sus cartas con un dibujo de una pimpinela escarlata y que con su inteligencia y habilidad para urdir planes y liberar prisioneros desafía a la justicia revolucionaria francesa. La Pimpinela tomó de Spring-heeled Jack el copiado hasta la saciedad concepto de la identidad privada del héroe justiciero misterioso, ofreciendo también por primera vez la antítesis radical entre la personalidad heroica y la personalidad cotidiana: por ejemplo, en el caso de la Pimpinela Sir Parcy en su vida privada se comporta como un artificioso, presuntuoso y snob noble del siglo XVIII para no dar ninguna pista sobre su “máscara” justiciera.


Los enmascarados en novelas de aventuras

El Zorro
El modelo del “héroe clandestino” se consolidó con la Pimpinela Escarlata al mismo tiempo que se estaba demostrando que las aventuras de este tipo de personajes en los primeros compases del siglo XX tenían un muy adecuado soporte en novelas baratas o folletines, géneros literario-editoriales muy populares que se dedicaban fundamentalmente a entretener al lector con aventuras exóticas, historias fantásticas, crónicas del oeste americano, historias de época, narraciones detectivescas y nuevos géneros como la ciencia ficción. En EEUU nacieron las “pulp fictions”, revistas o librillos de pequeño formato y con papel barato  con historias policíacas o de aventuras que hacían las delicias de miles de lectores especialmente adolescentes y jóvenes adultos. En las páginas de los pulp americanos, además de otros personajes, se crearon varios proto super héroes como El Zorro. El Zorro nació en 1919 creado por el escritor nortemericano Johnston McCulley en las páginas de la revista pulp All story-Weekly; se trataba de un espadachín y jinete enmascarado mexicano que actuaba en la California española de principios del siglo XIX defendiendo a los débiles y oprimidos de las injusticias y de los abusos de los poderosos y de las clases dirigentes corruptas. En definitiva, una enésima variación del mito de Robin Hood solo que esta vez se introducían elementos de la aventura de capa y espada (El Zorro era un consumado maestro del florete) y del Far West. El Zorro (llamado así en español en todas sus publicaciones en inglés) era la personalidad secreta del noble hispano-mexicano Don Diego de la Vega, quien en su vida fuera de su personalidad como el Zorro fingía ser un hombre cobarde, holgazán y poco amigo de las aventuras (clara inspiración para el Clark Kent de Superman). La indumentaria del personaje inspiraría a no pocos superhéroes: traje negro con capa y antifaz, para evitar que nadie supiese que el Zorro era Don Alejandro. La Z que el personaje trazaba con su espada en las ropas de sus enemigos o en otras superficies puede ser considerado como el primer símbolo super heróico, anticipándose a al S de Superman, la araña de Spider-Man, el relámpago del Capitán Marvel o la X de los X Men. McCulley escribió más relatos sobre el Zorro hasta su muerte y pronto el éxito del personaje le hizo protagonista de numerosas películas, series de televisión, cómics y seriales radiofónicos. Hoy en día este personaje sigue siendo uno de los héroes de ficción más conocidos de todos los tiempos.  No obstante, en 1915 ya había nacido en el Reino Unido un héroe justiciero similar, el Doctor Syn aka The Scarecrow (El Espantapájaros), otro bandido honrado enmascarado, creado por Russell Thorndike en una serie de novelas. Cristopher Syn es un hombre culto de la Inglaterra del siglo XVIII (concretamente el condado de Kent) al que el sentimiento de venganza le hace convertirse en un pirata y más tarde en un jinete forajido bajo el siniestro disfraz de un espantapájaros viviente, mientras que en su vida “civil” es un apacible vicario. De nuevo, el héroe enmascarado luchando por los oprimidos ante las injusticias de los poderosos. Y no habría que olvidarse que Tarzán, creado en 1912 por el escritor Edgar Rice Borroughs, con su increíble capacidad física podría ser otro antecedente de los superhéroes.                            


