miércoles, mayo 16, 2012

El Aparatito Lumiere SOMBRAS TENEBROSAS (DARK SHADOWS)


  
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A estas alturas, no es nada nuevo que Tim Burton vuelva a defraudar, visto el alarmante descenso en la calidad de los últimos filmes dirigidos por el director californiano (Sweeney Todd (2007) , digna pero aburrida e impersonal y Alicia en el País de las Maravillas (2010), decepcionante pastiche de Lewis Carol en plan aventura palomitera),  pero lo peor de todo es que da la impresión que se está agarrando a clichés comerciales y su sempiterna colaboración con su muso Johnny Depp con el fin de al menos no perder taquilla y dar el pego de que sigue siendo un director friky y visualmente muy característico. Puede que estas dos últimas cosas lo siga siendo pero ya nada es como en los tiempos de Bitelchus, Eduardo Manostijeras, Ed Wood, Mars Attacks o incluso los Batman protagonizados por Michael Keaton. Empeñado en seguir adaptando historias no originales desde hace ya más de diez años, el nuevo filme de Burton, Dark Shadows, no ayudará a recuperar su credibilidad: esta artísticamente esforzada adaptación de una serie de TV de culto en EEUU emitida en formato diario entre 1967 y 1971 peca de irregular y lastrada por un flojo guión que – según parece, al igual que la serie en la que esta basada- transita sin convicción entre el humor negro, lo fantástico en su vertiente gótica, el drama y la aventura. Por si fuera poco, no ayuda mucho un Johnny Depp atado a sus habituales tics interpretativos cuando trata de dar vida a un personaje excéntrico o inquietante. En esta ocasión, Depp encarna a Barnabas Collins, un aristócrata norteamericano de finales del siglo XVIII que regresa desde la tumba en 1972 convertido en un vampiro por el hechizo de una bruja. Con maquillaje y caracterización casi carnavalescos, Depp se  esfuerza por dar credibilidad a un personaje a priori francamente interesante pero que no termina de funcionar en ningún momento y no será por el empeño de Depp, aunque a veces parece tan perdido como su propio personaje, desconcertado por el paso de una época a otra.

El tono de la historia tampoco parce claro: si bien el motor del relato es el encuentro de Collins con sus descendientes -una familia disfuncional y extravagante que habita ahora en la lujosa y tétrica mansión que una vez le perteneció, y los intentos de este por ayudar a reflotar los otrora gloriosos negocios de la familia frente a la eterna rival de los Collins, la inmortal bruja Angelique Bouchard- la paralela historia gótica de Barnabas y  su amor maldito que le convirtió en vampiro se inserta fatal en el desarrollo de la película pese que al comienzo de la misma regale unos momentos bastante logrados, y  además el tono de culebrón familiar (heredado de su fuente televisiva) no aporta prácticamente nada . Ni tan siquiera la expresionista y claramente burtoniana recreación de la imaginería tétrica deciochesca en varios momentos resulta totalmente convincente y si bastante repetitiva con respecto a otras películas del director. El reparto, eso sí, funciona bien aunque varios de los personajes no estén presentados adecuadamente: Michelle Pfeiffer, como la ambiciosa matriarca de los Collins del siglo XX esta irregular, Helena Bonham Carter como la psiquiatra borracha de los Collins esta tan cansina como siempre, y si hay que destacar a alguien esas serían Eva Green como la bella bruja reconvertida a empresaria Angelique y Bella Heathcote como Victoria, la joven nueva institutriz de los Collins, una chica con un inquietante secreto.    

Pese a que hay buenos momentos de cierta épica y diálogos divertidos e ingeniosos cuando la película trata de asentarse tímidamente en la comedia inteligente todo se echa a perder con unos instantes finales en los que el cine espectáculo trata de reivindicarse de la forma más simplona y recurriendo a un excesivo display de efectos especiales. Una pena por que un final más elaborado podía haber dignificado una película que durante buena parte resulta hasta interesante y entretenida. Un error el retratar unos comienzos de los 70 sumamente idealizados, algo que otorga momentos vistos mil veces y poco oportunos (la presencia del cantante Alice Cooper interpretándose a si mismo hace 40 años esta metida con calzador) Tim Burton ya no tiene capacidad de sorprender y esto, tratándose del que no hace mucho tiempo fuese uno de los directores norteamericanos mas originales y creativos, es una mala noticia. 

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