 El Espantapájaros


Personajes extraordinarios por el ancho mundo 

Fantômas

No solo se crearon héroes enmascarados en los primeros compases del siglo XX en el ámbito anglosajón, en Francia antes de 1930 nacieron varios personajes que anticiparon el concepto moderno de superhéroes con mayor precisión que las creaciones anglosajonas antes mencionadas. De hecho, estos primeros superhéroes galos vivían aventuras más cercanas a la ciencia ficción de entonces, género estrechamente relacionado con las modernas aventuras de estos personajes especialmente en lo tocante a explicar el origen de sus poderes extraordinarios. Fantômas, en realidad un supervillano, fue creado en 1911 por Marcel Allain y Pierre Souvestre para una serie de novelas que lograron gran éxito en todo el mundo. Fantômas es un genio del mal con no pocas características de muchos superhéroes y supervillanos posteriores del mundo del cómic, un hombre capaz de idear complicadísimos robos, macabras trampas y retorcidos planes para llevar a cabo asesinatos, un villano megalómano que además es un maestro del disfraz capaz de asumir un millar de identidades y que resulta totalmente de imposible de detener, lo que trae de cabeza a la justicia. En las ilustraciones de los primeros libros (se llegaron a publicar 32 solo entre 1911 y 1913) Fantômas aparece como un hombre vestido con frac, chistera y antifaz negro. Este personaje además fue el primer “enmascarado” literario que tuvo adaptación cinematográfica en cinco seriales rodados entre 1913 y 1914. También en 1911 nació el primer superhéroe francés, Nyctalope, creado por el escritor Jean de la Hire, un hombre que combate el crimen con sus extraños poderes en aventuras adscritas dentro del género de la ficción científica y la fantasía. Podemos considerar a Nyctalope como el primer superhéroe dentro del sentido estricto de la palabra (un héroe con poderes sobrehumanos), aunque no tuvo apenas repercusión fuera de Francia y no se puede decir que influyese en la creación de personajes como Superman, aunque si que contenía elementos claramente tomados del  Spring-heeled Jack literario quien en realidad no tenía superpoderes como Nyctalope sino gadgets y artilugios fantásticos. En Francia también nació la primera heroína enmascarada de la historia (en realidad más bien villana) y el primer héroe superdotado nacido directamente del cine, Irma Vep, la protagonista del serial Los Vampiros de Louis Feulliade. Irma Vep era una miembro destacado de la organización criminal “Los Vampiros”, planeaba la mayor parte de los golpes y los ejecutaba con suma maestría muchas veces embutida en un ceñido traje-maillot negro con capucha (en los años 10 se creó y se puso de moda ese tipo de prenda). La fascinante actriz Jeanne Roques, conocida con el sobrenombre de Musidora interpretó a la intrépida Irma Vep y convirtió a ese personaje en un icono popular francés en los años 10. El peculiar atuendo de Vep es un claro antecedente de las mallas y leotardos de los futuros superhéroes del cómic, siendo notoria inspiración además del traje de The Phantom, personaje creado en 1936 y que fue el primer héroe del cómic en lucir lo que muchos editores y periodistas llamaron con sorna “calzoncillos largos”.             


Musidora como Irma Vep


Años 30: Justicia clandestina y héroes perfectos

The Shadow
Hasta los años 30 los superhéroes no tomarían su ámbito natural, el cómic; eso fue debido a que el género de aventuras con dibujo realista no hizo su aparición en el noveno arte hasta finales de los años 20 (el cómic nació a finales del siglo XIX) y por lo tanto no hubo sitio durante mucho tiempo a este tipo de personajes heroicos en un mundo de la viñeta en donde solo se hacían historietas humorísticas con dibujo caricaturesco. Muchos dicen, y con razón, que el primer superhéroe del cómic fue Popeye, creado en 1929, pese a ser un personaje caricaturesco y al principio  con poco de héroe. Su superatribición era (y lo fue durante toda su larga vida como personaje de ficción) su descomunal fuerza obtenida por la ingestión de espinacas. Tendrían que pasar varios años hasta que surgiese el primer superhéroe de tebeo realista. Por otra parte, en 1930 en EEUU nació como personaje de serial radiofónico uno de los modelos más avanzados del superhéroe moderno que se habían hecho hasta entonces, The Shadow (La Sombra), creado por Walter B. Gibson e inspirado en personajes como Fantômas, La Sombra era un veterano de la I Guerra Mundial que decide fingir su muerte y luchar contra el crimen asumiendo varias identidades civiles para pasar desapercibido. La Sombra es capaz de volverse cuasi invisible y de hacer algo parecido a la teletransportación, ataviado con gabardina, sobrero de ala ancha, capa y una bufanda que oculta parcialmente su rostro. Casi inmediatamente, las aventuras del personaje pasaron al pulp, donde tuvieron enorme éxito y a partir de 1938 al cómic. Por su introducción del elemento claramente fantástico -que ya aparecía en Nyctalope y en algunos aspectos de Fantômas- se puede considerar a The Shadow como el primer modelo prototípico de la ficción de superhéroes como es entendida actualmente. Otro personaje norteamericano que es un claro antecedente del superhéroe moderno es otro clásico del pulp, Doc Savage. Creado en 1933 por los editores Henry Nalston y John L. Nanovic y el escritor Lester Dent, Doc Savage  era un aventurero sin poderes extraordinarios pero eso sí con una enorme fuerza, inteligencia y agilidad  gracias a que fue educado por su padre, un insigne científico, pera obtener un “humano perfecto”, con habilidades en diferentes campos como la medicina, la física, la detección, las ciencias exactas, las actividades atléticas o la música. Inspirado en personajes de la mitología antigua como Hércules o Sansón, esto de la fuerza descomunal de los superhéroes será una constante a partir de este momento y se puede considerar a Doc Savage como el antecedente de Superman y de otros héroes con superfuerza, además de ofrecer no poca inspiración a otros personajes como James Bond, ya que Doc Savage contaba con la ayuda de inventos y artilugios revolucionarios para los años 30, y a Indiana Jones. Las aventuras de Savage eran una mezcla de aventura exótica, ciencia-ficción, fantasía y género policíaco que hicieron las delicias de miles de lectores en USA y convirtieron al personaje en una celebridad. Las novelas originales de Doc Savage se publicaron entre 1933 y 1949 y fueron reeditadas con gran éxito para una nueva generación de lectores en los años 60. El personaje también tuvo su adaptación en serial radiofónico, cómic y cine. También es de justicia mencionar que en 1930 nació en Japón un personaje de ficción que puede ser considerado un protosuperhéroe, Ogon Bat.     

Doc Savage


Nacen los superhéroes de tinta china

Mientras nacían los primeros héroes de ficción superperfectos en los años 30, los héroes enmascarados seguían estando de moda en aquella época. En el campo del teatro radiofónico surgieron nuevos antecedentes del superhéroes, The Lone Ranger (El Llanero Solitario, 1933) y The Green Hornet (El Avispón Verde, 1936) el primero un cowboy ranger de Texas que decide llevar a cabo una cruzada contra el crimen por su cuenta y el segundo un justiciero free-lance envuelto en asuntos policíacos y de serie negra. Rasgo común de ambos, su máscara-antifaz, a parte de su condición de cruzados independientes contra el crimen.  Pero fue en 1934 cuando nació el primer superhéroe original de cómic, Mandrake el Mago de la pluma del gran Lee Falk, prácticamente el padre del superhéroe de tebeo. Mandrake, cuyo “poder” es la hipnosis (algo en realidad nada extraordinario), se convirtió pronto en un personaje muy popular con sus fantasiosas historietas en donde este mago con bigote, capa y chistera acompañado de su fiel ayudante africano Lothar se las veía lo mismo con gángsters que con extraterrestres o supervillanos. Y dos años más tarde, el propio Falk dio vida al que será el modelo estético del superhéroe de cómic: The Phantom (conocido en las traducciones españolas como El Hombre Enmascarado o El Fantasma). El Fantasma de los cómics de Falk y sus continuadores (sus aventuras se siguen publicando en la actualidad) es en realidad el miembro actual de una estirpe sucesoria de justicieros enmascarados que se remonta al siglo XV y cuyo fin es combatir el crimen, la delincuencia y la injusticia. La mayor parte de los villanos y del pueblo llano desconoce que ha existido una saga de Fantasmas y piensa que el justiciero es inmortal. The Phantom opera desde su base-refugio de la Cueva de la Calavera situada en una imposible jungla con elementos africanos y asiáticos y al igual que El Zorro, tiene su símbolo-señal de castigo: una calavera que se encuentra en su cinturón y su anillo (con este último marca el riostro de sus enemigos). Las historietas de El Fantasma combinan la aventura exótica y policial y están claramente influidas por El Zorro, Tarzán, Mandrake, Doc Savage, El Llanero Solitario y los seriales cinematográficos. Una novedad importante y que iba a suponer una antes y un después en la concepción de los superhéroes a partir de ese momento es la indumentaria del personaje, ya que será el primer personaje de cómic en adoptar la vestimenta elástica (entonces denominada maillot o leotardos) y adaptada al cuerpo haciendo resaltar la musculatura del héroe en cuestión. El Fantasma concretamente vestía un traje elástico (rojo o morado según que historieta) con una capucha que el cubría el cuero cabelludo, además del consabido antifaz y unas altas botas negras. Este atuendo estaba inspirado como dijimos en el que lucía la actriz francesa Musidora en el Filme Los Vampiros. La verdad es que las mallas parecían una prenda cómoda para luchar contra el crimen y moverse de aquí para allá y así lo entendieron los dibujantes y guionistas que a partir de ese momento crearon superhéroes, así como el rostro enmascarado también fue comúnmente recurrente. Por otra parte, El Fantasma continuaba además con el recurso dramático de la “doble personalidad”.


 The Phantom

Nuevos héroes de cómic enmascarados como The Clock proseguirán con la tendencia del bravo luchador contra el crimen por cuenta propia, pero con el nacimiento en 1938 de Superman, creado por jerry Siegel y Joe Schuster en las páginas de Action Comics se certifica por fin el nacimiento del superhéroe moderno: justiciero con poderes casi omnímodos (fuerza sobrehumana, vuelo, visión de rayos X, supervelocidad), personalidad civil contrapuesta a la heroica, indumentaria elástica, base secreta de operaciones, símbolo definitorio (en este caso en el traje). Superman, que lucía capa como El Zorro, The Shadow y no pocos héroes de capa y espada, no solo será el modelo en el cual se miren los siguientes superhéroes creados en el mundo de la ficción (Batman, Doll Man, Flash, Wonder Woman, Capitán Marvel, Capitán América, Los 4 Fantásticos, etc), sino que sigue siendo aún el paradigma del superhéroe por antonomasia.   

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